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La política cultural del Estado inicia una nueva fase tras el proceso de transferencias

El Ministerio de Cultura ha entrado en una nueva etapa que se caracterizará por una descentralización de una gran parte de sus servicios debido al proceso de las transferencias a las comunidades autónomas. A partir de ahora este organismo de la Administración del Estado desarrollará básicamente funciones de coordinación y ayuda en el interior y de vehículo de proyección exterior de la cultura española, según explicaciones del subsecretario de Cultura, Mario Trinidad, en un encuentro mantenido ayer con los informadores en el que hizo balance de los seis meses de gestión socialista al frente del ministerio.

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Altos cargos del Ministerio de Cultura explicaron ayer a los medios informativos lo que consideran "la labor menos espectacular y menos llamativa pero no la menos importante" del departamento: la transformación y mejora del aparato burocrático. Esta transformación se ha realizado en tres frentes: el control del personal, el control de los recursos y la resolución de las transferencias a las comunidades autónomas. Los responsables de este ministerio creen que con estas medidas la cultura de este país saldrá reforzada.A su llegada al Ministerio de Cultura los socialistas se encontraron con un estadillo de personal que daba una cifra de 9.000 personas adscritas al ministerio, contando funcionarios y no funcionarios. Sin embargo tras hacer un recuento dan como seguros 12.000 empleados. De éstos 6.901 están en Madrid y provincia. A provincias han sido ya transferidos 3.032 y quedan por transferir todavía 1.800.

En su política de personal el ministerio ha tenido que establecer el control horario de un colectivo de traba adores no acostumbrado al mismo, ha tenido que aplicar las incompatibilidades y se ha enfrentado a casos de personas que figuraban en nómina y que no acudían a sus puestos de trabajo o de personas que trabajaban y no figuraban en nómina. En la actualidad existían más de 30 personas que cobraban y no trabajaban. Esta labor de control se ha hecho más penosa por cuanto el ministerio tiene 75 cuerpos y escalas y 65 horarios. El control de la gestión financiera ha seguido parecidos caminos. Entre otras irregularidades los técnicos del ministerio han descubierto nueve cuentas corrientes en entidades financieras, que operaban al margen de los presupuestos, y que arrojaban un saldo total de 130 millones de pesetas.

Transferencias

El capítulo más importante ha sido el de las transferencias. Tras seis meses de negociaciones que han sido calificadas de muy duras por los responsables del Ministerio de Cultura se ha transferido el 67% de las partidas de los servicios centrales del ministerio. Además, estas transferencias suponen la desaparición de las direcciones provinciales del ministerio. A partir de ahora los servicios de cultura en las provincias quedarán integrados en los gobiernos civiles.Una vez realizadas las transferencias el Ministerio de Cultura podría transformarse en una secretaría de Estado o en cualquier otra fórmula que permitiera el cumplimiento de las nuevas funciones de un organismo estatal de cultura. Esta posibilidad no ha sido rechazada por algunos de los responsables de este centro. Lo que parece seguro es que el próximo otoño el ministerio cambiará de sede. Su personal y actividades pasarán a la llamada Casa de las Siete Chimeneas, situada cerca de la Gran Vía madrileña, mientras que su sede actual será ocupada por el Ministerio de Defensa.

En la nueva situación el Ministerio de Cultura se reserva, además del servicio de la cultura como deber y atribución esencial del Estado y de la comunicación cultural entre las comunidades autónomas, las competencias genéricas de realización de campañas de ámbito nacional; de proyección exterior de la cultura española y coordinación de las relaciones internacionales en materia de cultura; la convocatoria de premios nacionales y la concesión de medallas de Bellas Artes; la realización de concursos para premios, becas y ayudas de ámbito nacional; la creación y mantenimiento de infraestructuras culturales y el apoyo a entidades de ámbito nacional y a fundaciones y asociaciones culturales cuyas actividades básicas rebasen el ámbito de una comunidad autónoma.

Una de las competencias estatales en materia de cultura que mayores problemas y susceptibilidades ha causado en el transcurso de las negociaciones de transferencias ha sido la de la gestión de determinados organismos autónomos, patronatos o monumentos que por su significación trascienden la cultura autonómica. En algunos de ellos se ha llegado al acuerdo de que, aunque la titularidad es del Estado, la gestión se llevará conjuntamente por el Estado y la comunidad autónoma interesada. El ministerio mantendrá también las competencias sobre materias específicas referidas a la defensa del patromonio, bibliotecas, museos y cinematografía.

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