¿Qué sabemos de los homicidios políticos?
El autor de este artículo, coordinador general para España de la organización Amnistía Internacional, hace desde aquí un llamamiento a todos los lectores a fin de que tomen conciencia del papel que pueden desempeñar para acabar con las matanzas destinadas a efiminar ilegal y deliberadamente a las personas por razón de sus creencias. La solidaridad de la comunidad internacional es uno de los factores clave en la búsqueda de este objetivo.
Sabido es que la causa primera de todo Gobierno es la de proteger a sus ciudadanos contra la privación arbitraria de sus vidas, y que jamás y bajo ninguna circunstancia habrán de abandonar tal principio.Frecuentemente nos llegan noticias de desapariciones, torturas, muertes y hasta matanzas políticas, atribuyéndose la autoría de los hechos a grupos incontrolados o a los extremistas de izquierda o derecha, según convenga.
El informe de Amnistía Internacional Homicidios políticos perpetrados por los Gobiernos aporta gran cantidad de testimonios sobre 22 países de cuatro continentes que tan sólo tienen en común la responsabilidad de cientos de miles de crímenes en los últimos diez años.
Obsérvese que no se trata de muertes producidas por causas de guerra (no prohibidas por la legislación internacional), ni por exceso del uso de la fuerza en cumplimiento de la ley, ni como consecuenica de un proceso judicial, sino que las víctimas son personas elegidas y eliminadas ilegal y deliberadamente.
Prueba documentaImente Amnistía Internacional que las propias autoridades políticas de El Salvador, Camboya, Guatemala, Libia, Uganda y Argentina, entre otros países, han participado o amparado la eliminación de individuos o familias enteras provenientes de las diversas capas sociales Jueces, abogados, médicos, ingenieros, arquitectos, relgiosos, periodistas, militares, sindicalistas, campesinos y estudiantes muertos por sus creencias o actividades políticas reales o imputadas, a causa de su raza o religión y también por cuestiones de sexo o idioma. En El Salvador han,sido miles los asesinatos políticos alentados por el Gobierno.
En Camboya, el Jmcr Rojo, en cuatro años, desde 1975, mató a más de 300.000 personas. Idi Amin, en sus ocho años de tiranía, es responsable, junto a su Gobierno, de un número de muertes que oscila entre 100.000 y 500.000 ugandeses. El Gobierno militar argentino, tras el golpe del año 1976, hizo desaparecer a unos 6.000 ciudadanos al menos.
En Guinea, el Gobierno de Sekú Turé, entre 1969 y 1976, arrestó a 2.900 hombres y mujeres, que desaparecieron sin que hasta la fecha se haya explicado la suerte que corrieron. En Indonesia, desde octubre de 1965 a junio de 1966 murieron otras 500.000 personas por orden del Gobierno.
El relato continúa describiendo el mismo horror en Colombia, Afganistán, Libia, Namibia, Chile, República de Corea, Siria, Irán,Irak, Timor Oriental, Etiopía, Burundi, Filipinas y Chad.
Amnistía Internacional viene a demostrar con este informe el hecho falso de atribuir los homicidios a grupos incontrolados o extremistas, siendo, por el contrario, demostrable en algunos casos la complicidad directa de los Gobiernos, y en otros, la negativa a investigar los asesinatos para encubrir a asesinos bajo sus órdenes y sueldo.
También esos crímenes representan una burla descarada de los Gobiernos al principio primero que han de respetar, protegiendo la vida de sus ciudadanos; significando además una provocación a las leyes internacionales que establecen la responsabilidad de los gobernantes que violen tan sagrada norma.
Demencia de los políticos por el poder
Hay que tener en cuenta que la práctica denunciada no se concentra en una zona determinada, sino que se extiende día a día en países y territorios de diversa ideología gracias a la demencia de los políticos por el poder, que pretenden justificar en base a que grupos de la oposición cometen actos similares.
A veces, la venganza de los Gobiemos llega a arrasar una aldea entera por el hecho de encontrarse en la zona de las insurgencias, olvidándose de que el deber de un Gobierno no es el de cometer matanzas políticas ni encubrirlas, sino el de tomar las medidas legislativas, ejecutivas y judiciales necesarias para garantizar que los responsables comparezcan ante la justicia.
Acabar con estas matanzas que se llevan a cabo para eliminar ilegal y deliberadamente a las personas por razón de sus creencias requiere de la solidaridad de la comunidad internacional.
Si usted, hombre o mujer, piensa que gente normal y corriente nada puede hacer para poner fin a ésos asesinatos, está en un error.
En Amnistía Internacional, miles de voluntarios en casi todo el mundo trabajan para dar publicidad a estos hechos, que hieren la sensibilidad de las buenas conciencias, y, en un esfuerzo conjunto, conseguir salvar la vida de centenares de miles de personas que todavía están en peligro.
es coordinador general de Amnistía Internacional.
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