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Centenares de jóvenes andaluzas cruzan el Estrecho para abortar en la ciudad marroquí

La reciente muerte de una mujer malagueña, madre de cuatro hijos, al regresar de Tánger ha puesto de relieve uno de los aspectos menos comentados de la realidad andaluza: Tánger es la Londres del sur. Cada año, centenares de jóvenes andaluzas atraviesan el Estrecho para abortar en Tánger, en busca de una inversión en tiempo y dinero más baja que la que les impone el viaje a Londres, pero asumiendo riesgos mayores. Pese a que el aborto se practica en un conocido hospital de la citada ciudad marroquí, las condiciones, sin ser malas, no son las ideales. El caso de la malograda María Oliver Rodríguez, malagueña, de 33 años y madre de cuatro hijos, lo ha puesto dolorosamente al descubierto.

Un teléfono de Tánger circula de boca en boca entre las chicas desesperadas que no se atreven o no se encuentran en condiciones de asumir su maternidad. En realidad, se trata de la mejor de las soluciones posibles para las mujeres de cortos medios económicos que se ven abocadas a abortar y que habitan en el sur de España. El precio es el mismo que en Londres, pero el viaje es más corto, más rápido e incomparablemente más barato.

Antes de que lo de Tánger entrara en marcha, los recursos para la interrupción del embarazo entre las clases económicas eran realmente desesperados. En toda la franja de la costa del Sol, el perejil ha sido hasta no hace mucho tiempo el abortivo por excelencia.

Tánger

Frente a ello, Tánger se presenta como la alternativa más válida para toda la zona sur de España.Un teléfono corre de boca en boca, y una llamada entre 10 y 12 de la noche basta para obtener una cita en un conocido hospital en el plazo de una semana. No se ponen muchas trabas en cuanto a tiempo de gestación. El precio varía, según el tiempo de gestación, entre los 1.100 y los 1.300 dirhams, lo que lo sitúa en torno a las 35.000 pesetas al cambio. La cantidad no difiere sensiblemente de la de Londres, pero la inversión de tiempo y dinero en el viaje sí. Desde Algeciras se puede tomar un barco, que en dos horas y media te coloca en Tánger por 1.500 pesetas. La operación se practica en condiciones aceptables, aunque no con el grado de fiabilidad de Londres, y el retorno se hace generalmente de forma inmediata.

La inmensa mayoría de las mujeres que acuden a este centro llegan a Tánger en el primer barco de la mañana, acuden al centro sanitario, pasan la intervención entre mediodía y las dos de la tarde y, recién operadas, regresan rápidamente en el barco de las tres de la tarde. No tienen necesidad de faltar de casa más que una noche en todo caso, lo que es más fácil de justificar.

Obviamente, un viaje de dos horas y media en barco a través del Estrecho no es el mejor medio para reponerse de una intervención para abortar; pero el sistema es, en opinión de muchas personas que conocen de cerca el asunto, el menos malo de los que existen a mano para aquellas mujeres que carecen de tiempo y medios para acudir a Londres.

"El aborto es siempre una solución mala", comentó a EL PAÍS una asistente social de uno de los centros de planificación familiar de Andalucía. "Pero cuando nos viene una chica que está decidida a hacerlo tenemos que guiarla hacia el mejor de los lugares a los que tiene acceso. Y, desgraciadamente, para chicas del sur con poco dinero es Tánger. Y digo desgraciadamente porque las condiciones no son ideales, pero no hay otro mejor. Negar esta posibilidad es, en muchos casos, impulsarla a que haga algo mucho más negativo".

Un suplente

En realidad, el médico que practica las intervenciones es considerado sumamente fiable. Diariamente, hace frente a un número entre seis u ocho clientes, en un buen quirófano y asistido por personal cualificado. Cuando una paciente desea pasar más tiempo, puede hacerlo por el mismo precio, aunque pocas lo hacen por el miedo a que al faltar mucho tiempo de casa las descubran. Por otra parte, existe la pega de que no hay revisiones posteriores.Según pudo saber EL PAÍS, en el caso de María Oliver Rodríguez no fue el doctor que habitualmente interviene quien practicó la operación, sino un suplente. El exceso de trabajo hace que no pueda hacer frente permanentemente a ello, y cada 15 días es reemplazado durante dos o tres por un colega llegado de París. Al parecer, en esta ocasión falló el suplente y fue el suplente del suplente quien practicó la operación.

María Oliver Rodríguez fue enterrada sin autopsia. El canciller de España en Tánger manifestó desconocer la existencia de este continuo trasiego de mujeres españolas a Tánger para abortar, y, asimismo, alegó que ignoraba la causa de la muerte de María Oliver.

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