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El problema del campo andaluz

Cinco DíasEn Andalucía no se ha producido un milagro. El desalojo por la Guardia Civil de los campesinos del Sindicato Obrero del Campo (SOC), que ocupaban una finca expropida a Rumasa, se ha desarrollado apaciblemente. Y eso no es un milagro; eso es una adecuación sociológica. La diferencia esencial que ha existido entre un guardia civil y un campesino andaluz en paro ha sido que el primero, por fortuna, disfruta de un sueldo. Pero uno y otro eran, y son, cetrinos y pobres. De ahí que el milagro histórico y social haya sido el enfrentamiento, en épocas no tan lejanas, entre el campesino y el guardia.Hay antecedentes en Andalucía que siembran temores sobre la posibilidad de chispazos violentos en zonas de hambre física. Y aunque nunca deban ser desechados esos temores, existen indicios racionales de que los problemas andaluces van a ser solucionados racionalmente. La esperanza, sin embargo, es más impaciente en Andalucía, o en determinados lugares de Andalucía, que en otros territorios más desarrollados. De ahí que sea urgente una decisión sobre el destino del campo expropiado a Rumasa.

En otro orden de cosas, según gustan de precisar nuestros políticos, debe añadirse que Fraga irá a Londres, el próximo día 24, para organizar, perfeccionar o complementar la Internacional Conservadora. A la sombra de la señora Thatcher la Unión Demócrata Internacional (IDU) se constituirá a sí misma. Van a ir, como es lógico, todos los conservadores relevantes, desde Helmut Kohl hasta Chirac; desde George Bush, vicepresidente norteamericano, hasta Manuel Fraga, líder de la oposición española. Fraga obtendrá así un respaldo occidental para introducirse en el esquema democrático de los conservadores estampillados del planeta, lo cual es bueno.

16 de junio

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