España se vería forzada por la CEE a disminuir su producción de frutas hortalizas
Los comisarios europeos deberían decidir hoy que línea tomar respecto al documento sobre la agricultura española. Sus jefes de gabinete despejaron el camino para un compromiso entre la línea Dalsager -aislar un 58% de la agricultura española de la integración durante una primera etapa de tres o cuatro años- y la línea Natali, que aísla únicamente el sector de frutas y hortalizas, integrando los productos continentales. Sin embargo, ambas líneas coinciden en que el paso de esta primera etapa al período propiamente transitorio no es automático, por lo que puede alargarse, si así. lo decide mayoritariamente el Consejo de Ministros de la CEE, mediante el informe anual de la Comisión Europea. A todo esto, durante esta primera etapa, España tendrá que ir acercando sus precios y regímenes de ayudas a los de la CEE, pero a cargo del presupuesto español y no del comunitario.Este es el precio que parece haber pagado la Comisión -con un fuerte empuje de París, a pesar de que Francia niegue favorecer el sistema de etapas- para que los agricultores del Midi francés puedan llegar a tragarse la píldora del ingreso de España en la Comunidad. En efecto, según indicaron fuentes comunitarias, el borrador de documento agrícola prevé una primera etapa de aislamiento de tres o cuatro años, prorrogables otros dos años. Se trata de dar seis años a España para que establezca una organización de productores de cara al mercado interior (las del mercado exterior existen ya). La Comisión establecería anualmente un informe sobre el progreso de esta adaptación interna española, y serían los ministros de la CEE los que tendrían. que decidir el paso de la primera etapa a la siguiente. En resumen , si España se adapta, toda su agricultura -salvo el aceite de oliva- puede quedar integrada en siete años. Si no se adapta, serían 12 años, o incluso más, pues no está nada claro el sistema de paso de una etapa a la siguiente. El borrador, indicaron estas fuentes, lo supedita incluso a la evolución de la situación de estos sectores en el resto de la CEE.
Y, ya desde un principio, España tendría que ir adaptándose a las disciplinas agrícolas comunitarias. Así, una parte no despreciable de la producción española que no cumple de calibre o de calidad de la CEE iría desapareciendo. Es una forma indirecta de disminuir la producción española, al menos en el sector de las frutas y hortalizas, que en España irían además subiendo de precio, en detrimento del consumidor. En cuanto a las ayudas a la producción, éstas irían acercándose a las de la CEE, pero a cargo del presupuesto español. Para el mercado del aceite, sería aún peor: 10 años de etapa, durante los que España se iría acercando al régimen comunitario por sí sola, para luego no se sabe qué, pues el borrador no se pronuncia en este caso.
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