"España debería desempeñar un papel positivo en la búsqueda de la paz"
Organizado por la Fundación Socialdemócrata Friedrich Ebert, se celebró en Bonn un simposio de dos días sobre el tema Cuba en los años 80, con participación de políticos cubanos y norteamericanos El viceministro cubano de Relaciones Exteriores, Ricardo Alarcón, que desciende de una familia de andaluces, participó en las discusiones en la capital de la República Federal de Alemania y concedió a EL PAIS una entrevista. El viceministro cubano declaró, con relación a la crisis centroamericana, que "España debería desempeñar un papel positivo en la búsqueda de la paz".
Pregunta. El simposio produjo la impresión de que entre Cuba y Estados Unidos sólo es posible un diálogo de sordos. ¿Están las relaciones entre estos dos países en un callejón sin salida?Respuesta. Estados Unidos no está en disposición de dialogar con Cuba sobre la base de respetar la soberanía cubana sobre una base de igualdad. No puede haber diálogo si no hay disposición por ambas partes. Lo primero que hay que aceptar es la existencia de un interlocutor y su derecho a ser tratado igual que usted. Estados Unidos mantiene una posición agresiva, contra Cuba, una política de hostilidad y bloqueo. Sobre esa base no es posible, evidentemente, dialogar.
P. En uno de los coloquios se habló de una finlandización de Cuba, que usted rechazó "por motivos climáticos". ¿Cuáles son los motivos ideológicos para rechazar un plan así?
R. Yo dije también que es inconcebible en Derecho internacional, que una gran potencia tenga derecho a determinar el tipo de régimen de otro país por pequeño que sea. Cuba podrá desear la mexicanización de Estados Unidos, y sería una cosa grandiosa para Cuba tener como vecino a México por el Oeste y también por el Norte. ¿Con qué base o qué derecho puede proponerse a otro país que modifique su política para que resulte aceptable a Estados Unidos? Esto no tiene base jurídica.
P. En este país se habla de la cubanización de la RFA. Con el estacionamiento de los nuevos cohetes de alcance medio, ¿es posible que se responda al estacionamiento de los euromisiles con el estacionamiento de los SS-20 en Cuba?
R. La respuesta sería que hay que alcanzar un acuerdo de limitación de armamento y avanzar en dirección al desarme. El mundo no puede postergar esto por más tiempo. Para Europa y los países más directamente involucrados en la llamada confrontación Este Oeste es obvia la importancia de resolver de raíz este problema. Para el resto del mundo, mientras continúe la carrera armamentista y gastándose los volúmenes increibles que se malgastan, son recursos que se niegan a los países del Tercer Mundo. La perspectiva es la amenaza de destrucción y la de perpetuar una situación sin salida en materia económica y social. La acumulación de estos factores puede ser catastrófica para la humanidad.
P. Hay serias dudas sobre la política exterior de Cuba como país no alineado. ¿Hasta qué punto llega el no alineamiento de Cuba?
R. Hasta el punto de haber sido el más reciente presidente del movimiento y haber entregado la presidencia a la India el pasado mes de marzo y haber realizado una conferencia, que se caracterizó por el espíritu de unidad de ese movimiento. En esa conferencia, voces autorizadas de jefes de Estado de países del movimiento expresaron una valoración del papel de Cuba dentro del movimiento que no tiene nada que ver con las especulaciones que se tejen por fuera. Voces que van desde el presidente Hosni Mubarak, de Egipto, al de Bangladesh, el de Zaire, o de Omar Bongo, o el de Gabón, que son personalidades bien conocidas y no con inclinaciones ideológicas similares a las cubanas. Los norteamericanos habían de confrontación dentro del movimiento de los no alineados, y usted va a asistir a las reuniones y le cuesta trabajo encontrar la correspondencia con la realidad de esas afirmaciones.
P. La invasión soviética en Afganistán fue condenada por muchos países neutrales. ¿Cuál es la postura de Cuba en este punto?
R. La misma que la del movimiento, que no la ha condenado.
P. La Conferencia de Países Islámicos sí la condenó.
R. Nosotros no somos islámicos. Los no alineados han expresado su preocupación ante esos problemas y tratado de buscar soluciones políticas. El presidente del movimiento, Cuba, autorizado por los países no alineados, trató de resolver esos problemas. Se hicieron algunas gestiones con Afganistán, Pakistán, Irán y los países involucrados, pero nuestra posición no ha tenido contradicción alguna con las posiciones del movimiento de países no alineados. Ni en ese punto ni en otro de importancia.
P. ¿Cómo se puede mantener una política exterior autónoma y no alineada con la dependencia que Cuba tiene de la Unión Soviética?
R. La llamada dependencia. de Cuba respecto a la Unión Soviética. Algunos hablan de un supuesto subsidio, como si la economía cubana estuviese subvencionada por la Unión Soviética. El llamado subsidio no es otra cosa que los precios preferenciales que recibimos por nuestro azúcar y los precios especiales que les pagamos a ellos por el petróleo. Esto no es nada más que una demanda de los países del Tercer Mundo, que llevan ya más de una década insistiendo en las Naciones Unidas para conseguir una indexación de los productos. Es la única forma de poner fin al intercambio desigual entre países. La supuesta dependencia de Cuba respecto a la Unión Soviética es una relación de intercambio, que no sólo no contradice los principios de no alineación, sino que constituye una de las demandas más sentidas.
P. Después de 25 años de revolución, sin la ayuda directa que presta la Unión Soviética, ¿podría sostenerse la revolución cubana?
R. No. Después de 25 años de revolución y 25 años de bloqueo, de agresiones, de hostigamiento, de sabotajes, indudablemente Cuba se mantiene, entre otras cosas, es un factor fundamental, por la asistencia soviética, pero si usted me menciona un país subdesarrolado que no reciba asistencia exterior y haya alcanzado algunos de los logros conseguidos por Cuba en materia económica, social y educativa...
P. También se dice que Cuba actúa de forma moderadora sobre el Gobierno sandinista de Nicaragua para evitar que se repita la situación de Cuba en un momento en que la Unión Soviética no podría sostener económicamente a Nicaragua...
R. Eso lo dice alguna gente que se dedica a especular partiendo de un prejuicio. Da la impresión de que en ciertos círculos de los países desarrollados occidentales cuesta trabajo percatarse de que las relaciones en el Tercer Mundo tienen un carácter diferente. Las relaciones entre nuestros países no son de hegemonía y subordinación. Nosotros no ejercemos esa función en Nicaragua, ni con ningún otro país. No tratamos de presionar ni persuadir a nadie para que haga cosas que son de su exclusiva competencia.
P. Cuba explica la presencia de sus tropas en Angola y Etiopía por la petición de ayuda ante una invasión exterior. Con arreglo a esta lógica, ¿si el Gobierno sandinista pide ayuda ante una invasión en Nicaragua, Cuba tendría que intervenir?
R. No respondemos ante situaciones hipotéticas. Habría que ver las circunstancias si tal cosa se produjera. Sí le Puedo decir que no lo han solicitado. Además, los nicaragüenses saben pelear. Se lo enseñaron los Somoza y los yanquies desde hace medio siglo, y se lo están enseñando ahora las bandas somocistas. Están atacando e invadiendo desde el territorio hondureño; pero tantas veces como cruzan la frontera desde Honduras a Nicaragua lo tienen que hacer en el sentido inverso. La fuerza del pueblo armado de Nicaragua está demostrando que es muy poderosa y que ellos están en condiciones de rechazar a los agresores.
P. ¿Cuál es la propuesta cubana para una solución del problema de América Central?
R. Hay varios problemas y deben resolverse cada uno en su contexto. Hay un problema fundamental entre Nicaragua y un país que no es centroamericano, pero que es el convidado de piedra en todos ellos, Estados Unidos. Evidentemente, se impone la necesidad de un diálogo entre esos dos países que permita que Nicaragua pueda convivir en paz y se establezca una relación normal.
Hay un conflicto entre Honduras y Nicaragua que no existiría si no fuera por Estados Unidos. Es más que evidente que, en el papel que juega Honduras como base de agresión, cuentan muy poco las autoridades hondureñas.
Hay problemas entre Costa Rica y Nicaragua que tienen menos entidad y se están discutiendo bilateralmente. Hay un problema en El Salvador que debería ser resuelto sobre la base que propusieron primero los Gobiernos de México y Francia, que sugirieron un diálogo entre el Gobierno y el movimiento guerrillero. Estas posiciones las respaldaron otros Gobiernos y otras fuerzas políticas en el mundo. Creo que es la única solución posible en El Salvador. La alternativa es continuar una guerra que ha probado la incapacidad del Ejército salvadoreño para derotar a la guerrilla y tiene el peligro de la intervención directa de Estados Unidos en ese país. Son varios los problemas a la vez con la presencia del convidado de piedra. Para resolverlos se necesita una voluntad política norteamericana diferente a la que Reagan anunció en su discurso ante el Congreso.
P. ¿Qué posibilidades existen para una mediación española o qué papel puede representar España?
R. España está jugando un papel importante y puede tener más importancia en el futuro. Yo no hablaría de mediación, sino más bien de un respaldo político y la fuerza moral que tiene el Gobierno español, por tantas razones vinculado a los países del área. Tanto el Gobierno español como el presidente, Felipe González, han mostrado preocupación e interés por los problemas del área. Además, tiene una gran audiencia en América Latina, por ser un Gobierno que cuenta con la simpatía y la amistad de los pueblos de la región, aparte de estar inserto en el esquema occidental. La voz de España debería desempeñar un papel positivo en la busca de la paz.
P. ¿Cómo están las. relaciones entre España y Cuba?
R. Muy satisfactorias. Es difícil imaginarlas mejor.
P. Del viaje de Fidel Castro a España ha dejado de hablarse.
R. Tampoco yo voy a hablar de ello ahora.
P. La Prensa española habla con frecuencia del caso de un preso español, Gutiérrez Menoyo. ¿Cuál es el problema que impide, después de tantos años, ponerle en libertad?
R. Gutiérrez Menoyo es un cubano de origen español, como casi 10 millones de cubanos, que está cumpliendo una condena, no porque sus abuelos fuesen españoles, sino porque invadió el país con un grupo armado y con fines que en cualquier otro país son sancionados. Cuba no es el único país del mundo donde hay personas detenidas, juzgadas y sancionadas por delitos de terrorismo.
P. Estos días se informó de que cinco personas fueron condenadas a muerte en Cuba por querer fundar un sindicato independiente.
R. He oído que algunos órganos de Prensa publicaron tal cosa y es lamentable, porque todo periodista honesto debe informarse de la verdad. En este caso son cinco personas que no fueron condenadas a muerte, que no eran sindicalistas...
P. ¿Quiere usted decir que no fueron ejecutadas?
R. No, no fueron condenadas a muerte, no eran sindicalistas, porque cuatro de ellos no trabajaban y éste es el requisito para ser sindicalista, y el quinto era un propietario rural. Ha habido una sentencia, pero nunca fueron condenados a muerte, sino a la sanción por delitos, que no son sindicalistas, se trataba de elementos lumpen.
P. En el simposio de Bonn los norteamericanos acusaron a Cuba de fomentar el tráfico de droga hacia Estados Unidos. ¿Qué responde usted a esa acusación?
R. El calibre intelectual de las personas capaces de hacer esta acusación me hace pensar, lo mismo que otros razonamientos de portavoces norteamericanos, si eso que dicen no tiene que ver con la droga, que sí es un problema real que existe en Estados Unidos.
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