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La ambigua e irritante guerra de las cifras

Aunque el estancamiento sea la imagen aparente de las conversaciones de Ginebra, sólo la negociación puede evitar que la Alianza Atlántica despliegue sus euromisiles

Andrés Ortega

Cuando el martes se reanuden en Ginebra las negociaciones sobre los euromisiles entre Estados Unidos y la Unión Soviética, los norteamericanos presentarán un borrador de acuerdo formal, sin cifras, basado en la "opción interina" planteada en marzo. En medios atlánticos, no se espera ningún avance significativo antes de finales de año o principios de 1984. Para entonces, el despliegue atlántico sería ya un una operación en marcha. Ante todo, se trata el martes de intentar disipar las ambigüedades que han caracterizado las semanas de descanso oficial, que no real, en las negociaciones. El jefe de la delegación estadounidense, Paul Nitze, acudirá el viernes a Bruselas para consultar a los aliados de la OTAN. Estas últimas semanas han visto llegar, a través de la plaza pública, supuestas ofertas por ambas partes que poco vienen a añadir de nuevo en lo que"un diplomático occidental ha caracterizado como "la Crisis de Cuba al revés".En diciembre de 1979, tras largos debates y a instancia europea, la OTAN tomó la llamada "doble decisión" de desplegar a partir de diciembre de 1983 en cinco paises -RFA, Reino Unido, Italia, Bélgica y Paises Bajos- 108 Pershing II y 464 misiles Tomahawk de crucero, todos ellos norteamericanos, y al tiempo comenzar a negociar con la URS S para evitar este despliegue. Frente a ellos, los SS-20, -4 y -5 soviéticos, que no son la única razón para la decisión atlántica.

Las negociaciones se abrieron en noviembre de 1981 con dos puntos de partida. EE UU proponía la "opción cero" para eliminar todos los misiles nucleares terrestres de alcance medio (INF) de Europa y del Oriente. La URSS por su parte, expuso en febrero de 1982 un limite de 300 misiles y bombarderos nucleares para cada parte, incluidos los franceses y británicos. En sus paseos por los bosques helvéticos, los negociaciones llegaron en el verano de 1982 a un acuerdo de principio que fué posteriormente rechazado y que comprendía el no despliegue de los precisos y rapidos Pershing II. EE UU no parece ya interesado en abandonar el despliegue de este tipo de misil fijo, de menor supervivencia en tierra pero mayor en vuelo que los de crucero. EEUU, interesado más que sus aliados en el punto de vista militar busca una "mezcla" de ambos sistemas. Y en cualquier caso, si los Pershing II preocupan más a la URS S que los Tomahawk, Moscú no parecer haberse aún resignado a aceptar publicamente el despliegue de ningún euromisil atlántico.

Tras grandes presiones por parte europea en la OTAN, EE UU llegó en marzo con su "opción interina" consistente en llegar a un número igual de cabezas nucleares en los misiles de cada parte. La URSS empezaría a desmantelar sus sistemas y la OTAN a desplegar los suyos hasta un nivel igual. Ni siquiera en la OTAN se cree en la posibilidad de que esta opción salga adelante. El escepticismo es creciente a medida que, en otras cosas, se simplifica sobremanera la postura norteamericana. El plan "interino" original norteamericano, según The Washington Post, consistía en un límite fijado en 100 misiles o 300 cabezas. Fué el Canciller aleman Helmut Kohl el que insistió en que la propuesta no llevara cifras precisas. Dada su posición geográfica, la RFA está interesada en estos misiles que en su opinión refuerzan no solo la disuasión nuclear de una guerra, sinó la restauración de dicha disuasión en caso de conflicto armado. Alois Mertes, subsecretario de Asuntos Exteriores en Bonn recordó recientemente que son armas fundamentalmente politicas, piudiendo una "repolitización" del debate sobre los euromisiles.

El fondo del debate no ha cambiado

En cuatro rondas, se han dado pasos adelante y atrás, para no avanzar ni un ápice. La OTAN rechaza el incluir los misiles británicos y franceses en la negociación, ya que son sistemas nacionales y no atlánticos, considerando que se trata de una maniobra soviética para desviar la atención del verda dero problema. Algunas fuente no descartan, sin embargo, la posibilidad de que la Unión Soviética esté preocupada, no tanto por los imperfectos sistemas actuales de estos dos paises, sino por los que despuntan en el horizonte del futuro.

Estos ultimos días, el lider so viético Yuri Andropov, en declara ciones indirectas, que hábilmente va desvelando sus ofertas con cuentagotas, al menos de cara al público, vino a admitir las cabezas -y no los misiles- como unidad de cuenta de la negociación. (Los euromisiles de la OTAN tienen una cabeza cada uno, frente a las tre de los SS-20). Para los expertos no ha cambiado la natureleza del debate. La verdadera novedad es que la oferta venía de Andropov, y no del difunto Breznev. Lo que Andropov hace no es sinó volver a las propuestas de febrero de 1982 Es más, el martes, en curiosas declaraciones a "organizaciones públicas finlandesas", Andropov pre cisaba su "nueva" oferta, que in cluía los "medios aereotransportados desplegados en Europa": 162 misiles (es decir, para la OTAN los ya existentes británicos y franceses) y 138 bombarderos nucleares para cada parte. La vuelta había sido completada.

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Aunque antes estuviera dis puesto a ello, EE UU, indicaron fuentes próximas a la OTAN, no quiere ahora mezclar en las negociaciones misiles y bombarderos, considerando que hay que solucionar el problema de las INF antes de abordar otros. Es más, en cuestión de bombarderos, la URSS goza de marcada superioridad. Se plantea la cuestión adicional de que estos aviones pueden a menudo servir tanto para cargas nucleares como convencionales. A estas alturas, se complica la negociación.

Bajo un agudo discurso, la arimética andropoviana llega a un resultado inaceptable para la OTAN: la URSS conservaría 161 SS-20, es decir más de los que tenía cuando comenzaron las negociaciones, y ningún euromisil para la OTAN. Los medios atlanticos creeen que si el despliegue de los euromisiles de la OTAN comienza en diciembre de este año como está previsto -el programa de despliegue es a cinco años vista y comenzaría con nueve pershing II en la RFA y 32 Tornahawk en Italia y Gran Bretaña- la URSS abandonará la mesa de negociaciones, tomando quizás alguna represalia. Pero volverá a ne gociar sobre los euromisiles, quizás en el marcpo START (Conversaciones para la Reducción de Armas Estratégicas que se desarrollan paralelamente en Ginebra). "La URSS está interesada en los marcos establecidos", comentó una fuente atlántica. Otra añadió que el ligar las INF y las START será quizás una salida inevitable, que, dicho sea de paso, se contemplaba en la doble decisión de 1979.

Los discursos simplistas de Reagan

En la OTAN se consideran mínimas las posibilidades de llegar a un acuerdo antes de fin de año. El despliegue, según algunos observadores, no está puesto en tela juicio. Ambas partes parecen prepararse a qué hacer despues de que haya comenzado el despliegue en la OTAN. No se esperan grandes cambios de actitud con las elecciones en el Reino Unido y en Italia, pero la duda de las urnas siempre plantea incertidumbres, especialmente en un debate Este-Oeste que se lleva ante el público. Algunas fuentes próximas a la OTAN comentan que las elecciones en la RFA, "las perdieron los soviéticos". Aunque ahora parece que estas elecciones no resolvieron el problema de los euromisiles, la OTAN se siente más segura ante las manifestaciones. "Los manifestantes no mandan, lo vimos el año pasado", señaló una fuente diplomática. Todo es aún posible. Si Bélgica se ha acercado más a aceptar el despliegue es una excepción en el caso de los Paises Bajos, que no se han movido un ápice.

Los Paises Bajos intentan ahora, según fuentes dignas de crédito, proponer una reducción de 48 euromisiles en cada uno de los cinco paises. Es decir, intentar torear la situación para evitar verse confrontados con la inmediación de un despliegue en Holanda, que en cualquier caso no está previsto hasta principios de 1985.

Es patente la irritación en medios atlánticos europeos por la gestión que EE UU está haciendo de esta "crisis de Cuba al revés". Los discursos simplistas del presidente Ronald Reagan son escuchados con aire atónito, y se esperan propuestas algo más realistas y complejas en Ginebra. Si un diplomático europeo comenta que "las INF no cambian la pauta básica de las relaciones Este-Oeste", es asimismo obvio que la OTAN no puede ceder en Ginebra. Estallaría. Independientemente de que sean útiles o no, los euromisiles se han convertido, especialmente para EEUU, en el test de fortaleza y solidaridad de la OTAN. Ni siquiera España ha escapado a esta presión. 1983 es el año de los euromisiles pero también es el año de una profunda crisis, en gran medida autofabricada, en la Alianza Atlántica.(FIN).

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