Mercé Rodoreda cedió los derechos sobre su obra al Institut d'Estudis Catalans
Los albaceas testamentarios de la escritora Mercé Rodoreda dieron a conocer ayer a los directivos del Institut d'Estudis Catalans el contenido de la cláusula de las últimas voluntades de la desaparecida novelista, por la que se cede los derechos sobre la obra escrita a la más alta institución científica catalana. El hijo de la novelista, Jordi Gurguí, es el otro beneficiario de la última voluntad de la escritora y recibe el resto de sus bienes.
El testamento, según han informado a este diario distintas fuentes, data de 1975, y fue leído a sus familiares mediados de la semana pasada, sin que hasta ayer se diera conocimiento de él de una manera oficial y pública ni al propio Institut. La comunicación oficial a la mencionada institución se ha retrasado debido a la necesidad de contar con una copia autentificada del testamento.Por el momento no se conocen todavía las condiciones y la forma en que fue redactada la citada cláusula testamentaria. El hecho de que el testamento sea de 1975 explica el que Mercé Rodoreda no haga ningún tipo de mención a la obra no publicada y que la escritora ha dejado, al parecer, inconclusa.
Interés más allá de lo literario
Se trata de tres obras de teatro, dos posibles libros autobiográficos -uno sobre su infancia y otro en torno a su estancia en París- y una novela que recoge como centros de interés temático la muerte y la primavera.
La obra de la escritora catalana ha desatado un interés, después del fallecimiento de Mercé Rodoreda, que va más allá del estrictamente literario. Una revista de la llamada prensa del corazón ha publicado, hace pocos días, un artículo en el que se describen detalles de la vida íntima de Mercé Rodoreda y, concretamente, de las circunstancias de su prematuro matrimonio y de su azarosa y dramática juventud. La escritora había mantenido un auténtico muro de silencio en torno a su vida personal, y se había negado reiteradamente, en cuantas entrevistas se le realizaron, a entrar en temas de tipo íntimo.
La escritora falleció en Gerona el 13 del pasado mes de abril. Mercé Rodoreda vivía en una casa de Romanyá de la Selva desde 1972. Alejada de su familia y con escasas amistades, su vida estaba dominada por una minuciosa tarea literaria y por el apacible entretenimiento de cuidar su jardín. Recientemente, había terminado una serie de obras de acondicionamiento de su piso barcelonés de la calle Balmes, donde pensaba residir en invierno, huyendo de la incomodidad climática.
Babelia
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