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El paro y la politización del empleo comunitario condicionan la vida municipal de Andalucía

El control del urbanismo anárquico, sobre todo en las zonas de gran afluencia turística, ha sido una de las tareas principales de muchos ayuntamientos andaluces, mientras los municipios rurales se han visto agobiados por la situación de paro y la canalización de los fondos del empleo comunitario, lo cual se ha prestado a la politización de esta actividad. A ello hay que sumar un dato positivo, la animación de la cultura andaluza desde los municipios.

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Como no podía ser menos, el empleo comunitario, sobre el que gravita la vida económica de muchos núcleos rurales varios meses al año, ha sido utilizado políticamente con generosidad por los distintos partidos. Desde los oportunos aumentos de las subvenciones en vísperas electorales por parte de UCD, hasta las movilizaciones, vía sindicato, promovidas por la izquierda en los momentos convenientes, ha habido un amplio capítulo de politización de los fondos comunitarios.Hay que destacar, por otra parte, la escasa capacidad gestora de la mayor parte de los ayuntamientos, que ha impedido en la práctica la utilización más racional de los fondos sobre la base de la elaboración de proyectos de obras necesarias y posibles. Esta incapacidad ha dejado un alto margen de libertad a los organismos inversores dependientes de la Administración o las diputaciones provinciales. Los ayuntamientos, en general, han hecho la vista gorda a las corruptelas y prácticas picarescas derivadas del empleo comunitario.

En este contexto, una serie de nombres propios han saltado frecuentemente a la Prensa a lo largo de estos cuatro años. Sánchez Gordillo, alcalde de Marinaleda, de la izquierda extraparlamentaria, ha sido, sin duda, el más sonado. Sus actitudes han conseguido llevar al ánimo de todos los españoles la conciencia de la gravedad de los problemas que sacuden al campo andaluz. Dos huelgas de hambre, una para reivindicar fórmulas diferentes a la del empleo comunitario, y otra para llamar la atención sobre la necesidad de agua que sufría su pueblo y los próximos fueron sus acciones más sonadas. Los problemas a que se enfrentó Sánchez Gordillo han marcado la vida municipal en muchos otros pueblos de Andalucía, donde el paro comunitario ha sido una especie de pinza. que ha frenado proyectos y ha impedido obras. Cuando el dinero se retrasaba, el ayuntamiento correspondiente lo tenía que adelantar, y eso ha impedido el funcionamiento normal.

Sevilla y el PSA

Los conflictos políticos en Andalucía se iniciaron ya con las negociaciones del pacto de izquierda. Mientras se llegaba a la solución, el PSA sufría un duro desgaste por sus reticencias para colaborar con los partidos de izquierda y su coqueteo con UCD. Y cuando llegó la solución, que no fue otra que concederle Sevilla, eso le acarreó el coste de incurrir en el anatema de centralismo sevillano.

A cambio de eso, el rendimiento que el PSA le ha sacado a Sevilla no ha sido brillante. Luis Uruñuela ha sido, en el mejor de los casos, un buen alcalde, al que quizá le ha faltado equipo de confianza, que ha gobernado la ciudad con las principales concejalías en manos de socialistas o comunistas, y que ha tenido que apoyarse en UCD en alguna ocasión, como pudo ser la. aprobación del polígono Aeropuerto. A pesar de todo, Sevilla ha dado cierta impresión de estar gobernada, y en los dos últimos años parece haberse. hecho algo más para remediar lo que podría haberse constituido a estas alturas del año en un problema de magnitud gigantesca: el agua. En 1981 hubo restricciones desde febrero en la ciudad y, sin embargo, este año aún no las hay, pese a que la escasez de lluvias se ha mantenido. Respecto a las obras del Metro, sin embargo, el ayuntamiento ha dado la sensación de estar desconcertado. En Sevilla poca gente está aún convencida de sí el Metro sirve o no, de si su coste es desproporcionado o de si puede o no provocar daños irreparables en edificios valiosos. En cualquier caso, Luis Uruñuela no se presenta a estas elecciones, lo que parece confirmar que el PSA no le ha sacado el rendimiento esperado a esta alcaldía.

Por otra parte, al PSA se le concede el haber ejercido un papel dinamizador de la cultura popular, bien apoyado por el PSOE en este sentido. En algún caso ha habido iniciativas polémicas, como el estreno de Carmen en La Mestranza, iniciativa de un concejal de Cultura sevillano, Ortiz Nuevo, del PSA, y que supuso un déficit de 17 millones. Pero es indiscutible que en toda Andalucía la vida cultural de las ciudades se ha animado. Caso especial es el de Granada, donde el ayuntamiento, gracias especialmente a la gestión de la concejala socialista Mariló García, ha conseguido dar una vida extraordinaria al centro cultural Manuel de Falla, cuya actividad es continua.

Granada ha sido, por otra parte, un ayuntamiento marcado por el conflicto del hipermercado, que concluyó con la salida áel PSA del ayuntamiento. El hipermercado, cuya construcción se inició sin licencia municipal y en terreno rústico no urbanízable, contaba, no obstante, con el apoyo del PSA, porque quien lo llevaba a cabo era una cooperativa. La oposición del PSOE y PCA generó un serio problema. El PSA granadino intentó entonces recuperar la alcaldía, pero no tuvo el apoyo del partido y sus concejales dimitieron en pleno.

Conflictos políticos

Conflictos los ha habido en muchos sitios. Destaca, de forma especial, el más reciente de todos, ocurrido en Salobreña y Almuñécar, donde el sector crítico del PSOE granadino se vio envuelto en infracciones urbanísticas poco después de conseguir el dominio en el partido. Aunque sus hombres quisieron desviar el problema y convertirlo en una conjura contra el espíritu de Santa Fe, que había llevado al poder a los críticos, las imputaciones eran incontestables y provocaron expulsiones.

Mayor trascendencia tuvo lo sucedido en Andújar, donde la irresistible presión de uno de los últimos hombres de la lista del PSOE, bien apoyado por los mandos del partido en Jaén, hizo saltar, sucesivamente, a dos alcaldes de su propio partido. El segundo de ellos, Miguel Ángel Bellido, expulsado del PSOE nada menos que por no querer dimitir de su puesto de alcalde, recurrió a la Audiencia Territorial y al Tribunal Supremo, sin resultado en ninguno de los dos casos. Su abogado, el granadino Antonio García Tastet, le

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convenció de que el Tribunal Constitucional podía ampararle. Así lo hizo y arrancó una sentencia histórica a finales del pasado mes de febrero, que le repuso en el puesto de concejal. Bellido se presenta ahora como cabeza de lista por el PSA, partido a cuyo seno se acogió tras su expulsión del PSOE.Conflictos también los ha habido en Córdoba capital, cuyo alcalde comunista, Julio Anguita, organizó un notable revuelo con su pretensión de ceder a la comunidad musulmana cordobesa el monasterio de Santa Clara, antigua mezquita de Abu-Outman, para que fuera restablecida en su primitivo uso. UCD, hasta entonces en una tarea de oposición constructiva, se enfrentó a la idea, alentada por el obispo. Pero más importancia tuvo el enfrentamiento del propio alcalde con los otros dos partidos de la izquierda, PSOE y PSA, por la contratación de pólizas de crédito para la compra del edificio Provianco. La compra la hizo sin autorización del pleno, y eso provocó que le retiraran el apoyo y que el pacto se rompiera.

En ocasiones, ayuntamientos andaluces se han enfrentado a la Administración. Un caso curioso es el de Rota, donde el alcalde socialista, Fernando Tejedor, pleiteó para conseguir que los extranjeros, es decir, los norteamericanos de la base militar, pagaran el impuesto de circulación como lo hacen todos los españoles. Finalmente lo consiguió, o al menos consiguió que el Estado pagara por ellos. Con esto, el ayuntamiento mejora sus ingresos en sesenta millones anuales.

En un pleito parecido quiere meterse el Ayuntamiento de Cádiz, que sufrió pérdidas económicas por la liberación del peaje del puente sobre la bahía. La liberación del peaje se produjo en la campaña electoral para el Parlamento andaluz, y fue una más entre una serie de medidas del mismo corte adoptadas por UCD en aquellos días, con escasos resultados, por lo que se vio después.

Mucho por hacer

Cosas por hacer quedan muchas. Huelva no ha resuelto su condición de basurero petroquímico, y sus niveles de contaminación siguen preocupando a la población. En Córdoba no se ha llevado a cabo la variante Sur, que pretendía apartar la circunvalación de la ciudad de la parte más noble de ésta y trasladarla al otro lado del Guadalquivir, y tampoco se ha conseguido resolver el problema que provoca en la ciudad la presencia del tendido ferroviario, que la estrangula y separa la zona principal de la sierra. Un problema parecido queda pendiente también en Jaén, donde el tendido ferroviario separa la ciudad del centro Santa Catalina.

Los planes generales de ordenación urbana han sido elemento clave en las gestiones de las grandes ciudades. Málaga lo tiene completamente ultimado, incluido el período de alegaciones, y en Jaén y Cádiz se encuentra bastante avanzado, pero no se puede decir lo mismo de todas las ciudades.

Un par de decisiones inusuales pueden completar el panorama de estos cuatro años. La llegada de los cultivos extratempranos en la zona del Ejido, en Almería, enriqueció de tal forma este pueblo que le ha producido un enorme crecimiento, y así, ha pasado de ser dependiente de Salidas a convertirse en independiente, no sin problemas con aquella, que se ha quedado atrasada.

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