La IS puede aprobar una resolución sobre Nicaragua

El representante de Nicaragua en el 16º Congreso de la Internacional Socialista (IS), el comandante Bayardo Arce, coordinador de la Comisión Política de la Dirección Nacional del Frente Sandinista, desarrolló ayer inmensas gestiones -entre ellas una conversación con el presidente de la IS, Willy Brandt- con el fin de que hoy pueda ser probada una resolución específica sobre Nicaragua. La propuesta ha encontrado un ambiente positivo en las demás delegaciones.Esta resolución, según ha sido presentada por la delegación nicaragüense, condena las agresiones de que es objeto es país por arte de grupos contrarrevoluonarios y sugiere que, mientras ;esa agresión no cese, el régimen sandinista no podrá comprometerse con garantías a cumplir con las tres exigencias de la internacional socialista: economía mixta, democratización plena del país con la rápida celebración de elecciones, y una política exterir de no alineamiento. La propuesta nicaragüense incluye una solicitud para que la IS favorezca el diálogo de Nicaragua con Estados Unidos y Honduras

La principal diferencia surgida entre el grupo de países latinoamericanos es la mención a Estados Unidos en la resolución final que debe ser aprobada hoy en la jornada de clausura. El ex presidente venezolano, Carlos Andrés Pérez, defiende, al parecer en solitario, que se omita la referencia a que "las políticas de la Administración Reagan en los sectores económico-militar y político han agravado seriamente la situación, ya de sí difícil y peligrosa". El líder socialdemócrata venezolano cree que esta mención está ya implícita en el conjunto de la resolución.

Tres referencias a EE UU

En el texto actual hay tres referencias condenatorias a EE UU. Guillermo Ungo, líder de la oposición salvadoreña, habló en su intervención de ayer de la necesidad de "una activa solidaridad internacional que produzca la más amplia concertación de esfuerzos para crear condiciones favorables para el diálogo y las negociaciones". Pidió que esa solidaridad afecte también a "los sectores más lúcidos" del "pueblo norteamericano".

Un aplauso unánime iniciado por Willy Brandt interrumpió en la tarde de ayer la alocución de Ungo. La ovación no iba dirigida a las palabras del presidente del Frente Democrático Revolucionario en favor del diálogo y la negociación para acabar con la guerra en El Salvador, sino como saludo al presidente del Gobierno español, Felipe González, quien en ese momento entraba en la sala del hotel de la ciudad portuguesa de Albufeira, donde se celebra el congreso de la IS

Diálogo en el ascensor

La alocución que pronuncia hoy el presidente del Gobierno español ha despertado una enorme expectación, principalmente entre las delegaciones latinoamericanas. "¿A qué hora habla?. Mañana a las diez". Este fue el diálogo mantenido, al encontrarse en el ascensor ayer, por el expresidente socialdemócrata de Costa Rica, Daniel Oduber, y el secretario general del Partido Revolucionario Dominicano, José Francisco Peña Gómez. Se referían, desde luego, al discurso de Felipe González.

A la espera de esa alocución, delegados del grupo latinoamericano han mantenido multitud de contactos sobre los temas de Nicaragua y la crisis centroamericana.

El tema del tercer día de trabajos del congreso fue ayer seguridad, paz y desarrollo, pero como observó Walid Jumblat, líder del Partido Progresista Libanés, "una cosa es hablar de la paz en general y otra señalar con sus nombres los que, en cada región y en casa país, son los agresores".

Entre las intervenciones de la mañana, dedicadas al tema del desarme nuclear y convencional y las de la tarde, que trataron de los conflictos regionales y de la seguridad en el Tercer Mundo, hubo una diferencia nítida en el tono y en la precisión de las acusaciones.

El líder del Partido Laborista británico, Michael Foot; el del laborismo danés, Hank Jorgensen y el del Partido Socialista Italiano, Bettino Craxi, mantuvieron cuidadosamente, en sus declaraciones en favor del desarme nuclear, el equilibrio que se refleja en el proyecto de resolución final sobre el tema, llamando a "la Unión Soviética y Estados Unidos a concluir rápidamente un acuerdo provisional que consista en compromisos mutuos equilibrados sin acciones desestabilizadoras".