"El síndrome tóxico se produjo como consecuencia de un aceite adulterado", según la reunión científica internacional
El Grupo de Trabajo sobre el Síndrome por Aceite Tóxico, organizado por la OMS y reunido en Madrid a puerta cerrada durante los últimos cinco días, ha concluido que "el síndrome por aceite tóxico se produjo como consecuencia de la distribución ilegal de un aceite adulterado, puesto a la venta para el consumo humano". La OMS se ha basado, principalmente, en nueve casos-control que, según informaciones oficiosas, permanecían inéditos.
En la conferencia de Prensa mantenida ayer para informar de las conclusiones se manifestó la "ausencia total de toxicidad en las muestras de aceite, aunque no se descarta que pueda hallarse" y la "insuficiencia de datos epidemiológicos" a pesar de lo cual se afirmó como prueba de la relación entre el aceite y la enfermedad "la asociación estadística y epidemiológica establecida al principio de la intoxicación, principalmente por nueve estudios epidemiológicos en grupos familiares". La OMS recomienda su "urgente" publicación internacional. Respecto al tratamiento de los afectados se indicó que "las líneas de tratamiento están abiertas a propuestas que puedan ser aplicadas en grupos significativos de enfermos"."Mientras que el mecanismo exacto continúe sin descubrirse, no se puede asegurar que este tipo de enfermedad no vuelva a producirse, quizá en algún otro país, porque el aceite de colza y otros aceites comestibles similares son ampliamente utilizados en el mundo, y su preparación y refinamiento son sometidos a varios tratamientos físicos y químicos que pueden modificar su constitución", se dice en la conclusión general.
Las secretarias de Prensa repartieron un informe-resumen de doce folios mecanografiados en inglés del Working Group on Toxic Oil Syndrome y un folio y medio mecanografiados en castellano sobre las recomendaciones de aquel.
Cuarenta científicos, extranjeros y españoles, han participado en los trabajos y otros veinticinco ha asistido como observadores. En la mesa de la conferencia de Prensa, además de Carmen Salanueva, coordinadora general del PNST, se encontraban D. J. I. Waddington, director del servicio de Salud Ambiental de la OMS; S. Tarkowski, de la Oficina Regional de Toxicología de la OMS; R. Goulding, del Guys Hospital, del Reino Unido; A. Portera, jefe del servicio de Neurología de la residencia sanitaria 12 de Octubre; M. Serrano Ríos, jefe del departamento de Medicina Interna del centro Ramón y Cajal; L. Soldevilla, jefe del servicio de Relaciones Internacionales del PNST; J. M. Van Gindertael, de la Oficina de Información Pública de la OMS; C. Heath, coordinador de las investigaciones del síndrome tóxico en Estados Unidos; y Marío de la Mata, subdirector general de Relaciones Exteriores del Ministerio de Sanidad y Consumo.
Según la información facilitada: 1. El grupo de toxicología no encuentra cuál es el tóxico responsable, pero esto no significa que no se pueda encontrar. La experimentación en animales no siempre sirve para reproducir lo sucedido en humanos. 2. Es necesario hacer un mayor acopio de datos epidemiológicos. 3. La enfermedad se considera única en sus características clínicas. 4. Las pruebas para afirmar la relación entre el consumo de aceite y la enfermedad resultan de la evidencia estadística y epidemiológica establecida en la primavera de 1981. 5. No se considera ninguna otra hipótesis alternativa como más probable. 6. La hipótesis del doctor Muro, en relación con el consumo de tomates, se considera interesante y merecedora de apoyo. Se urge su presentación a la comunidad científica para ser evaluada completamente, pero se considera errónea por no haber establecido comparaciones epidemiológicas válidas y por no haberse diagonosticado nuevos casos después de septiembre de 1981. 7. El tratamiento de la enfermedad es difícil, al tratarse de una enfermedad desconocida, pero no se abandonará. Hay líneas establecidas y asimismo quedan abiertas a propuestas que puedan ser utilizadas en grupos significativos de enfermos. 8. Las actuaciones futuras deberán estar dirigidas por un grupo control, compuesto por un panel de investigadores españoles y extranjeros, para el que la OMS se ofrece como coordinador.
Estas líneas se crearán a partir del momento en que la OMS publique sus conclusiones, dentro de un mes y medio.
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