'Tío Alberto'
Hoy se cumplen cien años del nacimiento de Alberto Jiménez Fraud y se revive en mí -niñez recuperada en la luz del recuerdo- la hermosura de su casa entre los chopos de la colina, junto a la gracia rosada y rubia de tía Natalia, Manolo y yo, escapándonos al canalillo que cantaba allí cerca su agua llena de cielo. Quiero algún día contarme esto, y quizá hasta contarlo para los demás que no lo vivieron, hijos y nietos ya, sobrinos también del siempre joven centenario. Pero hoy no tengo tiempo bueno para ello, y sólo rescato de mis papeles este poema de 1946, con que cerré mi Cuadernillo de Inglaterra, cuando el destierro mexicano de Manolo y mío se juntó en Oxford con el inglés de ellos, en una noche con madrugada malagueña de tío Alberto, que se abría -esperanza, confianza, amor- a la mañana española que él soñaba siempre y que me entregó serenamente en sus palabras. Quizá estos versos -que yo copié en su álbum a Natalia II- no parezca que rimen con lo que antes cuento, pero su quieto fuego me devuelve viva la memoria de aquellas horas, llama pura, siempre andaluza y graciosa, de Alberto en lo suyo y lo mío, en lo nuestro. Y aquí copio esas líneas en mínimo homenaje:La triste luz de la mañana quieta / deja a la soledad más hermosura / porque crece aquí dentro la alegría; / aquí dentro, en el pecho, sin los ojos, / como una llama pura el fuego interno.