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Reagan cesó al negociador norteamericano en Ginebra por llegar a un compromiso con Moscú sin autorización

Eugene Rostow, ex director de la Agencia para el Control y el Desarme, cesado la pasada semana por el presidente Ronald Reagan, reveló al diario The New York Times la existencia de un compromiso informal con Moscú para una reducción de misiles de alcance medio. El acuerdo fue pactado el 16 de julio del pasado año, en Ginebra, entre los jefes de las delegaciones norteamericana, Paul Nitze, y soviética, Yuli Kvitsinsky, sin un preciso conocimiento de sus respectivos Gobiernos. Según Rostow, suponía "un acercamiento esperanzador".

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El portavoz de la Casa Blanca ha eludido todo comentario sobre las afirmaciones de Rostow. "Nuestra posición continúa siendo la opción cero y continuaremos la negociaciones de Ginebra a partir del próximo 27 de este mes". El portavoz expresó los deseos de la administración Reagan de lograr un acuerdo y afirmó que el jefe de la delegación norteamericana, Paul Nitze, está autorizado a explorar todas las opciones. La única referencia al rechazado compromiso del pasado mes de julio fue de que "no suponía bases para un acuerdo".Las revelaciones de Rostow aclaran los verdaderos motivos de la decisión de Reagan de cesar al veterano negociador. El compromiso del pasado mes de julio contenía datos específicos para una reducción de misiles soviéticos SS-20, pero, al parecer, no equivalía al desmantelamiento total de los mismos, condición imprescindible para que Estados Unidos y sus aliados de la OTAN renuncien al despliegue en Europa occidental de los 572 misiles Pershing 2 y Cruise.

Tras el cese de Rostow y el nombramiento de Kenneth Adelman como nuevo responsable de la Agencia para el Control y el Desarme, el presidente de EE UU insistió en la validez de la denominada opción cero, que pide la desactivación de todos los misiles soviéticos de alcance medio, sin excepciones. El compromiso de julio, rechazado en septiembre por los Gobiernos de Washington y Moscú, suponía una posición más flexible, dejando alternativas a la teoría de la opción cero, defendida por el presidente Ronald Reagan.

Según Rostow, sin "firmeza e inteligente flexibilidad" resultará imposible lograr un acuerdo para el control y la reducción de armas nucleares entre soviéticos y norteamericanos, lo que colocará en grave peligro a la Alianza Atlántica.

El compromiso de Rostow y Nitze con el negociador soviético Kvitzinsky irritó a los dirigentes del Pentágono, que consideran imprescindible la neutralización de todos los misiles soviéticos SS-20. También fue criticada por William Clark, responsable del Consejo de Seguridad del presidente Reagan, en un memorándum que transmitió al secretario de Estado, George Shultz.

Un giro más a la derecha

Excepto Paul Nitze, que regresará a Ginebra para reanudar las negociaciones con los soviéticos el próximo 27 de este mes, todo elequipo directivo de Rostow ha sido reemplazado por el presidente Reagan. Hecho que, en principio, se interpreta como un giro hacia una postura de firmeza ante los soviéticos, sobre todo dado el carácter ultraconservador de Adelman, nuevo responsable de la Agencia para el Control y el Desarme.

Existe, sin embargo, un elemento de capital importancia en la nueva estrategia negociadora hacia la URSS. El compromiso del pasado mes de julio llegó justo, en un momento de cambio en el Departamento de Estado, tras la dimisión del general Alexander Haig y la llegada de Shultz.

Desde entonces, la política exterior norteamericana hacia sus aliados europeos aparece como más pragmática y menos dialéctica, como ilustra la marcha atrás de la Administración Reagan en el asunto del embargo y las sanciones para impedir la construcción, del gasoducto soviético.

Las reacciones en Europa al asunto de los euromisiles, junto al momento electoral en la República Federal de Alemania, serán otros matices a tener en cuenta por la Administración Reagan en materia de negociaciones con el Este. En tal Sentido, la próxima gira del vicepresidente George Bush a las principales capitales de Europa occidental, debería aportar a la Casa Blanca elementos complementarios a la hora de concretar un acuerdo con los soviéticos, en Ginebra, con un equipo renovado bajo la directiva de Shultz.

Entre tanto, en Washington, mientras los cambios en la Agencia para el Control y el Desarme continúan originando polémica, la agencia United Press International divulgó un documento secreto del Pentágono extremadamente revelador de cuál es la preocupación prioritaria de los responsables militares norteamericanos: la posibilidad real de una guerra nuclear entre Estados Unidos y la Unión Soviética.

La principal filosofía del documento estriba en el cambio de óptica ante la necesidad de prepararse para una guerra ofensiva contra los soviéticos, conflicto que podría originarse con armas convencionales en la zona del golfo Pérsico, para derivar hacia una confrontación nuclear. Con el fin de prepararse para tal eventualidad, los expertos del Pentágono consideran necesario que EE UU restablezca su balanza del poder -principio poco compatible con negociaciones para control y reducción de armas- para proteger los intereses norteamericanos.

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