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Estados Unidos y la CEE inician hoy negociaciones para evitar una guerra comercial

Soledad Gallego-Díaz

Hoy se abren en Bruselas unas difíciles conversaciones entre la Comisión Europea (en nombre de la Comisión Económica Europea) y una amplia delegación norteamericana, presidida por el secretario de Estado George Shultz, e integrada por los ministros de Finanzas, Donald Regan; Agricultura, John Block, y Comercio, Malcolm Baldrige. En el orden del día, un punto primordial: cómo evitar una guerra comercial transatlántica y mejorar el clima en las relaciones entre Estados Unidos y sus aliados europeos, dañadas desde hace más de un año.

Portavoces norteamericanos y europeos han intentado en las últimas horas disminuir la tensión que rodea este encuentro, pero la amenaza de una invasión de los mercados europeos con productos agrícolas estadounidenses subvencionados continúa flotando en el ambiente. Para Washington, sin embargo, el hecho de que cuatro ministros del Gobierno federal acudan a Bruselas debe ser interpretado como una demostración de su voluntad de negociar y discutir con Europa antes de adoptar ninguna decisión. Los europeos, por su parte, aseguran que la mejora de las relaciones con Estados Unidos es uno de sus objetivos fundamentales y que las quejas de Washington sobre las exportaciones agrícolas de los diez, a las que acusan de dumping, deben tener en cuenta el propósito de la CEE de ir acercando sus precios reales a los del mercado internacional.La agricultura es, sin duda, la principal fuente de problemas, pero no la única. Shultz no se limitará a discutir de las subvenciones a la exportación, sino que planteará el problema en términos mucho más amplios. Los expertos de la Comisión esperan con interés las explicaciones del secretario del Tesoro (Finanzas), Regan, sobre su proyecto de un debate internacional a propósito de las políticas monetarias y los problemas financieros de Occidente. Los europeos reprochan a la Administración norteamericana su política de altas tasas de interés, que ha sido calificada en Bruselas de shock tan peligroso como el causado por el aumento directo del precio de la energía.

El secretario norteamericano de Estado se mostró partidario, en su día, de anular las sanciones contra las empresas europeas que participan en la construcción del gasoducto, lo que los diez tendrán que agradecer. El debate sobre las relaciones económicas con el Este, y con la Unión Soviética en particular, no ha sido cerrado, ni mucho menos, y Estados Unidos sigue insistiendo para que Europa proceda a una revisión a fondo de su política de créditos y ventas a la URSS. Este enfrentamiento entre Norteamérica y los europeos se produce en prácticamente todos los foros internacionales, y las conversaciones de Bruselas no quedarán tampoco al margen.

Lo más inmediato será, sin embargo, la búsqueda de un canal de diálogo, que pareció quedar interrumpido en la reunión ministerial del GATT, celebrada el pasado mes de noviembre en Ginebra. En previsión de un duro ataque de Baldrige y Block contra la Política Agrícola Común (PAC), la Comisión ha preparado ya un informe en el que se afirma que las restituciones a la exportación (piedra angular de la PAC) son perfectamente legítimas de acuerdo con las actuales reglas del comercio internacional. Los diez se mostrarán a este respecto tan firmes en Bruselas como lo estuvieron en Ginebra, porque, pese a sus diferencias internas sobre el coste de la Política Agrícola Común, son conscientes, unánimemente, de su importancia para la supervivencia de la CEE en cuanto tal.

Según el mencionado informe, entre 1970 y 1980 los intercambios comerciales agrícolas norteamericanos han crecido más que los europeos. En el sector concreto de los cereales, en el que Estados Unidos es el primer vendedor del mundo, los diez no han incrementado su parte en el mercado internacional, que sigue siendo del 5%.

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