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XXX Festival Internacional de Cine de San Sebastián

Arielle Dombasle, la sorpresa de una actriz de Eric Rohmer

Nacida en Estados Unidos, Arielle Dombasle es una actriz francesa que ha trabajado a las órdenes de Eric Rohmer, Roman Polansky y Chris Marker antes de realizar Chasse-Croisse, de la que es además guionista e intérprete. Los críticos franceses han juzgado de distinta forma su obra, pero la mayoría coincide en destacar que Arielle Dombasle es una directora de talento indudable.También Eric Rohmer, a quien la temática simbólica, esotérica y el estilo surrealista de Chasse-Croisse aburre sobremanera, ha quedado al parecer sorprendido por el producto final, dificil de conseguir sobre la base de un guión sofisticado.

Arielle Dombasle tiene veintiséis años y viene rodeada ya de cierta aureola de joven prodigio. "La película", dice la joven realizadora, "está rodada en blanco y negro, porque existe, a mi juicio, una dicotomía entre la luz y las sombras. He buscado deliberadamente esa estilización de las imágenes, ese distanciamiento que sólo se consigue rodando en blanco y negro. En mi película, los hombres, que aparecen como inteligentes, lúcidos y calculadores, están representados por el negro, mientras que las mujeres figuran en la pureza, el cristal y la blancura".

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Arielle Dombasle admite que ha jugado con la idea de asociar el bien con la mujer y el mal con el hombre, pero afirma que ello no responde a un interés feminista, sino a la importancia que concede a las inquietudes espirituales que posee la mujer protagonista, papel que ella misma interpreta.

"A mi juicio, existe hoy un cansancio palpable del racionalismo y el materialismo, cansancio que coincide con la búsqueda de espiritualidad. Mi película es una visión dramática del mundo, porque esa mujer, cuyo único valor es su fe, va a ser destrozada por el destino, la inteligencia y el gran orden que ella representa en el filme con el "crucigrama viviente que organiza uno de los personajes protagonistas". Drama viviente, que en palabras de Arielle Dombasle está animado por una lógica interna y visible, se compone de personajes simbólicos. Cada palabra pertenece a una escena y el conjunto de palabras corresponde al relato fílmico.

Para ella, que dice compartir un cierto catolicismo arcaico, pero no la vida y filosofía religiosa convencional, el azar sigue unas leyes desconocidas, sitúan al hombre indefenso, postrado y limitado en su libertad.

La joven realizadora reconoce estar influida por el teatro clásico francés y el shakesperiano, admite también que Chasse-Croisse puede adolecer de exceso conceptual, pero rechaza que su película sea intelectual. Arielle desmitifica bastante las dificultades técnicas propias del medio y no comparte en absoluto la opinión de algunos realizadores que presentan la técnica cinematográfica como un conjunto de obstáculos casi insalvables. "Nada de eso es cierto, si simplemente aprendes a manejar una cámara de cine. Lo que sí tiene que tener un joven realizador es sobre todo un estilo propio, una visión del mundo que le permita saber exactamente lo que quiere obtener en cada filmación".

Experiencia penosa

La experiencia de haber dirigido y actuado en una misma película ha resultado sumamente penosa para Arielle Dombasle, que asegura que no volverá a repetirse. La joven afirma que su película ha sido posible gracias a las ayudas de sus amigos, algunos de los cuales intervienen en su obra, y a las posibilidades que brinda el mundo cinematográfico francés, unas posibilidades que, a su juicio, no existen ni en Estados Unidos ni en los países del Este. Así y todo, Choisse-Croisse ha endeudado por diez años a esta realizadora, que confia ahora en vender su película a la televisión francesa, mientras escribe el guión de la que será su segunda obra.

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