Los editores analizan la situación del libro español ante la feria de Francfort

Los gremios de editores y la Admistración representada por representantes del Ministerio de Cultura, la ministra Soledad Becerril y el director general del Libro y la Cinematografía, Matías Vallés, presentaron ayer a la Prensa lo que va a ser la presencia oficial española en la Feria Internacional del Libro de Francfort (República Federal Alemana), coincidiendo con una visión, casi un balance, de la intervención del Ministerio de Cultura en la promoción del libro español, y de una panorámica del sector, que planteó de modo fundamentalmente optimista su situación económica.La presencia interior de las multinacionales de la edición del libro fue uno de los temas que más llamaron la atención de la Prensa. Planteado por el presidente de la Federación de Gremios de Editores, Francisco Pérez, era un problema que se veía con las reservas propias de quienes creen en los riesgos y las ventajas del libre mercado. Se especificó que no vienen estas firmas como sellos editoriales aparte, sino, en palabras de los editores, a "hacerse con un sector de nuestro mercado", gracias a la compra de fuertes paquetes de acciones de editoriales en difícil situación económica.

Diseño nuevo

Junto a este tema, inexorablemente unidos, estaba el de la revolución tecnológica en el mundo editorial, que no pasa sólo por la formalización electrónica de la impresión de libros, sino también por la sustitución de éstos por otros medios de comunicación nuevos, especialmente el vídeo terminal doméstico. El tema, que preocupa sobre todo a los editores de grandes tiradas, que ven el producto libro en peligro frente al poder de grandes firmas internacionales de electrónica, será, según anunciaron, una de las preocupaciones de la feria internacional de Francfor, que este año está regida por el tema monográfíco de los libros sobre religión.La presencia oficial española en Francfort -hay además alrededor de treinta firmas que mantienen su -stand privado- ofrece este año un diseño nuevo, airoso y un tanto sorprendente al parecer, respecto al de años anteriores. Esta presencia, tanto en la materialidad de los stands, cuya maqueta fue presentada a los periodistas ayer, como en la presencia editorial, es fruto de la colaboración entre las cámaras del Libro, y particularmente los gremios de editores, y la Administración.

Tanto el Ministerio de Cultura como el de Industria y Comercio aceptaron y financiaron, según convinieron los presentes en la conferencia de Prensa, el proyecto preparado por los gremios de editores, que pasa por una selección especializada de los libros representados, una presentación digna de los productos españoles, y una ampliación de los servicios de información en la feria que convierta el stand oficial español en un centro coordinador de toda la presencia editorial española en la feria de Francfort.

La ministra de Cultura, Soledad Becerril, resumió las acciones que durante su mandato había emprendido su departamento. Además de los sucesivos premios, concursos y ayudas a los autores, señaló la reorganización del Instituto Nacional del Libro, que adquiría nueva dimensión con la creación del Consejo General del Libro, que empezará a funcionar inmediatamente; un plan de promoción del libro que incluye la reorganización de la Editora Nacional y una inversión de 44 millones de pesetas destinadas a la creación de lo que llamó la ministra bibliotecas mínimas. Se refirió a las dos convocatorias que en dos años sucesivos se habían hecho a las empresas de diversos tipos que quisieran montar bibliotecas para su personal, con la oferta de financiar el 50% de la inversión.