_
_
_
_
Tribuna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las tribunas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Fuertes pateos a la película norteamericana

ENVIADO ESPECIALLa sala se vino abajo entre los pateos y aplausos que dividieron al público que asistió a las dos sesiones de Oficial y caballero, la reaccionaria película de Taylor Hackford en la que, repitiendo los viejos moldes del cine militarista realizado en Hollywood durante la guerra de Corea o la guerra fría, se trata de demostrar de qué manera el mismo ejército que defiende el napalm puede templar positivamente el carácter de los jóvenes norteamericanos de hoy.

La referencia a un cine de décadas anteriores es tan obvia en este caso que hasta cabe citar la española Botón de ancla como título no muy lejano en intenciones y resultados. Lógicamente, hay entre ambas notables diferencias que dependen de las posibilidades de expresión que había en el cine español de posguerra comparadas con las que hoy disfrutan tanto el cine yanqui como el nuestro.

Más información
El certamen apoya con entusiasmo los estudios y difusión de la cultura audiovisual

Pero si esas diferencias son evidentes en lo que se refiere al tratamiento de las relaciones sexuales (con las que la película quiere disimular su trasfondo político), también Oficial y caballero aumenta su tono en la consigna patriótica que preside toda su narración.

Imposible es separar esta burda intencionalidad de la supuesta buena calidad de la puesta en escena por mucho que bastantes espectadores y algunos periódicos vascos -pocos, ciertamente- hayan encontrado en esa buena factura una manera de defender la apología del fascismo que supone la película de marras, cuya exhibición en un festival cinematográfico no está justificado ni aún por esa tan cacareada buena calidad que no supera los tópicos de cualquier otra película de consumo.

Adolescencia en crisis

En el polo ideológico opuesto se encuentra la húngara Megall az ido, de Peter Gothar, quien, imitando las películas de moda sobre la juventud de los años sesenta, trata de reflejar el aburrimiento vital que puede protagonizar la vida de ese país. Un adolescente en crisis (¿y cuándo no?) descubre sus pasiones sexuales, al tiempo que perfila un talante crítico que le hace enfrentarse contra el espíritu censor que domina a familiares y maestros.

La película no supera lo conocido en otras películas nostálgicas, pero está realizada con una valentía que si no la hace admirable, al menos no arroja de la sala. Más que interesante por sí misma, la película ofrece el atractivo de convertirse en la aportación húngara a un género ya trillado en cualquier cinematografía occidental.

También se remite a otros géneros la película de Fernando Colomo Estoy en crisis, presentada en la sección Panorama del Cine Español tras su discreta participación en el último festival de Venecia. Colomo relata en términos de comedia los absurdos intentos de aventuras amorosas vividos por un cuarentón, espléndidamente interpretado por José Sacristán.

Una comedieta

El contraste de su actitud con el temperamento de la jovencita que le atrae y su indignación ante la idea de que su propia esposa tenga otros romances al margen de él, conduce la película por los caminos que el cine italiano ya descubrió en los años sesenta. Estoy en crisis no es mejor ni peor que muchas de aquellas comedietas, que en cierto modo aún perduran en el cine italiano, pero considerarla como muestra de un nuevo cine parece una contradicción por que nada nuevo hay en el trabajo de Colomo.

Ni siquiera el punto de vista desde el que contempla a su contradictorio personaje. Que aún se preocupe un cineasta de nuestros días por valorar moralmente el adulterio en los términos en que Colomo lo hace, es decir, dedicándole hora y media de proyección, acerca su película a la tradición de cineastas vencidos por la edad mucho antes que a la rebelión conceptual que parece apropiada en la película de un joven autor.

El público, no obstante, rió con generosidad los momentos humorísticos de la acción, aunque todos ellos pudieran recordar secuencias de películas ya vistas hace diez o veinte años.

El pequeño escándalo que este festival ya ha provocado se concreta en la excelente película venezolana Cangrejo que se proyectó bastante antes de que llegaran los invitados. Tanto su direcor, Román Chalbaud, como su actor, Miguel SAngel Landa, muestran su disgusto por haber sido invitados a un festival que les ignora mientras prestó su máxima atención a la película norteamericana que tantos pateos mereció.

Toda la cultura que va contigo te espera aquí.
Suscríbete

Babelia

Las novedades literarias analizadas por los mejores críticos en nuestro boletín semanal
RECÍBELO

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_