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Tribuna
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Aristófanes reivindica la risa

La comedia antigua tiene un carácter satírico, pero esta sátira está hecha desde un punto de vista conservador, en lo político y en lo religioso, ridiculizando o caricaturizando las innovaciones y el espíritu progresista de la democracia avanzada.Aristófanes, el poeta cómico por excelencia (año 450-388 antes de Cristo), es un autor contrádietorio. De un lado, hace una crítica mordaz de la nueva época que le ha tocado vivir, y de todo lo que suponga ilustración y nueva,educación. Los dioses, los estadistas democráticos, las instituciones del culto, son blanco de sus burías, y son mostrados en posiciones penosas y ridículas. De otro lado, Aristófanes muestra ya una influencia del espíritu de los nuevos tiempos y, junto a esta caricatura, coexiste una propuesta seria de criticar todas aquellas actitudes que sean opresivas para el individuo y de proponer planes para mejorar el mundo, como una distribución equitativa,de la riqueza, o el pacifismo. Es decir, que el binomio caricatura /seriedad se nos da en Aristófanes como una autonomía constante.

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Y es que también los poetas cómicos, como Aristófanes, pretenden ser educadores.del pueblo, y la comedia es,una escuela donde el ciudadano, durante unas horas, aprende contemplando el triunfo del héroe -o del antihéroe- sobre una situación que tiraniza el hombre. Personaje que ya está muy lejos del, héroe épico, año gante, que sólo ama los valores agonales y competitivos, la moral caballeresca y noble, la aristocracia de la sangre, cuyo valor máximo es la emulación, y cuyo poder está realmente en la punta de la lanza. También queda lejos, el héroe trágico, hombre violento que comete abusos, que yerra, y, por lo mismo, cae.

El héroe cómico, de formato más pequeño, ramplón, cobardica a veces, sin embargo también es capaz de vencer, con la ayuda de mil argumentos y peripecias. Y nos muestra ciertos aspectos imperecederos del individuo que escapan a la grandilocuencia, a la sublimidad de la tragedia y de la épica. No en vano, afirma Aristóteles (Poét., I, 1448 a1) que el origen de la comedia se halla en el impulso incoercible de las naturalezas ordinarias. Y es que la risa, que no es sino un reflejo del mundo dislocado, puede ser también un instrumento para buscar situaciones de mejora en el mundo. Algunos filósofos posteriores reivindicaron la risa como órgano de expresión de las ideas más áltas, y la situaron en el mismo plano que el lenguaje y el pensamiento, como expresión de la libertad espiritual.

El Teatro Universitario de Madrid ha representado, en el Real Coliseo de Carlos III, de El Escorial, La asamblea de las mujeres, de Aristófanes, bajo la dirección de Canseco. Son las mujeres quienes urden un plan para hacerse con el poder, hartas de la ineptitud de sus maridos para gobernar, y propugnan un régimen de coxúunidad de bienes. La frescura, el entusiasmo, la profesionalidad de estos jóvenes no profesionales, que expri men de Aristófanes toda su proca cidad, sentido lúdico y alegría, junto con una impecable, bellísima, traducción del profesor Rodríguez Adrados, doblemente bella, por su literalidad y respeto al poeta cómico, nos hace augurar nuevos éxitos.

María Antonia Ozaeta es catedrática.

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