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Las multinacionales desvían al Tercer Mundo los cigarrillos con más alquitrán y nicotina

Distintas marcas de cigarrillos están siendo adquiridos en secreto en las calles y mercados del Tercer Mundo, como parte de un estudio apoyado por la Organización Mundial de la Salud (OMS). Estos cigarrillos serán analizados para comprobar si los niveles de alquitrán, nicotina y otras sustancias tóxicas son superiores a los de la misma marca que se venden en los países desarrollados.

Roberto Masironi, funcionario de la OMS, reconoce que esta organización "está analizando cigarrillos en todos los continentes". Durante la primera fase del estudio se investigarán cincuenta marcas nacionales y de importación, y se espera que los resultados del estudio -que está siendo llevado a cabo por la Fundación de Investigaciones sobre la Adicción, de Toronto- serán publicados a finales del año en curso.-¿Cuál es la razón por la que la industria del tabaco ha decidido vender cigarrillos con mayor toxicidad en los países en vías de desarrollo? Según Masironi, tres son las razones posibles: podría tratarse de un plan deliberado para hacer que estos fumadores continúen aferrados a su adicción, mediante la administración de mayores cantidades de nicotina; podría ser asimismo que este tipo de cigarrillos resulta más económico de producir o que las compañías se han visto obligadas a deshacerse de las existencias, tras la introducción de normas más estrictas en los países occidentales.

Una industria poderosa

Se está desarrollando ya en el Tercer Mundo. una importante batalla entre las compañías tabacaleras internacionales y el reducido, pero siempre creciente, movimiento de consumidores. Según predicciones hechas por Charles Morrow, que hasta hace poco desempeñó el cargo de director de información de la OMS en Ginebra, esta batalla va a ser más intensa que la librada en el caso de la controversia sobre la leche en polvo para niños, no sólo por el número de afectados sino también por la envergadura del capital en juego. A la vista de la situación, parece probable que tanto los Gobiernos de las naciones en desarrollo Como la OMS, entre otras organizaciones internacionales, acaben entre dos fuegos.Valga citar como ejemplo los sorprendentes resultados obtenidos por el Centro Nacional Filipino para el Control del Cáncer en sus análisis de cuatro marcas internacionales, a saber, Kent, Kool, Marlboro y Chesterfield. Estas marcas contenían un total de 31,75 mg. de alquitrán en las Filipinas, contra 17,50 mg. solamente en EE UU y 15 mg. en el Reino Unido.

La industria mundial del tabaco se cuenta entre las más concentradas, con ventas, haberes y beneficios que, en Estados Unidos, por ejemplo, solamente son superados por los de la industria del automóvil. Todo el mercado mundial se halla controlado por siete compañías: British American Tobacco, Imperial Tobacco, R. J. Reynolds, Philip Morris, el grupo surafricano Rupert / Rembrandt / Rothmans Group, American Brands y Gulf and Western.

Estas compañías, afirma Morrow, se están viendo amenazadas por la disminución experimentada en el consumo de cigarrillos en Occidente. La población adulta actual de EE UU y del Reino Unido, por ejemplo, fuma menos que hace un quinquenio, mientras que en los países en desarrollo el consumo de cigarrillos per cápita ha experimentado un rápido aumento durante los últimos veinte años.

Según fuentes de dentro de las compañías tabaqueras y citadas por Morrow, las multinacionales han adoptado una estrategia doble; proclaman, por una parte, su voluntad de reducir la publicidad en los países occidentales y se resisten, al mismo tiempo, al control legislativo en el Tercer Mundo, donde están ampliando sus intereses.

Desde Lagos a Manila, la publicidad de las multinacionales equipara el consumo de cigarrillos con el éxito financiero y social, presentando en sus carteles a jóvenes de ambos sexos que disfrutan fumando, mientras descansan casualmente sobre las elegantes líneas de un nuevo modelo de automóvil. Se trata, sin duda, de un "cruel sarcasmo" en países de bajos ingresos salariales, afirma Morrow.

En la OMS existe preocupación, porque el aumento en el uso del tabaco pueda sabotear los esfuerzos realizados por los Gobiemos de los países en desarrollo para reducir las muertes prematuras producidas por la desnutrición y las enfermedades tropicales. "La perspectiva para el año 2000 de 4,8 billones de personas padeciendo los mismos índices de cáncer, enfermedades cardíacas y otras afecciones causadas por el tabaco y sufridas ya en los países occidentales, resulta inconcebible para el personal sanitario", afirma Morrow, "particularmente, si se tiene en cuenta que las naciones del Tercer Mundo carecen de las costosas instalaciones médicas y del personal especializado para hacer frente a estas enfermedades".

Una lucha difícil

La lucha contra la industria tabacalera no va a ser fácil. Según creencia generalizada, Joseph Califano, secretario de Sanidad, Educación y Bienestar del presidente Carter, fue depuesto de su cargo por su inquebrantable actitud contra las compañías tabacaleras. De igual modo, sir George Young, ministro subaltemo de Sanidad en el Gobierno de la primera ministra británica, Margaret Thatcher, fue silenciosamente depuesto en el curso de una enconada batalla sobre la imposición de códigos voluntarios más estrictos para la comercialización de cigarrillos.En algunos países en desarrollo, la población agrícola ha pasado a cultivar tabaco en vez de otros productos y sus Gobiernos dependen ya de los ingresos proporcionados por el tabaco. Cuando se propuso en las Filipinas la introducción de avisos sanitarios en los paquetes de cigarrillos, los magnates del tabaco no perdieron tiempo alguno en subrayar que el 47% de los ingresos del país proceden de este producto y de los impuestos que lo gravan.

Cada día se invierten en el mundo 240 millones de dólares en cigarrillos. Según cálculos realizados por las Naciones Unidas, bastaría el 33% de esta cantidad, invertido diariamente durante diez años, para proporcionar agua potable y facilidades higiénicas adecuadas a toda la población del mundo.

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