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Primer acto político en Argentina en los últimos siete años

El dirigente radical Raúl Alfonsín ha afirmado que en Argentina "no habrá democracia sin Fuerzas Armadas democráticas" durante un discurso de subido tono polémico que ha pronunciado ante 8.000 personas en un local deportivo de Buenos Aires.

El mitin constituyó el mayor acto político en Argentina en los últimos siete años y el primero desde que el presidente Bygnone levantara las restricciones para las actividades de los partidos. Alfonsín ha alertado sobre la posibilidad de que la prometida democratización del país se transforme en un "fraude gigantesco para permitir el acuerdo entre las cúspides militares y civiles responsables del fracaso de la nación".El dirigente radical señaló que "el problema de los desaparecidos en Argentina constituye un desafío a todos los estratos del país, porque no puede ser algo que herede la democracia, sino que es un tema que requiere una solución moral". Alfonsín afirmó que "se tienen que producir cambios en la educación militar para que las Fuerzas Armadas abandonen el sentido mesiánico que las lleva a considerarse custodia de valores. "Esos cambios", añadió, "deben hacer que los militares dejen de ser víctimas de una minoría que los utiliza como brazo armado de un esquema de dominación social".

En medio de un tenso clima de exaltación, Raúl Alfonsín apeló "a la mujer argentina, que ha sufrido el dolor reiterado de ver a sus hijos reclutados por la guerrilla, castigados por la represión o conducidos a la guerra o a la humillación de la derrota". Incluyó a los jóvenes en su convocatoria, manifestando que "esta Argentina decadente y corrompida ha determinado que ser joven es un delito".

Finalizado el acto, columnas de manifestantes detuvieron el tránsito de vehículos en algunas calles de Buenos Aires, mientras grupos juveniles portando banderas entonaban consignas contrarias al Gobierno militar.

De otra parte, la frecuencia de las acusaciones de tortura formuladas contra la policía de la capital argentina ha motivado que un juez dirija una nota de advertencia al jefe de la policía federal, general Santiago Martella.

Un detenido, Demetrio Corfias, que afirmó haber sido torturado por la policía en una comisaría de Buenos Aires, en septiembre de 1980, ha sido el origen de una investigación que ha permitido probar la autenticidad de aquellas afirmaciones.

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