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Gran Bretaña reconquista las Malvinas

En el Vaticano se considera al Papa inspirador del alto el fuego

Juan Arias

En la mañana de ayer, cuando el Papa salía hacia Ginebra, existía en su entorno una gran satisfacción por las noticías procedentes de Argentina. Ningún personaje vaticano quiso hacer decltraciones oficiales, pero no ocultaban su convicción de que el viaje de Juan Pablo Il y sus conversaciones con el general Leopoldo Galtieri han evitado un último derramamiento de sangre en las Malvinas.El mensaje enviado por Galtieri al Papa horas antes resultaba significativo y demostraba, por primera vez, que estaba dispuesto a seguir las indícaciones del Vaticano. De hecho, los colaboradores más cercanos de Juan Pablo II han subrayado que, en la carta, Galtieri hablaba de retirada recíproca de las tropas y no de retirada simultánea.

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Todas las personalidades consultadas, desde las pertenecientes al diario L'Osservalore Romano hasta la Secretaría de Estado, han declarado que el primer fruto del viaje de Juan Pablo II a Buenos Aires ha servido para algo: "Por lo menos, para evitar una inútil matanza final", afirmó un prelado, quien añadió: "De hecho, ése era el espíritu del Papa durante todo el viaje, 'parad la guerra'".

Un obispo comentó: "A quienes han criticado el abrazo del Papa al general Galtieri y su conversación a solas en el aeropuerto se les podría hoy decir que si es verdid que 'París bien valía una misa, también se podría afirmar que si el abrazo del papa Wojtyla al general Galtieri ha servido para evitar la pérdida de cientos o miles de vidas humanas, se puede dar por bien empleado".

En realidad, quien siguió de cerca al Papa en las 32 horas que pasó en tierra argentina pudo constatar que su única preocupación, casi se podría decir su santa obsesión, fue la de poner fin al conflicto en las Malvinas.

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El Papa se hallaba entre la, espada y la pared. Tenía que ir a los pocos días a hablar a Ginebra, ante la Organización Internacional del Trabajo. Se sabe que Juan Pablo II, como ya hizo Pablo VI, quiere dar fuerza a todos los, organismos internacionales capaces de intervenir en favor de la paz, Margaret Thatcher, en su muy dura carta al Papa, incluyó una frase que preocupó mucho al Vaticano. Recomendaba a Juan Pablo II que convenciera a los argentinos católicos de que respetaran la decisión del Consejo de Seguridad de la ONU, ya que a estos organismos "hay que darks fuerza y prestigio".

Resultó su mejor arma en su polémica con Juan Pablo II. Por eso en su carta a los argentinos el Papa dijo que uno se puede equívocar en la vida, pero que en ese caso hay que acabar poniendo remedio. Era una llamada al Gobierno de aquel país para que facilitara su obra de mediación a favor de una solución negociada.

Por último, en el Vaticano se tiene hoy la certeza de que el triunfo obtenido por el Papa ante Ios argentinos, y el entusiasmo desbordante de éstos ante un Pontífice que habló sólo de paz, facilitará ahora a sus gobernantes la, búsqueda de soluciones, sobre todo políticas, que pongan de verdad punto final al problema sin sentirse humillados y sin dar rienda suelta a la revancha.

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