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Los rebeldes sirios que derrocaron a El Asad cancelan la Constitución y designan a Al Shara presidente transitorio

El hasta ahora líder ‘de facto’ del país, que no tenía cargo oficial, pacta con las distintas facciones rebeldes la anulación de la Ley Fundamental, así como la prohibición del Partido Baaz

Ahmed al Shara
Ahmed al Shara, el 23 de diciembre en Damasco.Ammar Awad (REUTERS)
Andrés Mourenza

El comandante Ahmed al Shara, líder del grupo islamista Hayat Tahrir al Sham (HTS) y mandatario de facto de Siria desde el pasado diciembre, ha oficializado su posición este miércoles tras una reunión con los líderes de las facciones armadas que participaron en el derrocamiento del régimen de Bachar el Asad. A partir de ahora, Al Shara “asumirá el cargo de presidente de la República Árabe Siria y la representará en los foros internacionales” en “el periodo transitorio”, durante el cual queda cancelada la Constitución aprobada por el Gobierno de El Asad en 2012, así como todas las leyes de excepción, anunció el coronel Hassan Abdul Ghani, portavoz de la coalición de grupos rebeldes que llevó a cabo la ofensiva final contra el régimen. Igualmente queda prohibido el Partido Baaz, que dominaba la política siria desde hace más de medio siglo.

Se desconoce cuánto durará el periodo de transición, dado que el calendario que se barajaba inicialmente ha sufrido varios retrasos. Por el momento, gestiona el país un Gobierno provisional dominado por miembros del llamado Gobierno de Salvación, que hasta diciembre ejercía en la provincia noroccidental de Idlib bajo la batuta de HTS. Si bien la Constitución vigente ha sido “cancelada”, según el anuncio de este miércoles, lo cierto es que, por el momento, las nuevas autoridades se guían por las leyes y normativas heredadas del anterior régimen. Ahora, al Ejecutivo se unirá un “consejo legislativo temporal”, que el cónclave de facciones militares ha autorizado a Al Shara a designar. Este consejo ejercerá hasta que una nueva Constitución sea aprobada, explico Abdul Ghani.

Para redactar la nueva Constitución el primer paso es convocar una Conferencia de Diálogo Nacional, que estaba prevista para enero pero que ha sido pospuesta hasta una nueva fecha. El ministro de Exteriores sirio, Asad al Shibani, explicó que el retraso se debe a que las nuevas autoridades han decidido expandir el comité preparatorio y aseguró que, cuando sea convocada, “incluirá hombres y mujeres capaces de representar a todo el pueblo sirio y a todos los segmentos de la sociedad”. Un activista sirio que pudo ver la lista de invitados explicó a EL PAÍS que el primer borrador de invitados incluía una mayoría de islamistas cercanos a HTS. Por ello, en una entrevista con este diario, el presidente de la oposición siria en el exilio, Hadi al Bahra, consideró positivo que se haya pospuesto la Conferencia para garantizar una mejor preparación y mayor inclusividad.

Del cónclave con los líderes militares rebeldes también salió la orden de que “todas las facciones militares y organismos revolucionarios políticos y civiles deben disolverse e integrarse en las instituciones estatales”. Por el momento, aunque algunos grupos habían decidido integrarse de inmediato en las nuevas fuerzas armadas y de seguridad, lo cierto es que, especialmente entre los rebeldes de las provincias del sur, hay cierta reticencia a entregar las armas hasta que se forme un verdadero Gobierno de transición con representación de todas las fuerzas que se opusieron a la dictadura de los Asad. Aunque no se menciona por su nombre, la orden también compete a HTS, que debería disolverse y entregar sus armas.

Del mismo modo, las antiguas Fuerzas Armadas de Siria quedan disueltas, junto a todas las agencias de seguridad y milicias formadas por el régimen anterior. En su lugar “se formarán nuevas instituciones para preservar la seguridad de los ciudadanos y se reconstruirá el ejército sirio”, afirmó Abdul Ghani. Desde el triunfo de los rebeldes, se ha ofrecido una amnistía y se ha hecho un llamamiento a que antiguos soldados y policías se personen ante las nuevas autoridades para entregar sus armas y pasar un examen de seguridad. Miles de antiguos soldados han respondido al llamamiento, pero cientos más se han echado al monte o permanecen en la clandestinidad y han llevado a cabo ataques contra las nuevas fuerzas de seguridad.

Otra de las decisiones anunciadas este miércoles es la “disolución del Partido Árabe Socialista Baaz y los partidos del Frente Nacional Progresista” (una coalición de formaciones nominalmente izquierdista que servía de instrumentos del régimen para dar cierta apariencia multipartidista). “Queda prohibida su reconstitución bajo cualquier otro nombre y todos sus activos serán retornados al Estado”, afirmó el portavoz del cónclave.

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