En Londres se ve como inevitable una invasión del archipiélago
"No podemos permitir que continúe la situación actual" en las islas Malvinas, declaró ayer el ministro de Defensa británico, John Nott. "Nuestras fuerzas harán lo que sea necesario para cumplir su misión". Por su parte, la primera ministra Margaret Thatcher, en su discurso más duro hasta la fecha, señaló que la solución diplomática "puede resultar inaccesible... entonces tendríamos que volvernos hacia el único camino que nos queda abierto". "La invasión argentina tiene que terminar y terminará".Ambos discursos fueron pronunciados en Perth ante el congreso de los conservadores escoceses. Nott señaló que "tenemos opciones que van desde un largo bloqueo de las islas hasta su pronta reconquista si fracasan las negociaciones en las Naciones Unidas". Fuentes oficiosas británicas indicaron que militarmente hablando es preferible un pronto desembarco a un largo bloqueo. Afirmaron, sin embargo, que aún no se había tomado ninguna decisión en firme. La impresión es que, de no ocurrir un milagro en las Naciones Unidas, una invasión británica de las Malvinas es inevitable.
Margaret Thatcher, sin embargo, reafirmó la voluntad británica de negociar, pero no de liquidar el problema traicionando a los habitantes de la islas. La jefa del Gobierno habló de nuevo de autodeterminación, una palabra que en el Foreign Office ya no se usa. Nott, por su parte, insistió en que no hará un uso innecesario de la fuerza.
No se puede afirmar que exista aún una verdadera división en el gabinete de Margaret Thatcher. Por el momento se trata más bien de una diferencia de énfasis y de tono. La división podría concretarse en los próximos días u horas si el Gobierno se ve obligado a tener que elegir entre la guerra y una solución diplomática con impopulares concesiones a Buenos Aires.
El Ministerio de Defensa no informó ayer de nuevos enfrentamientos en el Atlántico sur, aunque las fuerzas británicas siguen aplicando su "presión militar" sobre la guarnición argentina. Nott reconoció que algunos suministros, en cantidades despreciables según el ministro, podían llegar por tierra o por mar a las tropas argentinas, aprovechando la oscuridad de la noche o el mal tiempo. Un portavoz oficial sonrió ante la pregunta de si el portaviones Hermes había sido dañado.
El Ministerio de Defensa sigue proporcionando su información con cuentagotas. El corresponsal del Daily Mirror, a bordo del crucero requisado Camberra, se quejaba ayer de que "en veinte años como reportero nunca me he sentido tan amordazado, ni siquiera en Afiganistán después de la invasión soviética".
Ayer llegó a Londres la expedición científica británica -trece hombres y dos mujeres- qué había estado durante los últimos siete meses en las Georgias del Sur. En la película que traían consigo se veía al submarino Santa Fe hundido, y a un helicóptero Puma abatido. Nada sobre escenas de guerra. Las dos mujeres declararon que los argentinos habían saqueado las casas de la isla, y que cuando llegaron las fuerzas británicas no resistieron durante más de dos horas y media.
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