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El Reino Unido estrecha el cerco en torno a las Malvinas

El Gobierno británico impone una zona de control aéreo de cien millas en torno a la isla de la Ascensión

Andrés Ortega

Unidades de la flota británica bombardearon ayer por segunda noche consecutiva las instalaciones militares en la capital de las Malvinas, según noticias procedentes del portaviones Hermes, que no fueron confirmadas por el Ministerio de Defensa del Reino Unido. El Gobierno británico impuso ayer una zona de control aéreo en un radio de cien millas en torno a la isla de la Ascensión, debido al gran aumento de tráfico de aviones durante las últimas semanas.

El portavoz del Ministerio de Defensa negó que fuerzas británicas hubieran invadido las islas Malvinas, pero no quiso hacer comentarios sobre un supuesto desembarco de comandos especiales.La imposición de un control aéreo "desde el nivel del mar hasta una altitud ilimitada" responde al uso que está haciendo Londres de esta pequeña isla, a 3.397 millas de las Malvinas. Así se evitará también el espionaje indeseado. El Reino Unido ha in formado a la autoridad de la aviación civil de estas medidas, que serán controladas por un alto oficial británico desde la isla. Cualquier avión que quiera sobrevolar esta zona tendrá que pedir permiso.

En los últimos días, el aeropuerto de Wideawake ha estado muy ajetreado con la salida y llegada de aviones de combate Harrier, de transporte Hércules, de reconocimiento Nimrod, bombarderos Vulcan y nodriza Víctor. En principio, la base de la isla está bajo control de EE UU, pero puede ser utilizada por los británicos. "Los vuelos estadounidenses no se verán afectados por esta medida", comentó el portavoz británico.

El diario popular The Daily Express informó ayer que unos cien componentes de comandos especiales británicos habían des embarcado en las Malvinas y causado explosiones el domingo. Ningún comentario oficial sobre el tema.

"El domingo fue un día de in tensa actividad operacional", dijo el portavoz del Ministerio de Defensa, excusándose de haber tenido que corregir a ultimísima hora su declaración sobre el ataque contra el pesquero Narwal. Un miembro de la tripulación, de 25 personas, resultó muerto; otro, gravemente herido, y otros doce, sólo levemente. El barco, que no llevaba cañones, pero que planteaba una amenaza", fue atacado por aviones Sea Harrier, con bombas y ráfagas de ametralladora. El Reino Unido se ha propuesto "un mínimo uso de la fuerza".

El portavoz británico señaló que entre la tripulación del barco figuraba un oficial de la Marina argentina, y el Narwal disponía de equipos electrónicos para el espionaje. También afirmó que se habían encontrado documentos a bordo que demostraban que el Narwal estaba operando bajo instrucciones navales argentinas.

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Muchos periodistas británicos y extranjeros comienzan a ponerse nerviosos con los retrasos, imprecisiones y correcciones en los comunicados oficiales británicos. Ayer mismo, ningún comentario por la tarde sobre una información del corresponsal de la televisión comercial á bordo del portaviones Hermes de que varias fragatas y un destructor británicos se habían vuelto a acercar a la costa de las Malvinas. Por estas vías se ha comunicado también el nerviosismo reinante en el destacamento naval, con disparos de los costosos misiles Sea Dart contra bandadas de pájaros y las confusiones de ballenas con submarinos enemigos. Por primera vez, sin embargo, el portavoz admitió la posibilidad de que aviones ligeros argentinos hubiesen roto el bloqueo de las islas.

La presión europea sobre Londres se ha hecho notar. Se vuelve a insistir con fuerza sobre la vía diplomática de las Naciones Unidas. "Hemos aceptado el enfoque general de Pérez de Cuéllar, secretario general de esa organización, y cooperamos plenamente con él", señaló el Foreign Office. "No hay límite temporal en estas negociaciones", añadió, reiterando que no se había planteado un ultimátum. a Argentina. De las declaraciones de Anthony Parsons, embajador británico ante la ONU, se desprende que en dos o tres días podrían estar completado un documento sobre estas negociaciones.

Entre tanto, prosigue la presión militar británica sobre Argentina. El portavoz británico habló del "efecto psicológico" del bombardeo del domingo sobre el aeródromo de Port Stanley. ¿Invasión o largo bloqueo? Los preparativos para una opción no contradicen a la otra.

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