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Trump presenta su plan para tomar el control de Gaza como “una transacción inmobiliaria”

El presidente de Estados Unidos asegura que no tiene “ninguna prisa” en poner en marcha el proyecto que ha propuesto para la Franja

El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, durante su reunión este viernes con el primer ministro japonés, Shigeru Ishiba.
El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, durante su reunión este viernes con el primer ministro japonés, Shigeru Ishiba.Kent Nishimura (REUTERS)
Macarena Vidal Liy

El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, concibe su propuesta para que su país tome el control de la franja de Gaza y los residentes palestinos sean trasladados a otros países como “una transacción inmobiliaria”, según la ha descrito él mismo este viernes al comienzo de una reunión en la Casa Blanca con el primer ministro japonés, Shigeru Ishiba. Washington, según esa visión, desempeñaría el papel de “un inversor en esa parte del mundo” y no necesitaría desplegar tropas sobre el terreno: de la seguridad y del suministro de cuanto fuera necesario se encargaría Israel.

El mero hecho de la inversión estadounidense ya aportaría estabilidad a la zona, en opinión del inquilino de la Casa Blanca. “Creo que el hecho de que estemos ahí, de que contemos con una inversión ahí, ayudaría mucho a crear paz”, apuntaba. Esa inversión, agregaba, sería relativamente modesta.

“Tenernos en ese lugar en particular llevaría a una gran estabilidad por muy poco dinero. No harían falta soldados: de eso se encargarían otros. De cuidar de las inversiones, también. Así que una inversión muy pequeña conseguiría estabilidad en el área”, sostenía, al subrayar que no tiene “ninguna prisa” en poner en marcha el proyecto.

El martes, el presidente estadounidense dejó atónito al mundo al anunciar, durante una rueda de prensa junto al primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, que Estados Unidos se hará cargo de Gaza para convertir la Franja en “la Riviera de Oriente Próximo”, después de trasladar a los más de dos millones de gazatíes que la habitan a países próximos. En concreto, mencionaba a Egipto y Jordania, que ya acogen amplias comunidades de refugiados palestinos y se niegan recibir más para no poner en riesgo su propia estabilidad.

En esas declaraciones, Trump reiteró en varias ocasiones que su idea era que el reasentamiento de los gazatíes fuera permanente. La Casa Blanca ha tratado desde entonces de modular el mensaje, para declarar que el traslado sería una medida temporal durante una reconstrucción que calcula que requerirá al menos entre 10 y 15 años. Altos funcionarios apuntaban que Trump lanzó su propuesta para forzar a que los países implicados presentaran “opciones creativas” que permitan solucionar el conflicto árabe-israelí de una vez por todas. Pero el jueves, el presidente estadounidense volvía a dejar claro que va en serio con su propuesta: Washington se haría cargo de la Franja una vez hayan cesado los combates e Israel haya trasladado a los gazatíes a otros lugares, según sostenía.

En sus declaraciones junto al primer ministro japonés, Trump no ha dejado claro este viernes si se plantea una salida permanente o tan solo temporal. “No queremos que la gente (los gazatíes) regrese y se vuelva a marchar en 10 años, como ha ocurrido durante 50 años”, señalaba.

Rechazo rotundo

El plan del presidente estadounidense ha recibido el rechazo rotundo de la mayor parte de la comunidad internacional como contraria al derecho internacional que prohíbe el desplazamiento forzoso de poblaciones —un crimen contra la humanidad—. La negativa es especialmente tajante entre los países árabes, que ven en la propuesta una amenaza para la estabilidad en Oriente Próximo, un intento de limpieza étnica y el probable fin definitivo de la solución de dos Estados, el israelí y el palestino, para resolver el conflicto. La idea de los dos Estados ha sido política oficial de Washington durante décadas.

El planteamiento de Trump, que el republicano había meditado durante meses en privado antes de hacerlo público el martes, ha desencadenado una avalancha de actividad diplomática para tratar el futuro de Gaza. El rey Abdalá II de Jordania tiene previsto acudir a la Casa Blanca el martes para reunirse con el presidente estadounidense; también la semana próxima podría llegar el rey de Bahréin, Hamad bin Isa Al Jalifa; el presidente de Egipto, Abdelfatá al Sisi, lo haría una semana más tarde.

Por su parte, el secretario de Estado, Marco Rubio, llevará a cabo entre el 13 y el 18 de este mes una gira por la región que le llevará a Israel, Emiratos Árabes Unidos, Qatar y Arabia Saudí, tras haber visitado Alemania para la Conferencia de Seguridad de Múnich.

En una rueda de prensa posterior a su encuentro con Ishiba, y en la que también participó el primer ministro japonés, el presidente estadounidense se refirió también a Corea del Norte para afirmar que volverá “a tener relaciones” con el líder de ese país, Kim Jong-un, con quien se reunió en tres ocasiones durante su primer mandato. “Es una buena cosa no solo para Estados Unidos, sino también para el mundo, que nos llevemos bien” ambos líderes.

La reunión con Ishiba se centró sobre todo en asuntos económicos y en la reducción del déficit comercial que Estados Unidos mantiene con Japón. Ishiba anunció que su país aumentará las inversiones en la primera potencia económica. El gigante Nippon Steel también renuncia a comprar US Steel, la gran acerera estadounidense, después de que la Administración de Joe Biden vetara la adquisición. En su lugar, anunció Trump, la compañía nipona invertirá una fuerte suma, que no precisó, en la empresa estadounidense.


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Sobre la firma

Macarena Vidal Liy
Es corresponsal de EL PAÍS en Washington. Previamente, trabajó en la corresponsalía del periódico en Asia, en la delegación de EFE en Pekín, cubriendo la Casa Blanca y en el Reino Unido. Siguió como enviada especial conflictos en Bosnia-Herzegovina y Oriente Medio. Licenciada en Ciencias de la Información por la Universidad Complutense de Madrid.
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