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Biden veta la compra de US Steel por Nippon Steel alegando razones de “seguridad nacional”

El presidente bloquea una operación de 14.100 millones de dólares que encontró resistencia política y sindical desde el principio

Una planta de US Steel en River Rouge (Míchigan).
Una planta de US Steel en River Rouge (Míchigan).Rebecca Cook (REUTERS)
Miguel Jiménez

El proteccionismo no es exclusivo de Donald Trump. El actual presidente de Estados Unidos, Joe Biden, ha vetado la compra de la siderúrgica US Steel por parte de la japonesa Nippon Steel alegando razones de seguridad nacional. Se pone fin así a una operación de unos 14.100 millones de dólares (13.700 millones de euros) lanzada a finales de 2023 y que se ha encontrado durante algo más de un año con la resistencia de políticos y sindicatos pese a las promesas del grupo japonés de inversiones multimillonarias. El veto presidencial, largamente anticipado, pero que llega a poco más de dos semanas de que Biden deje el cargo, puede enturbiar la relación entre Estados Unidos y Japón, uno de sus principales aliados asiáticos.

“Es mi solemne responsabilidad como presidente garantizar que, ahora y en el futuro, Estados Unidos tenga una industria siderúrgica fuerte, de propiedad y gestión nacional, que pueda seguir impulsando nuestras fuentes nacionales de fortaleza en el país y en el extranjero; y es un cumplimiento de esa responsabilidad bloquear la propiedad extranjera de esta empresa estadounidense vital”, ha dicho Biden en el comunicado difundido por la Casa Blanca en que explica su decisión.

US Steel es una empresa icónica fundada en 1901 por J.P. Morgan y Andrew Carnegie. Se trata de un gigante venido a menos que llegó a tener más de 300.000 empleados a mediados del pasado siglo, pero que hoy ronda los 20.000. Tiene su sede en Pittsburgh, la capital industrial de Pensilvania, un Estado muy importante políticamente. La operación encontró pronto el rechazo no solo de Biden, sino también de los dos principales candidatos a las elecciones del pasado 5 de noviembre, la demócrata Kamala Harris, y el presidente electo, Donald Trump, que trataban de cortejar a los votantes sindicalizados de dicho Estado. El republicano había prometido vetar la operación al llegar al poder, pero Biden se le ha adelantado.

La decisión llega después del examen de la operación por parte Comité de Inversiones Extranjeras en Estados Unidos (CFIUS), presidido por la secretaria del Tesoro, Janet Yellen. Dicho comité tenía potestad para aprobar, bloquear o modificar el acuerdo por motivos de seguridad nacional, o remitirlo al presidente para que decida, que es lo que finalmente ha hecho ante la falta de acuerdo en su seno.

En su evaluación final de la operación, el comité advirtió de que, tras comprar US Steel, Nippon Steel podría reducir la producción nacional de acero, lo que plantearía “riesgos para la seguridad nacional de Estados Unidos”. Entre los sectores más afectados en ese supuesto, el comité señalaba el transporte y la energía. Biden suscribe esa tesis: “Esta adquisición pondría a uno de los mayores productores de acero de Estados Unidos bajo control extranjero y crearía riesgos para nuestra seguridad nacional y nuestras cadenas de suministro críticas”, afirma.

Nippon Steel se había esforzado por asumir compromisos para tratar de vencer las resistencias políticas y sindicales a la compra. La compañía aseguró que los gestores clave y la mayoría del consejo de administración serían estadounidenses en caso de que cerrar la operación. El grupo japonés también garantizó el empleo y adquirió el compromiso de dar prioridad a la producción de US Steel para satisfacer la demanda del mercado siderúrgico estadounidense y prometió inversiones multimillonarias. Nippon Steel ofreció a la desesperada que la operación se aprobase con una condición que prohibiese explícitamente reducir la producción, pero ninguno de sus esfuerzos dio resultado.

El veto por parte del presidente es una decisión extraordinaria en un país que se ha caracterizado por su apertura a la inversión extranjera, particularmente la procedente de países amigos y aliados, como es el caso de Japón. Supone un aviso acerca de la dificultad de sacar adelante operaciones en sectores estratégicos, sobre todo si afectan a Estados políticamente relevantes. El Gobierno de Biden ha abrazado una política de nacionalismo económico que Trump promete acentuar con aranceles masivos.

Competencia desleal

Biden argumenta en su comunicado que, “durante demasiado tiempo, las empresas siderúrgicas estadounidenses se han enfrentado a prácticas comerciales desleales, ya que las empresas extranjeras han vendido acero a precios artificialmente bajos en los mercados mundiales, lo que ha provocado la pérdida de puestos de trabajo y el cierre de fábricas en Estados Unidos”. El presidente recuerda que triplicó los aranceles sobre las importaciones de acero procedentes de China y asegura la industria siderúrgica estadounidense es la más fuerte de los últimos años.

Nippon Steel anunció una opa amistosa a un precio de 55 dólares por título, un 70% por encima de la cotización de este jueves. Esa diferencia dejaba claro de que el mercado no creía que la operación fuese a salir adelante. El precio de la acción, que ha caído de nuevo con fuerza este viernes, se sitúa muy por debajo incluso de cuando la empresa japonesa presentó en diciembre su oferta, valorada en unos 14.000 millones de dólares. Biden ya provocó un desplome de la cotización en marzo, cuando por primera vez expresó con claridad su rechazo a la compra por parte de Nippon Steel. “US Steel seguirá siendo una orgullosa empresa estadounidense, de propiedad estadounidense y gestionada por trabajadores siderúrgicos sindicados estadounidenses, la mejor del mundo”, dice ahora el presidente.

“Como he dicho muchas veces, la producción de acero ―y los trabajadores del acero― son la columna vertebral de nuestra nación. Una industria siderúrgica fuerte, de propiedad y gestión nacional, representa una prioridad esencial para la seguridad nacional y es fundamental para unas cadenas de suministro resistentes. Esto se debe a que el acero impulsa nuestro país: nuestras infraestructuras, nuestra industria automovilística y nuestra base industrial de defensa. Sin producción nacional de acero y trabajadores del acero nacionales, nuestra nación es menos fuerte y menos segura”, añade.

La operación había sido aprobada por una mayoría abrumadora por los accionistas de US Steel. El veto implica dejar a la compañía sin las inversiones que había prometido el comprador y sume en la incertidumbre el futuro de la empresa, que consideraba que era su mejor alternativa y ha intentado sin éxito que se aprobase el acuerdo. En el mensaje en su red social, Truth en que expresaba su oposición a la operación, Trump prometió revitalizar el alicaído sector siderúrgico estadounidense “a través de una serie de incentivos fiscales y aranceles”.

Nippon Steel puede impugnar la decisión y ha anticipado que planea hacerlo, pero eso supondría entrar en una larga batalla legal de desenlace incierto. La compañía considera que no se ha respetado la legalidad y que la política ha contaminado la decisión, según expresó en un comunicado que también suscribe US Steel.

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Sobre la firma

Miguel Jiménez
Corresponsal jefe de EL PAÍS en Estados Unidos. Ha desarrollado su carrera en EL PAÍS, donde ha sido redactor jefe de Economía y Negocios, subdirector y director adjunto y en el diario económico Cinco Días, del que fue director.
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