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Trump sostiene que Israel “cedería Gaza a Estados Unidos” después de haber expulsado a los palestinos

El presidente estadounidense se reafirma en su plan para la Franja y descarta el envío de tropas para cumplirlo

El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, participa en el Desayuno Nacional de Oración en Washington este jueves.Foto: Evan Vucci (AP/Lapresse) | Vídeo: EPV
Macarena Vidal Liy

El presidente estadounidense, Donald Trump, se ha reafirmado este jueves en su plan para que Washington se haga cargo de Gaza, y ha dado una serie de nuevas pistas sobre qué tiene previsto hacer allí (y sobre todo cómo pretende hacerlo). En un mensaje en Truth, su red social, ha indicado que Estados Unidos entraría en la Franja una vez que hayan “concluido los enfrentamientos” e Israel haya llevado a cabo la operación de reasentamiento a otros países de los palestinos que allí viven (superan los 2,2 millones de personas). Su misión sería reconstruir Gaza para transformarla en “uno de los sitios mejores y más espectaculares” del mundo.

Trump había dejado atónito al mundo cuando el martes anunció por sorpresa, en una rueda de prensa junto al primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu —con quien acababa de reunirse—, una propuesta para que Estados Unidos se hiciera cargo de la Franja, de donde se trasladaría a los palestinos que la habitan a otros países: el republicano mencionó específicamente a Egipto y Jordania. Según reiteró varias veces a lo largo de media hora de declaraciones en esa comparecencia, ese traslado forzoso sería permanente.

El anuncio, que el Gobierno israelí ha acogido con júbilo, desencadenó inmediatamente el rechazo de la comunidad internacional, que recuerda que el traslado forzoso de poblaciones está tajantemente prohibido por el derecho internacional. Los países árabes han descartado de plano un proyecto que dinamita décadas de política exterior estadounidense y, de ponerse en práctica, desestabilizaría Egipto y Jordania, con la perspectiva de que el incendio se extendiera por todo el polvorín de Oriente Próximo.

Ante el clamor internacional, y las dudas expresadas incluso entre legisladores de su propio partido, el miércoles la Casa Blanca ya trató de recoger velas sobre algunos de los puntos más espinosos. La portavoz presidencial, Karoline Leavitt, indicó en una rueda de prensa que el traslado de los palestinos sería temporal. También sostuvo que, pese a que el presidente había declarado no descartar el envío de tropas “si fuera necesario”, Trump “no se ha comprometido” a utilizar fuerzas estadounidenses para desarrollar su plan.

En su mensaje de este jueves, el presidente estadounidense cambia los tiempos verbales que empleó el martes, y deja de utilizar el futuro (“Estados Unidos tomará el control de Gaza”) para pasar al condicional y dar a entender que nada está aún escrito en piedra: “Israel entregaría la franja de Gaza a Estados Unidos una vez concluidos los enfrentamientos”, en referencia a la guerra desatada en octubre de 2023 y ahora interrumpida por un alto el fuego.

Para entonces, precisa, “los palestinos… ya habrían quedado reasentados en la región en comunidades mucho más seguras y hermosas, con hogares nuevos y modernos. Tendrían una oportunidad de ser felices, libres y estar seguros”. No precisa explícitamente que el reasentamiento fuera a ser permanente, pero tampoco especifica que vaya a ser provisional.

Estados Unidos, según el plan del empresario devenido en presidente, desempeñaría el papel de promotor inmobiliario. El republicano sostiene en su mensaje en Truth: “Colaborando con estupendos equipos de desarrollo de todo el mundo, comenzaría a arrancar despacio y con cuidado lo que se convertiría en uno de los enclaves urbanísticos mejores y más espectaculares de este tipo en el mundo”. Su descripción no carece de ironía: su Gobierno se encuentra en pleno proceso para desmantelar la propia agencia estadounidense de ayuda al desarrollo, USAID.

Edificios destruidos, en medio del alto el fuego entre Israel y Hamás, en Gaza, este jueves.
Edificios destruidos, en medio del alto el fuego entre Israel y Hamás, en Gaza, este jueves.Amir Cohen (REUTERS)

“¡No harían falta soldados estadounidenses! ¡Reinaría la estabilidad en la región!”, proclama en su texto, al descartar que vaya a recurrir a las tropas de su país para hacer cumplir su iniciativa en Gaza.

Trump meditaba su plan desde hace meses, según ha explicado la Casa Blanca. La idea definitiva cobró cuerpo después de que su amigo personal y enviado a Oriente Próximo para las negociaciones de alto el fuego entre Israel y Hamás, el empresario inmobiliario Steve Witkoff, regresara de Gaza impresionado por el nivel de destrucción que había visto.

Gaza “es un sitio de demolición”, sostuvo el presidente estadounidense el martes. Harán falta, defendió, entre 10 y 15 años al menos para reconstruirla. Ahora no está en condiciones habitables, por lo que sus habitantes deben marcharse a otros países vecinos. El martes insistía en que no habría regreso, porque de otro modo se volvería a la misma situación “de los últimos 100 años”, un ciclo constante de guerra y muerte.

Israel, por su parte, ha dado instrucciones para comenzar a preparar una operación de traslado que, sostiene, sería “voluntaria” para los gazatíes. Pero que a oídos palestinos suena como una repetición de la Nakba, la operación de limpieza étnica entre 1947 y 1949 que expulsó de su tierra a unos 750.000 palestinos ante el avance de, primero, las milicias judías y, después, el recién constituido ejército israelí.

Israel ha negado sistemáticamente el derecho de retorno de estos palestinos y sus descendientes, repartidos hoy día por todo el mundo. Ese derecho, junto al de la capitalidad de Jerusalén, ha sido uno de los escollos insalvables que han hundido las negociaciones cada vez que desde la Conferencia de Madrid de 1991 se ha conseguido lograr algún tipo de conversación entre árabes e israelíes con vistas a establecer la solución de dos Estados prevista en resoluciones de la ONU y principio —al menos hasta ahora— de la política exterior estadounidense para Oriente Próximo.

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Sobre la firma

Macarena Vidal Liy
Es corresponsal de EL PAÍS en Washington. Previamente, trabajó en la corresponsalía del periódico en Asia, en la delegación de EFE en Pekín, cubriendo la Casa Blanca y en el Reino Unido. Siguió como enviada especial conflictos en Bosnia-Herzegovina y Oriente Medio. Licenciada en Ciencias de la Información por la Universidad Complutense de Madrid.
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