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Italia se alinea con Trump y no secunda la defensa del tribunal de La Haya frente a los ataques del presidente

El Gobierno de Meloni, en pleno enfrentamiento con el Tribunal Penal Internacional tras dejar huir a un criminal libio, es el único de los grandes Estados europeos que no firma el documento de apoyo a la institución suscrito por 79 países

Giorgia Meloni y Donald Trump
La primera ministra italiana, Giorgia Meloni, con Donald Trump, en la visita que realizó en enero al presidente de Estados Unidos en su residencia de Florida.gobierno de italia (via REUTERS)
Íñigo Domínguez

Italia ya se está desmarcando de los primeros movimientos en Europa para responder de forma unida a la hostilidad de Donald Trump, y sigue dando señales de ninguneo del derecho internacional. El Gobierno liderado por la ultraderecha de Giorgia Meloni ha sido este viernes el único de los grandes Estados europeos que no ha firmado una declaración conjunta, suscrita por 79 países, para defender al Tribunal Penal Internacional (TPI) de los ataques a la institución del presidente de Estados Unidos. Es una respuesta a la orden de Trump, este jueves, de sancionar al personal del organismo que investigue a ciudadanos de EE UU o de algunos de sus aliados, especialmente de Israel. Tampoco han firmado el documento otros tres países de la UE: Hungría, República Checa y Lituania. En Hungría, el primer ministro ultra, Viktor Orbán, ha planteado ya “revisar” la participación de su país en el TPI.

Esta decisión llega en medio de un enfrentamiento en marcha desde hace dos semanas del Ejecutivo de Roma con el TPI, después de que Meloni dejara escapar a un torturador y criminal de guerra libio, el general Osama Almasri, reclamado por la institución, por un supuesto defecto de forma en el papeleo. Se trata del responsable de una cárcel del horror para migrantes, donde se han denunciado numerosas violaciones de derechos humanos, y la oposición acusó al Gobierno de hacer un favor a Libia, país clave para Italia para contener la inmigración.

Tras una denuncia de un particular, la Fiscalía ha abierto incluso una investigación a Meloni, dos ministros y un subsecretario, aunque es muy dudoso que llegue a prosperar, porque necesitaría la aprobación del Parlamento, donde el Ejecutivo tiene mayoría absoluta. Pero en todo caso la polémica ha incendiado el debate político italiano en la última semana y dos vicepresidentes del Gobierno, Antonio Tajani y Matteo Salvini, y el ministro de Justicia, Carlo Nordio, han lanzado críticas abiertas al TPI, un hecho insólito hasta ahora. Entre otras cosas, porque el TPI, con sede en La Haya, nació en Roma en 1998. Tajani y Salvini han llegado a decir, tras una denuncia contra el Gobierno italiano en el TPI, de una víctima de torturas en Libia, que debería ser el tribunal internacional al que habría que investigar. Meloni, a todo esto, ha estado desaparecida esta semana a la hora de dar explicaciones sobre el caso de Almasri.

Los 79 firmantes de la declaración de apoyo al TPI representan dos tercios de los 125 Estados que han ratificado el Estatuto de Roma. La iniciativa de promover esta declaración ha partido de cinco países (Eslovenia, Luxemburgo, México, Sierra Leona y Vanuatu), para dar seguimiento a la respuesta del propio tribunal de La Haya. El Tribunal, en un comunicado, ha realizado esta mañana del viernes un llamamiento a “los 125 Estados miembros, a la sociedad civil y a todas las naciones del mundo a estar unidos por la justicia y los derechos humanos fundamentales”.

Le secundó rápidamente el presidente del Consejo Europeo, António Costa, que declaró en redes sociales: “Sancionar el TPI amenaza la independencia del Tribunal y mina el sistema de justicia penal internacional”. También se sumó a la reacción la presidenta de la Comisión europea, Ursula von der Leyen: “El TPI garantiza la responsabilidad por los crímenes internacionales y da voz a las víctimas en todo el mundo. Debe poder perseguir libremente la lucha contra la impunidad global. Europa estará siempre a favor de la justicia y del respeto del derecho internacional”. Pero Italia ha decidido seguir una línea distinta, y es la primera vez que elige de forma tan clara a Trump y no a la UE.

Meloni fue la única jefa de Gobierno europea que asistió a la toma de posesión de Donald Trump, el pasado 20 de enero, y presume de su amistad con Elon Musk. La diplomacia italiana aspira a ser el interlocutor privilegiado en Europa de la Casa Blanca, y vende que puede hacer labores de puente y mediación con Trump, aunque es un equilibrio complicado que, como se preveía, será difícil de mantener cuando llegue la hora de aclarar de qué parte está. Como en esta ocasión.

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Sobre la firma

Íñigo Domínguez
Corresponsal en Roma desde 2024. Antes lo fue de 2001 a 2015, año en que se trasladó a Madrid y comenzó a trabajar en EL PAÍS. Es autor de cuatro libros sobre la mafia, viajes y reportajes.
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