_
_
_
_

Italia deja escapar al jefe de la ‘prisión del terror’ para migrantes en Libia reclamado por crímenes contra la humanidad

El Tribunal Penal Internacional pide explicaciones a Meloni por la liberación de Almasri, detenido en Turín cuando iba a ver un partido de la Juventus, y que tres días después fue enviado a Trípoli por un defecto de forma en el arresto

Najeem Osama Almasri Hoabish
Najeem Osama Almasri Hoabish, a su llegada a Trípoli.
Íñigo Domínguez

Italia ha hecho una extraña jugada, difícil de explicar internacionalmente y que le está costando un enorme revuelo político, pero que ha sido muy bien recibida por Libia, país que financia junto a la UE desde 2017 para que frene la inmigración por mar sin cuestionar sus métodos. El Gobierno de ultraderecha de Giorgia Meloni, que clama habitualmente contra las mafias de traficantes de personas, dejó libre el martes al señor de la cárcel del terror de Mitiga, en Libia, donde se han denunciado torturas y graves violaciones de derechos humanos contra migrantes y reclusos, y que es reclamado por el Tribunal Penal Internacional por crímenes de guerra y contra la humanidad desde 2011. El tribunal ha pedido explicaciones a Italia por la puesta en libertad del fugitivo “sin aviso previo o consulta”, según anunció la tarde del miércoles en un gélido comunicado.

Se trata del jefe de la policía judicial de Libia y jefe del grupo paramilitar Rada, Najeem Osama Almasri Hoabish, detenido el sábado por la noche en Turín, a donde había ido a ver el partido de fútbol Juventus-Milan, y que tres días después, el martes por la tarde, fue puesto en libertad e incluso llevado en un avión del Estado italiano a Trípoli, la capital libia, donde fue recibido como un héroe. El Tribunal de Apelación de Roma ha explicado que se ha debido a “un error de procedimiento” en los trámites judiciales que habría obligado a liberarlo. En síntesis, que el ministro de Justicia, Carlo Nordio, tenía que haber cursado la orden de arresto a la Fiscalía antes de la detención, cuando Interpol había advertido ya de la inminente presencia del fugitivo en Italia. Toda la oposición ha pedido explicaciones en el Parlamento por la “liberación de un torturador” y acusa al Gobierno de prepararla deliberadamente, con peticiones de dimisión para Nordio.

“Una bofetada al Tribunal Penal Internacional”

El desenlace es un escándalo para las ONG que trabajan en el Mediterráneo y han denunciado en numerosas ocasiones las violaciones de derechos humanos en Libia. “Es una bofetada al Tribunal Penal Internacional”, ha declarado Riccardo Noury, portavoz de Amnistía Internacional en Italia. Opina que “se ha elegido ignorar la cooperación internacional en justicia en nombre de la cooperación política con Libia”.

“Es uno de los más feroces criminales libios, traficante de seres humanos y criminal de guerra”, acusa la ONG Mediterránea, donde trabaja un sacerdote, Mattia Ferrari, muy conocido en Italia por su compromiso con la ayuda a los inmigrantes. La decisión, aseguran, “nos deja atónicos, incrédulos”. “Algunos de nosotros han sufrido torturas justo en el campo de internamiento de Mitiga y han visto morir ante sus ojos chicos inocentes, o violar chicas que no eran más que niñas”, explica la ONG en un comunicado.

Todo el proceso ha sido muy raro y los analistas señalan dos factores a tener en cuenta. Uno, que Libia es un socio esencial para Italia que hace el trabajo sucio contra la inmigración irregular, lo que le ha permitido reducir las llegadas por mar en 2024 en un 60%. Y dos, el actual Gobierno de Trípoli también es un aliado de Estados Unidos en la lucha contra el yihadismo y Al Qaeda. En el trasfondo está la reciente liberación en Irán de la periodista italiana Cecilia Sala, a cambio de la entrega de un ingeniero iraní detenido en Italia que era reclamado por Estados Unidos.

Las sospechas sobre el defecto de forma se basan en algunos detalles. Pese a que el arresto fue el sábado, el Gobierno calló de forma extraña el fin de semana y el ministro de Justicia solo habló el martes por la tarde para decir que estaba “valorando el envío del expediente a la Fiscalía”. Si bien para entonces el oficial libio ya tenía un avión esperando en el aeropuerto turinés, un Dassault Falcon 900 del Estado italiano que había despegado de Roma a las 11.14 de la mañana, según los medios italianos. Para la asociación de juristas ASGI, el Gobierno ha tratado el caso con “superficialidad y gravedad”, y señala cómo “al retraso del ministro de Justicia ha seguido una increíble eficiencia del ministro de Interior” para expulsar a Almasri del país. Por otro lado, varios portales libios ya daban por hecho desde el martes por la mañana la liberación del detenido. Además el lunes, tras varios días sin llegadas por mar a la isla de Lampedusa, llegaron de pronto 500 personas desde Libia.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Sobre la firma

Íñigo Domínguez
Corresponsal en Roma desde 2024. Antes lo fue de 2001 a 2015, año en que se trasladó a Madrid y comenzó a trabajar en EL PAÍS. Es autor de cuatro libros sobre la mafia, viajes y reportajes.
Rellena tu nombre y apellido para comentarcompletar datos

Más información

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_