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Reportaje:

Calvo Sotelo entregó los Premios Nacionales de artes y literatura

El presidente del Gobierno prometió la ampliación de los presupuestos para Cultura

"El auge y la difusión de la Cultura no es un punto retórico de mi programa de Gobierno, sino un objetivo real a cuya realización aspiramos", dijo el presidente de Gobierno, Leopoldo Calvo Sotelo, en su discurso de entrega de los Premios Nacionales de artes y literatura, 1981, antes de prometer un sustancial aumento de los presupuestos destinados a Cultura, y concretamente al teatro. Por su parte, la ministra de Cultura, Soledad Becerril, señaló el papel de las instituciones como presentadoras de "un clima favorable a la creación cultural, que elimine sus obstáculos y reconozca y apoye sus logros". Torrente Ballester, a quien correspondió el de Narrativa, respondió agradeciendo los premios en nombre de todos.

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Grandeza y servidumbre de los premios literarios

De los doce premios concedidos ayer, dos lo fueron a título póstumo: el de Poesía, concedido a Vicente Gaos, y la mención honorífica al crítico de cine Alfonso Sánchez. El Nacional de Ensayo rorrespondió al filósofo José Luis Abellán; los de teatro, a Rafael Alberti el de creación, y a Guillermo Marín el de interpretación; los de música fueron para Joaquín Rodrigo y Nicanor Zabaleta, y los de traducción al castellano Fray Luis de León, a Francisco Rodríguez Adrados y Miguel Sáenz. El Premio Nacional de Historia de España lo recibió José María Jover Zamora como director del equipo de historiadores que ha escrito el libro premiado; el de Cinematografía a Rafael Azcona, y el de fomento de la traducción de autores españoles a otras lenguas al italiano Francesco Tentori.La ministra de Cultura insistió en la idea que vertebraba su primer Informe al Consejo de Ministros, la del papel subsidiario del Ministerio, que no deberá pretender crear cultura sino "hacer posible la eliminación de determinados obstáculos", lo que daría sentido a intervenciones de su departamento como los premios y becas.

Tras citar a Gonzalo Torrente Ballester, en el sentido de que la imaginación intelectual se desarrolla paralelamente a "otras imaginaciones", expresó la ministra su confianza en la capacidad del pueblo español para "un proyecto de vida en común, equilibrado y armónico, hecho verdaderamente a la medida del individuo", como garantía al desarrollo de la imaginación.

Un Nacional para Alberti

Seguramente, el premio más esperado popularmente es el concedido a Rafael Alberti como autor teatral. El poeta de la Generación del 27, que regresó del exilio con la democracia española, ha sido durante todos estos años silencioso candidato a otros honores, como el Premio Cervantes, que pasaban sobre su persona informal y contracorriente suscitando sólo comentarios maliciosos del personal acerca del miedo que la Administración parecía tener al PC. Rafael Alberti es uno de los veteranos de las letras españolas, no es académico y ayer recibió, por primera vez, el reconocimiento del Estado democrático español. Entre sus obras de teatro destacan El hombre deshabitado, El adefesio, y tal vez la más conocida, Noche de guerra en el Museo del Prado. Con él recibe también el premio, en lo que se refiere a interpretación, el actor Guillermo Marín: Se reconoce su larga trayectoria teatral, de la que él mismo ha dicho: "Resumiendo mi vida artística, soy el actor de todos los; tiempos que más ha trabajado en el teatro Español: treinta años".Otro veterano maestro que ha sido más profeta que en su tierra, en terrenos más cultos musicalmente, como el área anglosajona, es el compositor Joaquín Rodrigo. La suya ha sido una biograria con un lado dramático, la ceguera, 31 otro de increíble sensibilidad. Es autor del Concierto de Aranjuez, y también de Por la flor del lirio azul, por citar sólo dos de sus obraa. Se une con él en el premio el. arpista vasco Nicanor Zabaleta, intérprete de enorme sensibilidad, a quien Gerardo Diego -poeta, pianista y melómano- ha calificado de "inigualable".

De Rafael Azcona, Nacional de cine, basta decir que es el guionista de Plácido, de El cochecito, de El Verdugo, de Peppermint frappé, de El jardín de las delicias y Ana y los lobos, de La escopeta Nacional y Patrimonio nacional entre otras muchas inolvidables películas, desde 1958 hasta hoy. El italiano Francesco Tentori es quizá uno de los hombres que más ha contribuido a la traducción de la moderna literatura española a su lengua de origen, especialmente por sus traducciones de Juan Ramón Jiménez, cuyo centenario se celebraba el año pasado. Miguel Sáenz es el autor de las traducciones de Gunter Grass entre otros escritores germánicos, y el profesor Adrados lo es de los clásicos. No hace falta insistir en el valor de La era isabelina y el sexenio democrático, trabajo de catorce historiadores dirigido por José María Jover.

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