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Entrevista:

Ravi Shankar: 'El objetivo es lograr la mayor libertad con la máxima disciplina'

Ravi Shankar es uno de los grandes instrumentistas de la música clásica india. No el único, por supuesto, pero evidentemente el más popular. Popularidad que registró un agudo pico tras sus relaciones con George Harrison, pero que ya venía de antes, de cuando las bandas sonoras de películas como Paer Panchali, Chappaqua, Aparajito o El mundo de los Apu (entre otros cientos) se presentaban y conseguían premios en los festivales de Venecia o Berlín. Además de ello ha compuesto para orquesta, ha fundado escuelas, ha escrito ballets y muchas otras actividades renombradas.

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Ravi Shankar ha vuelto a España después de algunos años, carente ya de la aureola hippy y mistiforme que le perseguía, y ha actuado en los Carnavales madrileños. Aquí ha dicho que su objetivo es lograr la mayor libertad a través de la máxima disciplina.Es pequeño, se notan sus 62 años, y va pulcramente vestido, con una cazadora de piel, mientras un solitario brilla furiosamente en su dedo anular derecho. No es ningún niño y tampoco lo parece. De hecho es como un patriarca sonriente, nervioso y plácido, que, de cuando en cuando, impone las manos.

"Mi compromiso con la música fue algo muy natural. Cuando sólo tenía quince años salí de la India con la compañía de baile y música de mi hermano Udai. En aquella época yo me dedicaba fundamentalmente al baile y a divertirme. Sólo cuando se unió a la compañía Ustad Allaudin Khan, uno de los grandes maestros en la música india, quedé lo suficientemente impresionado como para pedirle que me enseñara. El vio en mí algún tipo de facilidad, pero era un hombre muy estricto, y con tono casi de enfado me dijo: "Haces demasiadas cosas y eso no es bueno. Así nunca llegarás a hacer nada correctamente. Puedes intentar ser bailarín y pintor y escritor, o bien dejarlo todo y aprender música. Pero una vez que hayas decidido, aún tienes que escoger entre el sarod, el sitar, la vina, la flauta... No puedes ser como una mariposa".

Durante un año, Allaudin Khan estuvo con nosotros de gira, pero luego regresó a la India y me dijo que volviera con él. Decidir entre la vida casi monástica que se me preparaba y las diversiones que ofrecía el Occidente me llevó casi año y medio, pero por fin lo hice; me afeité la cabeza, regalé mis ropas a los amigos -yo era un dandy- y estuve siete años y medio con mi maestro, sin hacer otra cosa que tocar casi catorce horas diarias".

La experiencia con los Beatles

¿Cuántas ragas se utilizan normalmente?, le preguntamos a Ravi Shankar. "Pueden existir unas 60.000 ragas, pero en realidad no se usan más que unas trescientas y de ellas las cincuenta o sesenta más populares". ¿Y por qué razón hay ragas de mañana, de tarde o de noche? "Eso fue algo establecido hace mucho tiempo por grandes músicos y yoguis que poseían un sentido absoluto de la conciencia cósmica. Ellos podían decidir científicamente que una combinación de notas dadas se adecuaba mejor a cada hora del día. Esto, que se fijó hace mucho, se ha convertido para nosotros en una especie de reflejo condicionado y as¡ se mantiene la tradición. En el norte de la India, ya que en el sur decidieron hace unos ochenta años que eso no tenía sentido".¿Qué es una raga, si se improvisa un 90% o un 95% de las notas? "¡Ah Es que cuando piensas en improvisación, piensas en jazz, don de los músicos hacen lo que quieren. Nosotros tenemos una disciplina basada en un entrenamiento muy fuerte. Hemos realizado cientos, miles o millones de combinaciones de notas, de forma que cuando escogemos la estructura básica de una raga no nos salimos de ella, pero tenemos a nuestra disposición todas esas combinaciones que siempre han estado ahí o que en algún momento hemos creado. Es llegar a la máxima libertad a través dile la mayor disciplina. Sin disciplina puedes tener la idea subjetiva de libertad, pero al cabo de un tiempo todo llega a sonar igual. La música clásica india es un hecho religioso, trascendente, como el mismo yoga o la meditación".

Sobre su experiencia con los Beatles, Ravi Shankar dice: "Nada, no buscaba nada. Sucedió. Y juro por mi dios que ni les conocía. Al principio estuvo bien, había una vibración positiva, pero luego las cosas empezaron a degenerar, aquello de las drogas... Encontrabas a gente que te decía: 'Hey Ravi! Hey Ravi!', comportándose conmigo como lo hacían con Hendrix. Y no es eso, nosotros somos músicos clásicos con un cierto sentido del respeto. Sólo que tenía un contrato con managers norteamericanos y hube de cumplirlos. Ahora he vuelto donde estaba".

Atractivo universal

"Hay dos cosas que tienen un atractivo universal: el ritmo y la velocidad" en la organización de un recital en Occidente, dice Ravi Shankar. "Cuando estoy solo o toco en un ashram, ninguna de esas dos cosas son fundamentales. Pero cuando hago pagar a la gente para verme tengo un cierto grado de responsabilidad, de manera que, sin abaratar mi música, trato de dar un poco de todo, ya que todo pertenece a nuestra cultura. Porque me gustaría que no se olvidara, yo soy un músico serio.

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