Reagan se reúne a puerta cerrada con su plana mayor para analizar la situación salvadoreña
La situación salvadoreña y el grado del compromiso norteamericano en aquel país han sido analizados el lunes en la Casa Blanca en una sesión a puerta cerrada presidida por Ronald Reagan y a la que ha asistido la plana mayor político-militar del Gobierno de EE UU. La CIA ha hecho saber a la Casa Blanca que la Junta salvadoreña no puede ganar la guerra sin la intervención directa de tropas estadounidenses.
En las últimas horas crece en Estados Unidos la impresión de que el presidente Reagan está dispuesto a ir más lejos en su apoyo a la Junta que preside José Napoleón Duarte. Funcionarios norteamericanos y salvadoreños creen ahora que las elecciones del mes próximo no sólo no pondrán fin a la violencia política, sino que la incrementarán.La cadena de televisión CBS citó ayer "fuentes de todo crédito" al dar la noticia de que el Gobierno norteamericano va a aumentar espectacularmente su ayuda a la Junta salvadorea, aunque no la militar, dadas las disensiones que se dan dentro de] ejecutivo y del legislativo. Los 174 millones de dólares actuales se transformarían en un año en 600 millones al menos. La CIA, sin embargo, ha asegurado a Washington que sin la intervención de la infantería norteamericana el Gobierno salvadoreño no puede ganar la guerra.
El embajador estadounidense en el país centroamericano, Dean Hinton, ha dicho claramente que las elecciones previstas para marzo no pueden poner fin a la guerra civil, según informa la agencia France Presse. El argumento básico de Hinton es que los grupos que representan a los guerrilleros izquierdistas no concurren a los comicios, ya que la guerrilla ha decidido presionar hasta el final.
Ayer hubo un intento guerrillero para tomar la ciudad de Apopa, a doce kilómetros de la capital. Se produjo una batalla de tres horas, en el curso de la cual fue incendiado el Ayuntamiento, y sólo la llegada de refuerzos militares impidió el asalto final.
Los Gobiernos de Noruega y Dinamarca hicieron saber ayer al de EE UU que no enviarán observadores a las elecciones salvadoreñas. Ambos países escandinavos consideran que en la situación actual es imposible la celebración de elecciones libres en aquel país.
En el año 1981 se han cometido en El Salvador alrededor de 11.000 asesinatos políticos, según un informe preparado por la Comisión de las Naciones Unidas sobre los Derechos Humanos. La mayoría de estos crímenes han corrido a cargo de las fuerzas armadas y de grupos paramilitares, según se establece en el documento, preparado bajo la dirección de José Antonio Pastor Ridruejo. A una conclusión similar llega el Consejo Británico de Iglesias, que habla de grandes matanzas a cargo de las FF AA y de violaciones de niñas de doce a catorce años.
Varios responsables de iglesias norteamericanas han reiterado en los últimos días su oposición a la ayuda militar al régimen salvadoreño. "El problema principal no es la explotación de la situación por la URSS", escriben al presidente Reagan, "sino la exigencia por el pueblo de justicia política, social y económica". El mundo del espectáculo se ha puesto también en movimiento para tratar de impedir un mayor compromiso de su país en lo que se califica ya de "tragedia comparable a la de Vietnam".
La primera iniciativa es el envío de ayuda médica al Frente Democrático Revolucionario (FDR), uno de los grupos integrantes de la guerrilla. Se trata para ello de recaudar un millón de dólares, según informa Ramón Vilaró.
La advertencia hecha por el demócrata Clairborne Pell a propósito de violaciones de los derechos humanos en El Salvador -el senador Pell ha formado parte de una delegación parlamentaria que ha visitado el país- ha irritado a las autoridades salvadoreñas. El ministro de Defensa, general José Guillermo García, ha condenado la insolencia de los legisladores estadounidenses, "venidos a nuestro país para dar órdenes sobre lo que se debe hacer".
García, informa desde México Jesús Ceberio, reconoció por vez primera que los ejércitos de El Salvador, Honduras y Guatemala colaboran en la lucha antiguerrillera. Esta cooperación, que no quiso calificar de alianza militar, ha sido denunciada y desmentida innumerables veces, a fin de no restar credibilidad a las acusaciones de intervencionismo lanzadas contra Cuba y Nicaragua.
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