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Entrevista:

Jose Manuel Blecua describe su tarea, 'paciente, honesta y útil' en el mundo de la literatura

El nuevo académico de honor quita trascendencia a su trabajo

José Manuel Blecua, catedrático de Literatura Española en la Universidad de Barcelona desde 1959 fue elegido por unanimidad académico de honor de la Real Academia de la Lengua Española hace unos quince días aunque la noticia no se ha hecho pública hasta esta misma semana. Nacido en Alcolea de Cinca (Huesca) en 1913, Blecua es también miembro de la Academia de Buenas Letras de Barcelona, doctor honoris causa por la Universidad de Montpellier y miembro de la Hispanic Society de América. Recientemente se le dió su nombre a un instituto de bachillerato en Zaragoza. Es especialista en el Siglo de Oro español y ha publicado una extensa obra que se inicia con un estudio sobre Cántico de Jorge Guillén y no termina con la Antología de la poesía española del Renacimiento (en prensa), porque ya tiene preparada otra del barroco.

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Un estudioso de la poesía española

Pregunta. ¿Cómo ha recibido usted el nombramiento?.Respuesta. Creo que es excesivo porque yo he llevado a cabo una tarea paciente, honesta y útil, pero sin gran transcendencia.

P. Otros no parecen pensar lo mismo, García Márquez, por ejemplo, afirma que su Floresta de la lírica española constituye su libro de cabecera, porque ahí se halla toda la poesía en lengua castellana.

R. Yo lo que he procurado ha sido dotar a los demás de un instrumento para el estudio de la poesía española, pero eso no tiene mucho de original, creo que he hecho un trabajo de investigación, que responde a mi vocación, y un trabajo profesoral del que también me siento satisfecho.

P. Entra usted en la Academia con el mismo rango que Jorge Guillén a quien usted dedicó su primer estudio. ¿Qué supone eso para usted?.

R. Me hace mucha ilusión, porque lo conozco desde hace 44 años y tengo una buena amistad con él. Lo vi el lunes precisamente y estuvimos charlando de su último libro Aire nuestro. Mantiene toda su lucidez y sigue al tanto de la poesía y la literatura contemporánea.

P. Las últimas incorporaciones a la Academia de la Lengua han sido de literatos o estudiosos de la literatura, ¿cree usted que ello potenciará la actuación de la Academia en la Literatura?.

R. No lo podría decir con exactitud, pero de todas formas la Academia siempre ha tenido en cuenta la Literatura y ha editado unos volúmenes de gran utilidad, aunque es cierto que en los últimos tiempos predominaban los lingüistas.

P. ¿Cómo llegó usted a la Literatura?.

R. Creo que la vocación me viene desde que estudiaba el bachillerato en Zaragoza, en el colegio Santo Tomás de Aquino que dirigía Miguel Labordeta, el padre del poeta y del cantante. Luego estudie Letras y Derecho. El Derecho lo hice porque mis padres consideraban un disparate lo de las Letras, pero nunca me ha servido de nada.

P. A partir de ahí usted inicia su carrera de investigador con el estudio sobre Guillén y la edición de El libro encendido de Juan Manuel.

R. En efecto, pero antes hice oposiciones a instituto, recuerdo que las hice con Rodríguez Moñino, que también fue académico, y con Guillermo Díaz-Plaja, que aún lo es y también estaba en aquel grupo Carmen Castro de Zubiri. Al ganar las oposiciones fui al Instituto de Pruebas de la Almanzora (Almería) y ahí preparé los estudios que usted dice. Luego leí mi tesis doctoral sobre el Cancionero de 1628. Eso fue importante para mí, porque en ese Cancionero había unos versos de Quevedo, en concreto en El Heráclito cristiano, y como tenían muchas variantes me anime a hacer una edición crítica de su poesía, que me ha llevado treinta años, porque el cuarto tomo y último acaba de salir hace muy poco.

P. En medio de los tomos sobre Quevedo ha editado usted también la poesía de los Argensola y de Herrera.

R. Con los Argensolas pasó como con Quevedo, que estaban también en el Cancionero de 1628, luego buscando material para su edición crítica me encontré con las obras inéditas de Herrera y preparé una edición que publicó precisamente la Academia.

P. A partir de ahí viene ya su incorporación a la Universidad de Barcelona y su colaboración con Dámaso Alonso de la que es fruto el primer Cancionerio de Lírica Tradicional.

R. Antes estuve en Zaragoza como profesor del Instituto Goya durante veinte años, luego ya vine a Barcelona y aquí estoy porque los catalanes me acogieron estupendamente y mis hijos están también en la Universidad Autónoma de Barcelona como catedráticos de Literatura. Además estoy muy cerca de mi Aragón natal al que me siento vinculado.

P. ¿Cómo ve usted en este comento la situación de la poesía española tanto a nivel de creación como de estudios?

R. Muy bien. Ahí están Dámaso Alonso, Gerardo Diego, Torrente Ballester, que no sólo son grandes creadores sino críticos muy finos. Entre los jóvenes también hay excelente poetas como Villena, Siles o Carnero. Lo que no logra gran eficacia estética es la poesía social. En cuanto a los estudiosos permítame citarle a Ignacio Prat, que falleció hace unas semana, poco después de publicar una tesis doctoral extraordinaria sobre Jorge Guillén.

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