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Costa Rica busca apoyo en México para renegociar su deuda

El presidente electo de Costa Rica, Luis Alberto Monge, se entrevista ya esta misma semana con el primer mandatario de México, José López Portillo. Esta reunión forma parte de una estrategia del Partido de Liberación Nacional (PLN) consistente en abrirse nuevos espacios políticos por medio de México, Venezuela y la CEE para evitar condiciones excesiva mente drásticas de Estados Unidos en la renegociación de su deuda exterior.Monge tiene un pensamiento político marcadamente anticomunista, pero pretende mantenerse igualmente crítico hacia los regímenes militares que apoya la Administración Reagan. De ahí que el apoyo que puedan prestarle las democracias americanas y europeas sea vital para que su Gobierno no tenga que alinearse incondicional mente junto a Washington.

Con una deuda pública exterior de unos 3.000 millones de dólares, a los que hay que añadir mil millones más en créditos a la empresa privada, Costa Rica debería pagar cerca de seiscientos millones de dólares durante el próximo año sólo en concepto de intereses. Esta cantidad supera su presupuesto nacional.

En estas condiciones, el país no tiene ningún argumento económico que presentar a sus acreedores. De ahí que Monge trate de llevar el tema al terreno político: se trata de salvar la única democracia estable de Centroamérica.

Para eso necesita una moratoria mínima de cinco años para su deuda actual, con una reducción de los tipos de interés al 10%. Y, en segunda instancia, nuevos créditos, por importe de unos mil millones de dólares, para poner en marcha proyectos productivos.

El Banco Mundial y algunas instituciones privadas norteamericanas parecen tener listas varias líneas de créditos blancos, por un importe superior a los doscientos millones de dólares, con la única condición de que se llegue antes a un acuerdo global con el Fondo Monetario Internacional (FMI).

Él Gobiemo de Carazo ha mantenido siempre unas relaciones difíciles con el FMI, cuya oficina permanente en San José fue clausurada por decisión gubernamental en plenas negociaciones. La debilidad política de Carazo, con una asamblea en la que estaba en minoría, y su política económica hicieron qúe el FMI pusiera severas condiciones para renegociar la deuda.

Subida inmediata de la gasolina (un litro cuesta unas veinticinco pesetas), reducción drástica del gasto público, reforma fiscal y ajuste de la economía al modelo liberal han sido algunas de las exigencias del FMI. Este esquema choca con el programa socialdemócrata del PLN.

Sobre estas diferencias, Luis Alberto Monge ha declarado: "Estamos elaborando un documento para la negociación con el Fondo. Sabemos de antemano que algunos puntos no serán aceptables para ellos, pero queremos sentarnos. Para salvar a Costa Rica hay que llegar a un acuerdo con el FMI, pero nos reservamos el derecho al forcejeo".

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