_
_
_
_

Contra la pared

No empleemos el término "inaceptable" para referirnos al escándalo polaco: está devaluado. Los ministros de Asuntos Exteriores occidentales, reunidos en Estrasburgo en enero de 1980, juzgaron "inaceptable", recordémoslo, la invasión soviética de Afganistán. En menos de un mes, lo inaceptable fue aceptado, y Afganistán, sumido en el silencio y el olvido. Reagan levantó el embargo de trigo a la URSS y los europeos confraternizaron con los rusos en el fabuloso negocio del gas de Siberia. Naturalmente, los políticos y diplomáticos occidentales dejaron entrever que en el próximo golpe de Breznev reaccionarían con violencia. Un paso de más en Polonia supondría una serie de respuestas económicas y la revisión total de las relaciones Este-Oeste.( ... ) Por supuesto, la "no intervención" de Moscú en los asuntos polacos es una tomadura de pelo. Como todo el mundo sabe, los soviéticos caminan por doquier con una gran diversidad de máscaras. ¿Quién trabaja en Angola? Angoleños e instructores cubanos. ¿Quién opera en Kampuchea? Los vietnamitas. ¿Quién reprime o fusila a los obreros de Katowice, de Ursus o de Wroclaw? Los polacos, adornados con bonitos gorros y galones dorados. Incluso si el general Jaruzelski intenta a su manera evitar el sacrificio, su política tiene un nombre que los franceses conocen bien: la colaboración. (...) Nadie puede dudar, en cualquier caso, que el KGB ha prestado al general Jaruzelski su valiosa experiencia.

En el momento en que Leónidas Breznev estrangula a Polonia por medio de polacos interpuestos, el mundo occidental se encuentra nuevamente ante una vieja pregunta, que es más grave y más opresiva que nunca: ¿Vamos a ir hacia el buen camino o bien capitularemos, una vez más, bajo la máscara de la indignación verbal?.

21-27 de diciembre

Haz que tu opinión importe, no te pierdas nada.
SIGUE LEYENDO

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_