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Entrevista:

"Los errores del Gobierno han provocado las nuevas dudas y angustias por el síndrome tóxico"

La situación de duda que se ha producido recientemente en torno al aceite como elemento causal del síndrome tóxico «ha sido provocada por los errores del Gobierno y por miedo a entrar en el túnel del tiempo que los retrotrajera al principio de la epidemia». Esta es la opinión deAngel Pestaña, coordinador de los diecinueve equipos de investigación del Consejo Superior de Investigaciones Científicas, que trabajan sobre el síndrome tóxico. Y aclara: «Es muy lamentable que se haya llegado a crear un nuevo estado de ansiedad cuando, por primera vez, se han encontrado piezas valiosas del puzzle».

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Un sentimiento de incomodidad se ha dejado traslucir estos últimos días en algunos círculos de la investigación científica sobre el síndrome tóxico. Para tratar de obtener una clarificación de estos indicadores, EL PAIS ha entrevistado a Angel Pestaña, coordinador de los diecinueve equipos de investigación del CSIC sobre las causas del síndrome tóxico. Angel Pestaña, en los últimos meses, había expuesto públicamente su opinión personal respecto a la infrasituación en que se encuentra la investigación científica en España y en cuanto a la necesidad de abrir vías de investigación en el síndrome tóxico ante la posible existencia de algún otro factor causal al margen del coadyuvante del aceite.«El Gobierno acaba de dar una nueva muestra de indecisión. La hipótesis de los microbiólogos sobre la neumonía atípica llevó al Gobierno a una situación crítica y ahora, porque la hipótesis del aceite no puede aclarar todos los interrogantes, se ponen nerviosos otra vez. Esto ha molestado a los científicos que, muy seriamente, están investigando sobre el aceite, en especial porque ocurre en un momento en que por primera vez se han hallado piezas valiosas del puzzle. Como estas piezas no son definitivas, los responsables políticos, en vez de actuar con energía, fomentan las dudas con el pretexto de quedar cubiertos», dice Angel Pestaña.

La situación actual en relación con el síndrome tóxico es explicada así por el coordinador del CSIC: «Era previsible que el Gobierno actuara como lo ha hecho. En este asunto ha obrado con ligereza y con falta de responsabilidad a la hora de abordar el síndrome. El modo de enfocar la intoxicación ha sido simplista y decimonónico. Esa idea de buscar el tóxico mortal es ridícula. La toxicología moderna ha descubierto la existencia de factores de asociación que inciden en la complejidad de una determinada toxicidad. No se puede hoy día hablar de tóxico mortal, sino de toxicidad en relación con factores de incidencia».

«El carácter disperso de nuestra estructura de investigación», añade, «hace difícil la coordinación, en general, y lo ha hecho igualmente difícil, en particular con el síndrome tóxico. Una prueba de ello es la tardía incorporación a la investigación coordinada de centros prestigiados en la investigación, entre ellos el CSIC».

«El simplismo maniqueo de la hipótesis, esto es, el plantearla como esto sí o esto no, que conduce a buscar un chivo expiatorio que explique todo el proceso de forma global y sin resquicios, ha sido otro de los fallos. Y la ciencia no se basa en hipótesis oficiales u oficiosas, sino en métodos y técnicas en base a preguntas razonables. Poco de esto se ha tenido en cuenta», concluye Angel Pestaña como análisis de los antecedentes.

"Con el doctor Muro hicieron una burrada"

«Ahora que se empiezan a ver, científicamente, piezas clave del rompecabezas relacionadas con el aceite tóxico es, sin embargo, cuando se produce un nuevo boom de la angustia por la incertidumbre. ¿Por qué ocurre esto?», se pregunta Angel Pestaña.

Su respuesta es así: «El Gobierno da lugar a esto, después de meses de silencio, porque sus consejeros no son buenos, porque las piezas del puzzle no están ajustadas y porque tiene miedo al túnel del tiempo que lo retraiga a un momento sin salida como el de la neumonía atípica».

El pecado de la Administración

«Es triste que la Administración de Sanidad se decida a escuchar al doctor Muro ahora. Muro es el pecado de la Administración. Con Muro hicieron una burrada. Pero Muro no nos puede llevar de calle. Muro debe someter a contraste científico su investigación epidemiológica. Y la Administración debe acceder a investigar científicamente el trabajo de Muro. Y esto es válido para cualquier otra línea de investigación razonable. Yo quiero denunciar por qué escuchar ahora al doctor Muro. Porque no han sabido encauzar la investigación a nivel nacional con la pericia, los conocimientos y las directrices de la toxicología moderna. Y cuando se había empezado a romper con los vicios, cuando los que estamos metidos en esto desde hace escasos meses hemos empezado a dar con datos de valor, entonces la Administración, al no tener una respuesta inmediata, se asusta».

En este sentido precisa: «El hincapié que ahora parece hacerse en la anilina del aceite tóxico, como dato inductor a justificar por qué es tóxico el aceite distribuido en el centro de España y no lo es el distribuido desde Cataluña, es una idea tan simplista como otras. No es la anilina el verdadero marcador tóxico, sino la anilida. Sobre la anilida. Sobre lo que se ha investigado realmente y el auténtico indicador de la toxicidad del aceite que daña células en las pruebas experimentales. Pero ocurre que la anilida se encuentra en los dos circuitos de aceite y entonces rompe los esquemas de explicación de por qué un aceite es tóxico y otro no. Y lo quieren justificar haciendo notar la presencia de la anilina sólo en el aceite distribuido en el centro de España».

"No se han investigado los factores asociados en la intoxicación"

«A ver si el Gobierno entiende de una vez que, en efecto, el aceite detectado como tóxico es el vehículo del síndrome, pero que la explicación global hay que buscarla en los factores asociados. Es un hecho que los aceites de baja calidad adulterados, más oleoanilidas, y sin dejar de lado los otros factores, producen toxicidad. Que todavía no tengamos la descripción del cuadro clínico en humanos es consecuencia de que todavía no se han abordado epidemiológicamente los factores de asociación, que son: de edad, sexo, hábitos, dotación genética y factores de riesgo (nutricionales, socioeconómicos, deficiencia de vitamina E y/o de selenio, etcétera)».

Como colofón a su análisis de la situación, Angel Pestaña recuerda el siguiente proceso tóxico sufrido recientemente en Francia: «Con ocasión de una intoxicación colectiva en Francia, que afectaba, como en el síndrome español, a unos sí y a otros no, se descubrió que, al ser ingerida una determinada sustancia por personas que consumían queso -y sólo las que consumían queso- se producía una liberación de toxinas del queso por efecto de aquella otra sustancia. Mientras se estudió la toxicidad de la sustancia primera, no se encontraba explicación a los cuadros clínicos. Tampoco se hallaba explicación estudiando aisladamente otros productos de consumo, entre ellos el queso. Sólo al hacerlo asociadamente se vio que aquella sustancia permitía la liberación de unas toxinas del queso que habitualmente son neutralizadas por el organismo».

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