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Los resultados de la visita de Breznev a Bonn preludian duras negociaciones sobre el desarme en la conferencia de Ginebra

La visita del jefe del Estado soviético y secretario general del Partido Comunista de la URSS, Leónidas Breznev, a la República Federal de Alemania (RFA), que finalizó ayer, puso de manifiesto la diferencia de puntos de vista entre el Este y el Oeste sobre el tema del desarme atómico en Europa, lo que anticipa unas difíciles negociaciones en Ginebra, que comenzarán el próximo lunes, día 30. La diferencia fundamental reside en la insistencia soviética en que actualmente existe equilibrio atómico en Europa. Ello permite prever una compleja discusión sobre las cifras de los arsenales atómicos de uno y otro lado.

Otro punto de discrepancia es la insistencia soviética en incluir dentro del paquete negociador no sólo los cohetes estacionados sobre tierra, sino también las armas atómicas situadas en submarino y las transportadas en bombarderos., sistema denominado de bases avanzadas que no aparecía por ninguna parte en la oferta de paz de Reagan.El tema central de las conversaciones de Bonn fue el desarme. En este punto, la estrategia de los soviéticos se orientó a recuperar la iniciativa y la imagen de defensores de la paz que la oferta de Reagan había dejado en segundo plano.

Breznev volvió a hablar de moratoria. congelación de los actuales arsenales atómicos existentes en Europa, y anticipó reducciones unilaterales si no se estacionan los nuevos cohetes atómicos Pershing 2 y, Cruise de la OTAN. Schmidt dejó claro que, si no se llega a un acuerdo palpable en Ginebra hasta 1983, no habrá forma de impedir el estacionamiento de los nuevos euromisiles, y advirtió que el tiempo apremia.

Negociación por etapas

Sobre el procedimiento negociador para Ginebra, parece que los soviéticos no ven mal del todo la sugerencia de Helmut Schmidt de negociar por etapas" para conseguir resultados parciales que permitan dar algunos pasos hacia el desarme. El problema será el de los temas de negociación o por dónde se empezará. Los soviéticos están empeñados en incluir todas las armas atómicas en el ámbito europeo, donde quiera que se encuentren estacionadas, y Estados Unidos quiere limitarse a las situadas en tierra.

En Bonn se valora positivamente la manifiesta intención soviética de desarme y las ofertas de Breznev, que contienen suficientes puntos ambiguos como para permitir una negociación entre el Este y el Oeste, que, sin lugar a dudas, será muy dura y sufrirá muchas crisis y atascos.

Los soviéticos recurrieron en Bonn a una política de palo Y zanahoria, a base de volver a ofrecer una moratoria, con algunos nuevos aspectos, sobre el estacionamiento de nuevas armas atómicas en Europa y prometer una reducción unilateral anticipada de sus cohetes de alcance medio en Europa según se desarrollen las negociaciones de Ginebra.

Todas estas, ofertas soviéticas están condicionadas a que los nuevos euromisiles de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), los Pershing 2 y, Cruise, no sean estacionados en Europa. Si el despliegue llega a producirse, según dio a entender en Bonn el portavoz soviético, Leónidas Zamiatin, los cohetes soviéticos, "que están orientados exclusivamente hacia objetivos militares", podrían cambiar sus metas, y anunció que la URSS respondería con nuevas medidas de rearme.

El democristiano bávaro Franz Josef Strauss aprovechó la ocasión para burlarse de los buenos oficios del intérprete Helmut Schmidt, y dijo que el diálogo entre Washington y Moscú actualmente "es como si un árabe y un esquimal intentasen comunicarse en sus lenguas maternas".

La firmeza con la que el canciller Helmut Schmidt afrontó los temas más candentes, desde Polonia hasta Afganistán, tenía como objeto dejar claro a los aliados de la OTAN y la oposición democristiana en la RFA que Helmut Schmidt no estaba dispuesto a ceder ante Leónidas Breznev y que Bonn es un aliado firme de Occidente, a pesar de las frecuentes acusaciones de veleidades neutralistas que se imputan a Bonn.

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