Julio Caro: "Baroja fue una medida de su tiempo

«¿Por qué sigue interesando hoy la obra de Pío Baroja?», preguntó el sobrino del novelista, Julio Caro Baroja, al clausurar el emotivo homenaje público que fue rendido a su memoria en el veinticinco aniversario de su muerte, organizado por el Centro de Difusión de los Derechos Humanos de la Cruz Roja Española el pasado viernes. «Porque Pío Baroja fue una medida de su tiempo, y, en parte, lo sigue siendo del nuestro», terminó el antropólogo. En el acto intervinieron también los narradores José Luis Castillo Puche y Francisco García Pavón, el catedrático Francisco Yndurain, el doctor Mariano Zumel y el crítico Rafael Conte, redactor-jefe de EL PAIS.«Hace veinticinco años,, la muerte de Baroja dejó en una gran orfandad a la novela y a los novelistas españoles», comenzó diciendo José Luis Castillo Puche en su intervención. Para él, Baroja es el gran maestro de la narrativa española, y se extendió en la consideración de su preexistencialismo «no filosófico, desde luego», y de otros aspectos de su obra. Rafael Conte describió las dificultades para leer a Baroja en los difíciles años de la primera posguerra, el debate político que suscitó posteriormente y su carácter de «lugar de paso», para todo lector. «Su prosa es la más funcional para narrar de toda la historia», subrayó finalmente.

Francisco García Pavón, en un derroche de humor, relató anécdotas vividas al lado de Baroja, y su vertiente de crítico teatral demoledor. Francisco Yridurain analizó las principales características de la obra barojiana, tanto en su prosa como en sus aspectos narrativos, su capacidad de sugestión, de ver y pintar. Mariano Zúmel señaló que la primera obra de Baroja fue su tesis sobre El dolor. «Le atraía la medicina, pero no creía en los médicos y tuvo mala suerte con los profesores que le tocaron. Le interesaban más los sentimientos de los enfermos que sus síntomas».

Julio Caro Baroja cerró el acto con emocionadas palabras, y destacó las aportaciones tardías que su tío recogió en su obra, como las de los presocráticos, que conoció en su vejez. Matías Vallés, director general del Libro, asistió al acto en representación del ministro de Cultura. Al mismo se adhirieron numerosas personalidades, como José Ortega Spottorno, Pedro Laín Entralgo, Miguel Delibes, Camilo José Cela, Francisco Umbral, Juan Benet y muchos otros.