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El esfuerzo de organización del Festival de San Sebastián no se corresponde con la calidad de las películas

La película de Marco Ferreri Relatos de la locura cotidiana marcará, probablemente, el intermedio de este festival no sólo en lo que se refiere a sus fechas, sino a su calidad. Se sigue esperando que suba el nivel medio de las películas de la sección oficial. De otra manera. el esfuerzo de Luis Gasca, en la dirección, y Pilar Olascoaga, en la organización, no habrá merecido la pena, ya que el festival no ha encontrado su punto álgido.

La película inglesa Shothern comfort, de Walter Hill, presentada ayer, ha significado una decepción. A pesar de que la visita de su actor principal, Keith Carradine, parecía prometer una película de mayor interés, ya que difícilmente estas estrellas se trasladan para promocionar productos de poca monta, el resultado de la película en cuestión no lo merecía.Es evidente que hay en ella un buen esfuerzo de producción que puede hacer confundir sobre su auténtica calidad. Pero la torpeza en la confección de personajes y la monotonía de la puesta en escena son más poderosas que las intenciones. La historia versa sobre un grupo de soldados que se pierde en una operación militar de simple ensayo. La agresividad de los habitantes del lugar en que ellos se pierden provoca su destrucción. No de todos esos soldados, lógicamente; algunos, los protagonistas, se salvan al final ayudados por helicópteros y camiones que lucen en primer plano la sigla USA, como si todavía estuviéramos en los infantiles tiempos del Séptimo de Caballería.

La segunda película presentada en la sección oficial fue la austríaca The uppercrust, que quiere emular las películas de la serie negra americana. Hay que reconocer que, en determinados ambientes y en algunos personajes, lo logra. Sin embargo, Peter Patzak, su director, no ha podido eludir las ganas de transformar esa investigación policial en una clarísima denuncia de tipo político. El miedo a que esas intenciones desaparecieran en el conjunto de la acción le han hecho insistir tanto en ellas que la acción misma se debilita. El cine negro americano -el buen cine negro americano- tenía también esas pretensiones, pero confiaba más en la inteligencia del público.

Al margen de ese error, la película austríaca ha sido una representación interesante en el marco del festival.

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