Los desechos nucleares, rumbo al Atlántico bajo vigilancia militar

Los dos barcos holandeses que transportan 6.800 toneladas de desechos nucleares para ser hundidos en el Atlántico, el Louise Smiths y el Krinsten Smiths, atravesaron ayer el canal de la Mancha y se dirigen ahora a la zona oficial elegida como cementerio nuclear, a unos 750 kilómetros del cabo de Finisterre. Ambos buques navegan escoltados, a corta distancia por la fragata holandesa Piet Heyn, que ha vuelto a llegar de su país para continuar la vigilancia militar que ya había efectuado en la primera parte de este viaje.

En los últimos días, medios ¡ncluso oficiales. de Bélgica apuntaban la posibilidad de que los desechos nucleares holandeses, belgas y suizos fueran a parar a un nuevo cementerio atómico emplazado más al sur del que ya se conoce, a la altura media de Portugal. Sin embargo, esta nueva situación para almacenar la basura nuclear europea parece descartada, y es muy probable que haya influido en ello la actitud de protesta que está empezando a despertar con fuerza en Portugal y en las islas Azores, zona que se vería más directamente afectada por la proximidad del nuevo basurero. Los medios ecologistas de Holanda recibieron, mientras tanto un respiro de esperanza con la aparición, en el nuevo Gobierno de los Países Bajos, de la secretaria de Estado para el Medio Ambiente, Ineke Lamberts-Haquebart, quien se ha manifestado anteriormente contraria a la conducción de los desechos radiactivos al océano.

Al mismo tiempo, el Sirius se encuentra a unas cuarenta millas de distancia del convoy que conduce los residuos y se dirige al mismo punto en el océano. Capitaneado por el holandés Erik Govers, el mismo marino que mandó la anterior expedición de Green Peace contra los desechos arrojados al mar por el barco inglés Gem, en el pasado mes de julio, el buque ecologista lleva a bordo una tripulación compuesta por diecisiete personas y un total de dieciséis periodistas.