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La cosecha de Rioja puede ser este año de excelente calidad

La cosecha de vino de Rioja este año puede ser de gran calidad, si se mantienen las condiciones climatológicas actuales y septiembre no es un mes excesivamente lluvioso. Según los datos recogidos por EL PAIS, las bodegas que embotellan vino de Rioja estiman que la cosecha del próximo otoño competirá en calidad con la de 1970, considerada por los expertos como excelente, ya que la uva viene veinticinco días adelantada, y las plagas de mildiu y oidium se han controlado con mayor efectividad.

«A la uva hay que tratarla con cariño», comenta Ezequiel García, químico, con quince años de experiencia en las bodegas Cvne y actualmente en Olarra. «Si la tratas bien, se porta bien. Si la tratas mal, se porta mal. A la vid hay que cuidarla artesanalmente. Este año, estimamos que la cosecha va a ser menor, pero de una gran calidad. La uva viene limpia, sólo ha necesitado dos manos de sulfato de cobra para las plagas, y si el tiempo responde, los vinos de este año serán de una estupenda calidad». Las cosechas de vino en la Rioja han tenido una progresión ascendente en los últimos anos, según los datos facilitados a este periódico por el Consejo Regulador de la Denominación de Origen Rioja, organismo dependiente del Ministerio de Agricultura. En 1980, la Rioja produjo 143.000.000 de litros de vino. En 1976, la producción fue de 93.800.000 litros; en 1977, 66.200.000 litros; en 1978, 79.000.000 de litros, y en 1979, 136.500.000 litros. La media de la década 1970-1980 ha sido de 100.000.000 litros de vino anuales.«Las cosechas de 1979 y 1980», señala Miguel Angel Elizburu, jefe de los servicios técnicos del Consejo Regulador de la Denominación de Origen Rioja, «fueron superiores a lo normal. Esto ha sido posible por dos razones: la calidad ha sido muy notable, y por otro lado se ha aumentado la superficie y se han plantado nuevos viñedos que empiezan a dar producción ahora». Los viñedos de la Rioja, según estimaciones del químico Ezequiel García, son viejos. Alrededor del 40% del viñedo de esta zona tiene medio siglo de existencia y es una viña vieja y agotada.

« De cara a la entrada de España en el Mercado Común Europeo», asegura Ezequiel García, «hay que plantar nuevos viñedos y sustituir a los antiguos. Es necesario rejuvenecer las vides, conservando la calidad. Porque en calidad, la Rioja está casi por encima de la media general de los vinos franceses. Hombre, con respecto a los grandes vinos de calidad franceses, todavía estamos un poco lejos».

Las nuevas plantaciones de vides están reguladas por el ministerio correspondiente. El año pasado fueron autorizadas 3.000 nuevas hectáreas, para todas las zonas con denominación de origen, y este año han sido 1.500 hectáreas. Los cambios de viñedos se realizan por dos procedimientos: sustitución y replantación. Una plantación de viñedos se autoriza siempre que el agricultor se comprometa a descepar, en otras fincas, una superficie idéntica a la que se pretende autorizar. La replantación se autoriza en fincas que no haga siete años que fueron anteriormente viñedos.

Dos mil seiscientos millones de exportación

El capítulo importante de los vinos de Rioja lo constituye la exportación, fundamentalmente a Europa y América. De acuerdo con los datos facilitados a EL PAIS por el Consejo Regulador de la Denominación de Origen Rioja, en 1980 los bodegueros riojanos exportaron 16.249.951 litros de vino embotellado y otros 7.857.361 litros a granel. El primer capítulo -vino embotellado- tuvo una cifra de negocio de 2.154.953.105 pesetas, mientras que por el vino a granel, la exportación supuso 439.109.677 pesetas. En total, las exportaciones de vino de la Rioja el año pasado ascendieron a 2.594.062.782 pesetas.

Desde 1972, que fue cuando se alcanzó la cifra récord de exportación (40.000.000 de litros de vino), las ventas en el exterior aumenta n de año en año, precisa Miguel Angel Elizburu. Este aumento es en volumen de negocio, en dinero, no en litros. Cada año la Rioja exporta mejores vinos, y por tanto, el precio es siempre superior. El Consejo Regulador de la Denominación de Origen Rioja es el organismo encargado de vigilar y fiscalizar los vinos de esta región, tanto en las cantidades como en la calidad. El Consejo, según la orden ministerial que regula su funcionamiento, tiene como misión primordial la de fomentar y defender sus vinos.

A pesar de que Miguel Angel Elizburu reconoce que las relaciones del Consejo con los bodegueros de la Rioja son buenas (« esta es una zona pequeña y nos conocemos todos»), lo cierto es que este organismo impone todos los años sanciones por las infracciones que observa. Una falta administrativa lleva consigo una sanción del 1 % al 10 % del valor de la mercancía. Las infracciones a la propia denominación tienen una sanción que puede ir de 10.000 pesetas hasta el doble del valor de la mercancía y su decomiso. La reincidencia se sanciona con un gravamen del 50% de la multa prevista, y en casos de extrema gravedad, el Consejo puede privar a la bodega infractora del uso de la denominación por un tiempo, o de forma definitiva. «Todavía no se ha dado este caso », apunta Elizburu.

Según los datos del Consejo, la demanda del mercado exterior aumenta ligeramente cada año. El mercado internacional de vinos está dominado por las bodegas francesas, si bien los productores riojanos aumentan cada año su cota de participación en países extranjeros.

Suiza es, globalmente, el país que más vino de Rioja importa (5.425.000 litros de vino a granel y 1.420.000 litros de vino embotellados, lo que supone un total de 6.864.000 litros de vino). Suiza utiliza los vinos de Rioja para mezclarlos con otros de diferentes denominaciones o para embotellarlos y lanzarlos al mercado.

Los vinos que más exporta la Rioja son los tintos de tercer y quinto año, que se consideran como los que más han prestigiado a la región. Cada año, la Rioja exporta vinos de mayor calidad -lo que equivale a un mayor volumen de negocio-, siguiendo las pautas qu marca la demanda.

Mercado interior: recesión

Mientras el mercado exterior aumenta ligeramente de año en año, el interior registra una notable recesión. Los últimos datos, facilitados por el Consejo Regulador, indican que en 1980 el mercado español consumió 65.000.000 de litros de vino de Rioj a embotellado y 4.500.000 litros de vine a granel. La crisis económica se nota en todos los sectores, y así, los consumidores prefieren comer hoy más con agua o con cerveza que con un vino que cuente con denominación de origen. Todo, por razones de economía obvias. Los departamentos comerciales de las bodegas de Rioja, sin embargo, estudiar la fórmula de estimular a los posibles clientes. Así, este año, algunas bodegas siguiendo la moda que marcan los productores franceses, están vendiendo vinos blancos del año embotellados. Se trata de un vino joven, afrutado, que está teniendo una considerable aceptación. Otras bodegas han lanzado al mercado un nuevo producto, como es la botella de litro y medio. Primero fueron las Bodegas Olarra las que comercializaron una serie de 11.237 botellas de vino tinto, de 1973, de litro y medio cada una, y actualmente esta innovación, utilizada desde hace años en otros países productores de vino, ha sido apropiada por otros bodegueros de la zona.

« El mercado del vino de Rioja en España», afirma Javier Echarri, director comercial de una importante bodega de Rioja, «está complicado tanto en la venta como en el cobro del producto, se nota una recesión, y, además, cada día es más difícil cobrar. Por eso, hay veces que dejamos de realizar operaciones, porque el cobro resulta dudoso. De todos modos, yo considero que este tipo de vino tiene buenas perspectivas y, en un plazo relativamente corto, recuperará el mercado perdido».

Echarri, que se muestra optimista en cuanto al futuro, estima que a finales del verano se va a producir un reajuste en los precios de los vinos de Rioja, y que el futuro de este mercado se encuentra en la alimentación. «Yo creo que el gran mercado de los vinos serios está en la alimentación. En los supermercados y ultramarinos. Es decir, en tomar el vino en casa, y no fuera. Los restaurantes están quitando la costumbre de tomar vinos con denominación de origen, porque marcan unos precios abusivos. Por poner un ejemplo, a mí me han cobrado recientemente en Madrid, en un restaurante, 1.250 pesetas por una botella de vino de nuestras bodegas, que yo había vendido en 260 pesetas. Con estos precios no hay quien tome vino».

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