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La intoxicación por el aceite

Los empleados de RAPSA aseguran que no hubo manipulación del aceite de colza importado

La empresa donostiarra Refinería de Aceites de Pescado, SA (RAPSA), cuyos propietarios y responsables, Fernando y Juan Miguel Bengoechea, se encuentran detenidos a disposición del Juzgado Central número 2 de la Audiencia Nacional, vendió a la firma Raelsa, de Alcorcón (Madrid), cinco partidas de 22.000 kilos de aceite de colza desnaturalizado bruto, entre el 19 de marzo y el 11 de mayo, según la documentación que obra en poder de RAPSA. Trece días después de la primera entrega, el 1 de mayo, murió en Torrejón de Ardoz la primera víctima conocida del proceso tóxico, el niño de ocho años Jaime Vaquero.

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El kilo de este aceite, que había sido adquirido por RAPSA en Francia, a un precio que oscila entre 66 y 68 pesetas, fuevendido a 75, incluido el transporte hasta el almacén de Raelsa, cerca de Madrid. El aceite de colza comestible refinado, a granel, se pagaba en los meses citados a un precio cercano de las 96 pesetas que cuesta ahora el kilo, según la última estimación del 25 de junio.Los diez trabajadores que integran la plantilla de RAPSA han expuesto datos relativos a la relación comercial entre la firma citada y Raelsa, y han asegurado que en la empresa donostiarra nunca se manipuló el aceite de colza importado, que se servía directamente a los clientes.

Según los empleados, uno de los propietarios de Raelsa, Ramón Ferrero, se dirigió a RAPSA para adquirir aceite de colza desnaturalizado. La presentación del nuevo cliente fue efectuada por algún directivo de Productos Químicos Jorpi, de Prat de Llobregat (Barcelona), que se abastece habitualmente en RAPSA.

La primera partida de aceite de colza enviada desde el almacén de RAPSA a Raelsa fue devuelta, por tratarse de aceite desnaturalizado refinado, que tampoco es apto para el consumo pero tiene un precio algo más alto que el aceite de colza desnaturalizado bruto. Además, el producto refinado es menos consistente y presenta una tonalidad más clara que en bruto, y menos parecida al aceite de oliva virgen.

Aclarado el equívoco, se remitió a Raelsa un nuevo camión cisterna con más de 20.000 kilos de aceite de colza bruto, desnaturalizado mediante la adición de un 2% de anilina, fuertemente tóxica. En fechas sucesivas, Raelsa adquirió cuatro nuevas partidas, hasta la totalidad de 110.790 kilos.

Fuentes de RAPSA han desmentido que el aceite comercializado por ellos presente una coloración azul, como consecuencia de la presencia de anilina, según se había afirmado en medios oficiales días pasados. El azulado podría referirse al aceite procedente de países en los que existe alto consumo doméstico de la grasa de colza, para diferenciarlo a simple vista del que contiene anilina, pero no se produce en el aceite importado de Francia, país donde lo adquiere RAPSA.

Denuncia del 20 de junio

Por otra parte, se ha desmentido también que los responsables de RAPSA hubieran denunciado ante las autoridades sanitarias la venta de aceite -de colza desnaturalizado a Raelsa el 17 de mayo, como afirmaron ciertos medios, aludiendo a fuentes familiares de los hermanos Bengoechea. Esta denuncia se produjo, en realidad, el 20 de junio ante la Policía Municipal de San Sebastián, y el 22, por escrito, ante el departamento de comercio del Gobierno vasco. En esa fecha, los propietarios de la firma donostiarra tuvieron conocimiento de las sospechas que recaían sobre Raelsa y se presentaron ante las autoridades citadas para indicar que esta empresa- les había adquirido más de 110.000 kilos del aceite de colza para uso industrial, el mismo producto al que ya se considera responsable directo de la intoxicación.Preguntados por la facilidad con que RAPSA vendió una cantidad tan importante de aceite de colza desnaturalizado a un pequeño almacén de envasado de grasas comestibles como es Raelsa, los empleados de RAPSA señalaron que nunca se investigaba el uso que pretendía dar el cliente al producto, sobre cuyo comercio no existe otra condición restrictiva que la necesidad de licencia de importación. Los empleados no supieron interpretar a qué se debe el incremento de importaciones de RAPSA, que en junio de 1981 había comercializado ya 682.320 kilos de aceite de colza desnaturalizado, cantidad muy superior a los 505.720 kilos que importó durante todo el año pasado. Entre los veinte clientes a los que suministra RAPSA de forma habitual, la mayoría son empresas metalúrgicas, aunque hay algunas industrias químicas catalanas.

Finalmente, las mismas fuentes de RAPSA han desmentido que Juan Miguel Bengoechea, copropietario y gerente de la firma, hubiera cursado instrucciones a su delegado comercial en Madrid, José Luis Garrote, para que éste destruyera la documentación relativa a las ventas efectuadas a Raelsa. Esta afirmación se contenía en la nota oficial del Ministerio del Interior, difundida el miércoles. Según los empleados de RAPSA, Garrote no tenía ninguna documentación comercial, ya que se trata de un simple depositario de los productos que comercializa RAPSA. «Fue un señor de Raelsa», afirmaron los empleados, «el que se puso en contacto con Garrote para pedirle que RAPSA destruyera las facturas del aceite tóxico que nos habían comprado».

Fernando y Juan Miguel Bengoechea, titulares de RAPSA, continúan en la prisión provincial de Martutene, a disposición del Juzgado Central número 2, de la Audiencia Nacional, que instruye el sumario correspondiente. Las diligencias practicadas en San Sebastián fueron trasladadas ayer a este juzgado.

La policía no ha inspeccionado en Sevilla

Por otra parte, la policía sevillana ha manifestado a nuestro corresonsal José Aguilar que no ha realizado ninguna inspección sobre almacenes de aceites o envasadoras en la zona de su influencia, pero que, no obstante, los responsables provinciales de Sanidad pueden haber iniciado investigaciones por su cuenta.Informaciones próximas a la investigación habían señalado que el proceso de renaturalización del aceite de colza desnaturalizado lo efectuaba la empresa Raelsa en Sevilla.

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