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La intoxicación por el aceite

Dos aceites de marca, JAP y Aguado-El Prado, SA, detectados como tóxicos por el Ministerio de Economía

Dos aceites de marca, de venta no a granel, sino en detalle y en envases de litro, han sido detectados como no aptos para el consumo, según los análisis del laboratorio de Barajas de la Dirección General de Competencia y Consumo del Ministerio de Economía y Comercio. Se trata de las marcas JAP y aceites Aguado-El Prado, SA.

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Los etiquetados como JAP proceden de la empresa propiedad de Juan Antonio Pastor Ruiz, de Fuenlabrada de los Montes (Badajoz). Los envasados como Aceites Aguado-El Prado, SA, corresponden a la empresa de María Elena Aguado Martín, de Cedillo del Condado (Toledo).No se conocen, por el momento, los lugares concretos de distribución del aceite JAP, al no haberse localizado en la factoría el libro donde el propietario apuntaba los lugares a donde remitía las expediciones del producto. Juan Antonio Pastor Ruiz estaba siendo interrogado por la policía a la hora de redactar esta información, y las preguntas iban fundamentalmente destinadas a conocer los lugares exactos de venta, lo que el detenido no podía precisar de memoria, ha manifestado a EL PAIS el propio gobernador civil de Badajoz, según informa desde esta capital nuestro corresponsal.

Juan Antonio Pastor Ruiz era, al parecer, envasador y distribuidor del producto, cuya materia prima la recibía de Barcelona y Sevilla. De las primeras investigaciones iniciadas días pasados se obtuvo la localización de esta planta envasadora, en la que se incautaron 34.000 litros, en dos partidas de 14.000 y 20.000, en previsión de que pudiera ser tóxico.

Según la agencia Europa Press, el aceite JAP se distribuía principalmente en León, Orense, Cáceres y Badajoz. También en Madrid, según la información facilitada por un consumidor a EL PAIS. Según esta fuente, el aceite JAP se puede adquirir al precio de 135 pesetas el litro en una tienda del mercado municipal de Las Aguilas, en el barrio de Aluche, donde el encargado de la tienda manifestó al citado consumidor, «que no me preocupara, que el representante de JAP le había dicho que las partidas de aceite tóxico no se habían vendido en Madrid, sino en León y Orense, razón por la que aún permenecían en los escaparates de esta tienda las botellas a la venta».

Esta situación se produjo el sábado por la mañana, después de una serie de peripecias que el afectado relata así: «Mi esposa compró una botella de aceite JAP el miércoles, y comentó: "¡Menos mal que en Badajoz no ha pasado nada!"; pero el viernes por la tarde oímos en Radio Nacional que este aceite era también tóxico, así es que cogí la botella y me fui al ambulatorio de la calle del Aguacate. El conserje se creía que Iba a canjear, y me dijo que volviera el lunes. Le expliqué que iba a informar que ese aceite se estaba vendiendo en Madrid, y a saber qué teníamos que hacer, pues lo ha tomado mi esposa, que además le da el pecho al niño».

«El conserje me pasó a un señor vestido de traje, supongo que un médico, que no me dio ninguna solución, por lo que volví al conserje, y éste tomó nota en un papel», añade este consumidor domiciliado en Carabanchel. «Me fui entones a la comisaría de Padre Piquer, y, con amabilidad, me dijeron que el caso no era de su competencia. Fui a la junta municipal de distrito y allí, dos policías municipales, escribieron lo que les dije. Total, el mercado pilla a una manzana, de forma que, al día siguiente, me pasé por la tienda donde había comprado el aceite mi mujer. Los dependientes no sabían nada del asunto. Las botellas según a la venta. El encargado me dijo lo que antes les he explicado, y las botellas se quedaron allí, a disposición del siguiente comprador. La verdad es que todo esto me indignó. Y me fui otra vez a la junta municipal del distrito. Por fin pareció interesarse por lo que explicaba un sargento de la Policía Municipal, pero ya no sé en qué habrá quedado el asunto».

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