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La UDP boliviana propone un Gobierno de transición cívico- militar

La Unidad Democrática y Popular (UDP) boliviana, coalición izquierdista moderada, vencedora de las últimas elecciones, ha propuesto un acuerdo nacional para establecer en el país andino un Gobierno civico-militar a partir del 6 de agosto, en que abandonará el poder el general-presidente Luis García Meza. El proyecto, que también fue difundido ayer en Caracas por el Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR), integrado en la coalición, pretende que se garanticen la Constitución del Estado y las libertades políticas y sindicales. En México, el vicepresidente electo de Bolivia y líder del MIR, Jaime Paz, ha explicado detalladamente la propuesta, en la que jugarían un papel funda mental los militares moderados.

El anuncio-hecho, por el general Luis García Meza de que cederá la presidencia de Bolivia al militar que las fuerzas armadas elijan para sucederle, supone para Jaime Paz Zamorá la confirmación de que «aún es posible un tránsito pacífico a la democracia». El líder del proscrito MIR, compañero de fórmula presidencial con Hernán Siles, basa su esperanza en el ascenso del sector «institucional» del Ejército.«La dictadura», declara Paz Zamora, «no ha podido transformar su victoria militar en una victoria política. El golpe del 17 de julio ha resultado históricamente fallido y hoy no hay ningún sector importante del país, aparte de la delincuencia, que de la cara por este régimen. Ninguna otra dictadura boliviana había sufrido un aislamiento internacional tan severo.

La Unidad Democrática y Popular (UDP), coalición electoral de centroizquierda de la que forma parte el MIR de Paz Zamora y que ganó tres elecciones sucesivas, propone como salida a la actual situación de su país la formación de un Gobierno provisional cívico-militar que convoque elecciones generales.

«La propuesta de Banzer es parecida en la terminología, pero su acuerdo nacional se limitaría a los sectores más derechistas del Ejército y a los políticos más conservadores. Nosotros proponemos en cambio un pacto con los militares institucionalistas y exigimos también que se tengan en cuenta en la formación del Gobierno los resultados de las tres últimas' elecciones que ganó la izquierda. No pretendemos que se restablezca sin más la situación anterior al golpe y se nos entregue el poder, porque ningún golpe de Estado ocurre en vano, pero sí que se nos tenga en cuenta».

La propuesta de la UDP coincide con formulaciones similares de la Central Obrera Boliviana y algunos sectores empresariales. De las declaraciones de Paz Zamora se deduce que incluso los militares institucionalistas estarían por una salida de este tipo. «El problema radica en que esta corriente militar no es aún suficientemente homogénea para respaldar a un candidato de recambio, pero los últimos acontecimientos nos demuestran que es mayoritaria en el Ejército».

El vicepresidente electo de Bolivia añade que el mejor síntoma del ascenso de este nuevo sector militar lo constituyen los sucesivos fracasos de las intentonas golpistas de Hugo Bánzer, calificado por Paz Zamora como «una vaca sagrada del viejo militarismo reaccionario».

«Los militares más profesionales preferían a un García Meza, que puede ser sustituido en cualquier momento, antes que a un B y años de dictadura. Por eso se mantendrá García Meza frente a conspiraciones e intentos de golpe. Pero de hecho, ahora ya es un prisionero de los institucionalistas. En las anteriores dictaduras hubiera sido impensable una destitución como la del comandante en jefe del Ejército, general Edén Castillo, por una carta de recomendación a un traficante. A pesar de que era íntimo amigo suyo, García Meza tuvo que destituirlo por la presión de este sector del Ejército. También es sintomático que un ultraderechista como Valverde, que hizo cuanto quiso desde el 64, se vea forzado al exilio después de atacar un campo petrolífero en Santa Cruz. No es la decisión que nosotros quisiéramos, pero revela ya un cambio».

Jaime Paz Zamora opina que el régimen de García Meza puede marcar el final de una etapa iniciada en 1964, que se ha caracterizado por un militarismo reaccionario y depredador.

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