Levi-Strauss, Aron y Foucault, los pensadores más influyentes sobre la sociedad francesa

El etnólogo y filósofo Claude Levi-Strauss, el filósofo y comentarista Raymond Aron y el filósofo y ensayista Michel Foucault son los tres intelectuales franceses contemporáneos más influyentes. Es lo que revela un referéndum realizado por la revista literaria mensual Lire con motivo del primer aniversario de la muerte del escritor y filósofo Jean-Paul Sartre. El análisis de ese estudio confirmaría que se acabaron los tiempos de los maître a penser, tan mimados por los franceses.

¿Cuáles son los tres intelectuales vivos de lengua francesa cuyos escritos ejercen en profundidad más influencia en la evolución de las ideas, de las letras, de las artes, de las ciencias?Esta pregunta les fue planteada a seiscientas personalidades francesas de la política, de las letras, del periodismo, de la universidad, de la ciencia. Respondieron 448 interrogados, entre ellos el presidente Valéry Giscard d'Estaing y el líder gaullista Jacques Chirac, pero no los dos actuales candidatos de la oposición: François Mitterrand y Georges Marchais. Un español fue preguntado, el escritor Jorge Semprún, que además consiguió un voto, como «intelectual influyente», del actor y cantante Yves Montand.

Las 448 respuestas se repartieron de la siguiente manera: Leví-Strauss consiguió 101 sufragios; Aron, 84, y Foucault, 83. A distancia les siguen el psicoanalista Jacques Lacan, con 51 votos; la escritora Simone de Beauvoir, con 46, y Margueritte Yourcenar, con 32. El tercer grupo está encabezado por el historiador Fernand Braudel, con 27 votos; el novelista Michel Tournier, 24; el filósofo Bernard Henri Levy, 22; el poeta Henri Michaux, 21; el biólogo François Jacob, 21, y el escritor Samuel Beckett, 20. Otros 194 intelectuales franceses merecen alguna mención por parte de las personas interrogadas.

El referéndum fue realizado para conmemorar el primer cumpleaños del fallecimiento de Sartre. El autor de La náusea y Albert Camus, tras el derrumbamiento físico y moral provocado por la segunda guerra mundial, se alzaron como «dioses» del pensamiento francés y dos generaciones fueron sus «víctimas». La tradición de los «faros» intelectuales, sin ser exclusivamente francesa, reviste caracteres específicos de fascinación en este país. Los Voltaire, Hugo, Montesquieu, como más tarde Zola, o como en la primera parte de este siglo Bretón, Gide, Malraux o Bernanos, dominaron con sus ideas o con su esplendor literario a sus contemporáneos, que a su vez han sabido «venderlos» al mundo entero.

Ni brujos ni dictadores del pensamiento

La encuesta precitada hace pensar a quienes la comentan que esa época de los «dictadores» del pensamiento tiende a esfumarse. «Está claro», dice uno de ellos, «que las letras francesas ya no viven en una monarquía. Ya no reconocen ni dios ni dueño. Los escritores se han formado en una república que no es jacobina, sino hecha de provincias, de departamentos administrados por prefectos, alcaldes, concejales». El triunvirato de la inteligencia francesa contemporánea, en efecto, apenas consigue la cuarta parte de los sufragios de sus examinadores.Por otro lado, la especificidad de esas «lumbreras» actuales no es la misma que la de aquellos «brujos» del lenguaje que fueron Hugo, Zola, Camus o Sartre. Aun siendo escritores reconocidos, Levi-Strauss, Aron y Foticault pertenecen a la generación de profesores (los tres enseñan en el «coleglo de Francia») que, en parcelas distintas del saber, intentan desmontar los mecanismos de la sociedad.

Entre las personas que han contribuido a establecer este diccionario de la inteligencia contemporánea gala figuran políticos y personalidades de todos los horizontes. Giscard sólo votó a dos en vez de los tres exigidos: Aron y Levi-Strauss. Chirac, a Leopold Senghor y Levi-Strauss; la duquesa de La Rochefoucault, a lonesco, Jean-Marie Benoist y Paul Grasse; el ecologista Brice Lalonde, a Braudel, Morin y Michel Bousquet; el cómico y ex candidato a la presidencia de la República, Coluche, actualmente hospitalizado como consecuencia del deterioro fisico que le causó su huelga de hambre, a Glucksmann, Dutourd y el profesor Choron; el actor Michel Piccoli, al profesor Bernard, al novelista Le Clezio y al cineasta Godard; el periodista Jean-Daniel, a Levi-Strauss, Foucault y Dumezil.