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Reportaje:Documento socialista sobre RTVE / y 2

La cultura como "erótica" y convivencia en libertad

«Si la información es uno de los fundamentos de la libertad, la cultura es su imprescindible aliada», afirman los autores del documento socialista, «condición básica de cualquier programación que pretenda elevar el nivel moral, estético, intelectual y ciudadano de¡ español de hoy que pretenda satisfacer sus necesidades objetivas y ampliar su horizonte de libertad. Es la atención prioritaria a los temas de la cultura y, más aún, la existencia de un talante cultural que impregne y condicione toda la programación».El grupo socialista del Consejo de Administración de RTVE entiende que el hecho cultural que ha de estar presente en la programación es «el sustrato y raíz de nuestra comunidad, de nuestras comunidades históricas» y el «marco para la recuperación de las señas de identidad de nuestra sociedad contemporánea».

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Si la cultura no es neutral -escriben, y citan una sentencia de Thomas Mann: «La música es políticamente sospechosa"-, sí debe de serlo el modo de acercarse a ella y el modo de difundirlo. Por ello, dicen, «hay que imaginar un terreno neutral, saludablemente ecléctico, donde convivan, aun a pesar suyo, criaturas culturales de muy distinto pelaje. Convivencia en libertad, rica y clara en iriformación, respetuosa con las reglas del juego».

Respecto al tratamiento que la radio y televisión del Estado deben de dar a los programas culturales, entienden los socialistas que no debe bajarse nunca el nivel de los programas para hacerlos asequibles a «viajeros retrasados», sino «inventar vías y trenes para viajeros que nunca lo han sido». Después de rechazar la posibilidad de programas «monstruos intermedios», el documento reivindica para la programación la erótica de la cultura: «La cultura entendida como juego social, como convocatoria de placer, desnuda de toda seveidad, de toda solemnización, de esa aureola de aridez que la proyecta en el ánimo de muchos españoles -incluyendo los ciudadanos cultos- como algo remoto y no frecuentable». El tratamiento y la confección de los programas no deben rehuir las leyes del espectáculo. Sus contenidos van desde las artes y literatura hasta la ciencia, la ecología, el urbanismo y las guías astronómicas, de forma que se vea también su estrecha relación con la vida cotidiana. Los objetivos de esta programación cultural serían dos: «Lograr el respeto de la clase intelectual, de los especialistas y profesionales de la cultura, satisfaciendo sus necesidades sectoriales», y «despertar el interés y la curiosidad de amplios sectores de la población, ayudando a su iniciación y estimulando su propia capacidad creativa».

El tercero de los anexos del documento se refiere a la programación infantil. Los consejeros socialistas creen que, antes de concretar unas líneas generales de programas «para este singular sector de la audiencia», un equipo de psicólogos, sociólogos, pedagogos y expertos en general deberían elaborar un estudio profundo de esta programación. Dicho equipo podría asesorar en esta materia al consejo y a los responsables de los medios.

Los principios generales en que se inspiraría esta programación son: por una parte, incluir entre sus fines prioritarios la educación democrática de este sector de la población, con especial incidencia en los valores de libertad, solidaridad, igualdad y respeto a las leves; por otra parte, desterrar de la programación infantil-juvenil la violencia sistemática, pero sin ocultarla «como componente real de los comportamientos y conflictos sociales», y estimular e iniciar al niño en la vida, sensibilizarlo con el arte y la ciencia e invitarlo a imaginar y participar en el mundo que le rodea.

Estimular la práctica deportiva

Los autores del documento proponen que RTVE proporcione previamente, a todos los centros escolares de la nación, los contenidos de su programación para que maestros y educadores puedan orientar, con conocimiento de causa, a la audiencia infantil y juvenil, El documento socialista reserva un extenso anexo a los programas deportivos. Recuerda, en primer lugar, algunas recientes recomendaciones al respecto del Comité de Ministros del Consejo de Europa, así como algunos modelos de programas que existen en televisiones europeas. «La presencia del deporte en RTVE debería atender a estas seis vertientes», según los vocales socialistas del consejo: «Ubicar el deporte dentro del continuum educativo-cultural del país», fomentar el debate sobre los temas menos tratados de la estructura del deporte», cultivar «la vertiente educativa del deporte» (la ¡mportancia del ejercicio físico y la relación del deporte con la formación higiénica y sanitaria), «facilitar la labor de promoción y organización deportiva», retransmitir manifestaciones en las que el deporte es espectáculo, pero ampliando la gama de estos deportes y acompañando su emisión con «comentarios seriamente fundados» y, en fin, «estimular la práctica deportiva».

El último de los anexos está dedicado a los denominados «programas dramáticos y argumentales». Estos programas «son, posiblemente, los que mayor influencia tienen en la conformación de actitudes y hábitos sociales». Los socialistas piden, en primer lugar, que los programas propios, producidos en España, primen sobre los foráneos. En segundo lugar, que se produzcan no sólo revisiones de los clásicos, sino que se escriban guiones originales y que se vuelvan los ojos sobre la realidad española actual.

El juicio más severo lo merece, en el documento, el subgénero de las producciones teatrales. Los socialistas piensan que es necesario detener el proceso de degradación de estos productos, dada su baja calidad y rechazo de la audiencia y proponen que se suspenda temporalmente la producción y emisión de los espacios teatrales.

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