"Juzgo a los soviéticos por sus actos, no por su propaganda"
Max Kampelman, de sesenta años, embajador jefe de la delegación norteamericana en la Conferencia de Madrid, ha sido un crítico constante y duro de la Unión Soviética desde el principio de la reunión. Confirmado en su puesto por la Administración Reagan, el embajador norteamericano se muestra escéptico hacia las convocatorias de grandes cumbres y quiere una definición clara y concreta de los soviéticos ante el proceso de distensión.Pregunta. ¿Cómo ve la situación actual de la Conferencia de Madrid? ¿A qué se debe el punto muerto en las negociaciones y quién puede romperlo, en su opinión?
.Respuesta. Existe un impasse desde hace mucho tiempo, pero no en esta Conferencia, sino en las relaciones internacionales. Un impasse que se deriva de que los soviéticos han invadido Afganistán e intensificado la represión en el interior de la URSS, violando así el Acta Final de Helsinki. No creo que exista algún problema en la reunión de Madrid que no esté relacionado directamente con ese impasse anterior. En Madrid estamos hablando, negociando, redactando sobre problemas concretos, y es un poco pronto para decir cómo va a evolucionar este proceso. Pero todavía no se ha llegado a un punto muerto definitivo y confiamos en que los soviéticos comprenderán que existe un sentimiento fuerte y unánime de todo Occidente, que les pide que actúen de forma más responsable.
P. ¿Qué balance hace de los trabajos realizados hasta ahora en la reunión de Madrid? ¿Se ha avanzado en el proceso de distensión desde la reunión de Belgrado?
R. La situación internacional es peor ahora que entonces. Yo no estuve en Belgrado y no quiero comparar aquella reunión con la de Madrid, pero puedo decir que Estados Unidos y Occidente en general estamos muy contentos con la forma en que se ha desarrollado esta Conferencia hasta el momento. Desde septiembre hasta noviembre, la reunión preparatoria produjo una agenda con la que estamos muy satisfechos. De acuerdo con esa agenda, y desde noviembre hasta las Navidades, pasamos revista al cumplimiento del Acta Final y demostramos, sin la menor duda, que los soviéticos no están atendiendo sus compromisos ni sus responsabilidades. Desde que regresamos aquí, a finales de enero, hemos tenido oportunidad de presentar gran número de propuestas. Hasta ahora , pues, estamos muy complacidos de la manera en que se ha desarrollado la reunión. Nosotros hemos aportado varias ideas, y los soviéticos también. Sólo ahora estamos comenzando a discutir a fondo esas diferencias.
P.La Unión Soviética parece dispuesta a aceptar la extensión de las medidas para el. aumento de la confianza (CBMs) a todo su territorio europeo. ¿Supone eso, en su opinión, un gesto positivo, y cuál será la respuesta norteamericana al mismo?
R. Nos parece estupendo que los soviéticos acepten la propuesta francesa de conferencia de desarme, si es que la aceptan, que aún no está claro. En caso de que así fuera, nos parecería un gesto positivo, pero hay un lenguaje condicional que no entendemos. Además hay otras condiciones en la propuesta francesa que deben ser también aceptadas, los criterios a seguir, o sea, que las CBMs sean significativas y no meramente cosméticas. Que sean verificables y que exista algún tipo de mecanismo que cree alguna obligación política vinculada a su cumplimiento. Porque tenemos muchos ejemplos ya de que los soviéticos aceptan las cosas en el texto y no en la práctica. Si la URSS acepta esas condiciones estaremos muy complacidos, porque la mayoría de los países miembros de esta Conferencia está a favor de la propuesta francesa.
P. ¿Va a fijar su Gobierno algún tipo de ultimátum o de plazo límite de tiempo para alcanzar un acuerdo con la URSS y los países del Este?
R. Hemos pedido una definición en muchas ocasiones y ahora estamos esperando. Varios países han hecho lo mismo que nosotros, preguntar a los soviéticos que quieren decir, no estamos sólos en esta postura porque nadie sabe de qué están hablando. Esto no es un ultimátum, la palabra ultimátum suena como si alguien estuviera siendo irrazonable. Nosotros ofrecemos hechos, no los ocultamos. No hemos hablado aún acerca del tiempo o de plazos. Todavía estamos negociando y no es momento de decidir sobre la fecha final.
P. La nueva política exterior de la Administración Reagan, en temas como El Salvador, Afganistán o Angola, ¿puede afectar al desarrollo de la Conferencia de Madrid?
R. La posición norteamericana ha sido la misma desde septiembre. No es la postura de un partido político, es la de Estados Unidos y, por lo que veo, la de Europa occidental también. ¿Cómo puede cualquier país sentirse seguro cuando ve a una gran potencia como la Unión Soviética enviar 90.000 o 100.000 hombres a otro país, a matar gente y a ocuparlo. Cualquier nación puede pensar que le va a ocurrir lo mismo, en violación de lo que los soviéticos prometieron no hacer en 1975.
Respecto a El Salvador, nuestro problema es el mismo. Estamos viendo a la URSS no sólo enviar sus tropas a Afganistán, sino enviar a El Salvador dinero, armas y municiones. Ciertamente que esto no nos gusta y vamos a tratar de impedirlo. Vemos en El Salvador una continuación del proceso de agresión del que Angola es también una parte. ¿Qué hacen en Angola los soldados cubanos con apoyo y con dinero soviético? Esclavizar a ese país. Eso no nos gusta y tratamos de decirlo.
P. ¿Qué piensa de la propuesta hecha por Leónidas Breznev de celebrar una entrevista en la cumbre con el presidente Reagan?
R. Hemos indicado en Washington nuestro deseo de sentarnos a hablar con los soviéticos, sobre todo los problemas importantes, en el momento apropiado. Personalmente, desconfío mucho de las propuestas de cumbres, que son propaganda. Cuando los soviéticos hacen algo agresivo para ganar influencia, o poder, o territorios, puede predecirse que en seguida van a hacer una ofensiva de paz, seguida por una convocatoria de cumbre o conferencia donde puedan digerir lo que se han comido. Hablamos y seguiremos hablando con ellos, pero sin que nos engañemos acerca de sus intenciones. Y yo juzgo sus intenciones por lo que hacen, no por su propaganda. Hablar cuesta barato.
P. ¿En qué situación se encuentra la propuesta de lucha antiterrorista presentada en la CSCE por España y respaldada por otros países?
R. Nosotros la apoyamos firmemente. El grupo de redacción creo que discutirá esta semana el tema del terrorismo, pero no puedo predecir si será aprobada o no. Los países de¡ Pacto de Varsovia y los soviéticos, especialmente, dicen que ellos separan el terrorismo de los movimientos de liberación nacional. Eso es ridículo. Si les gusta el terrorismo le llaman movimiento de liberación; si no les gusta, entonces dicen que están en contra del terrorismo. ¿Qué clase de postura es esa? No sé qué pasará esta semana, pero no creo que tenga sentido una resolución sobre el terrorismo que pueda traducirse a decir «estamos contra el terrorismo que no nos gusta, pero a favor del terrorismo que nos gusta ».
P. ¿Qué condiciones pone Estados Unidos para la celebración de una conferencia europea de desarme?
R. Hemos apoyado la propuesta francesa que convoca una reunión, después de la de Madrid, sobre los aspectos militares de la seguridad, y acudiremos a la misma si es aprobada la propuesta francesa. Esa es nuestra posición, queremos una conferencia seria y no un ejercicio de propaganda.
P. ¿Está vivo todavía el espíritu de Helsinki, el proceso de la distensión?
R. No en la manera en que fue considerado inicialmente. Si distensión significa algo, debe de ser una relación relajada. Los países deben confiar unos en otros y actuar de una manera responsable, algo que no se da hoy día. La distensión, no obstante, permanece como un objetivo.
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