México, Venezuela, Brasil y Argentina, pilares de la política latinoamericana de Reagan

La Administración Reagan está actuando con celeridad para mejorar sus relaciones con las dictaduras latinaomericanas, multiplicando las invitaciones a militares chilenos, brasileños, argentinos y bolivianos. Funcionarios del Departamento de Estado confirmaron que el teniente general Roberto Viola, designado por la Junta Militar argentina para asumir la presidencia del país a partir del 29 de marzo, viajará a Washington a mediados de mes.La visita de Viola tendrá lugar después de la del general Fernández Matthei, jefe del Esta do Mayor del Aire chileno y miembro de la Junta Militar presidida por Augusto Pinochet-, de la del general José Ferraz da Rocha presidente de la Junta brasileña de jefes de Estado Mayor, y de la del general Hugo Bánzer, ex presiden te de Bolivia que intenta ahora recuperar en su, país un cierto protagonismo político.El presidente Reagan ha envia do a las principales capitales lati naomericanas al general Vernon Walters, para explicar la firme de cisión de Estados Unidos de cortar de una vez por todas lapenetración comunista en Centroamérica, a través de Cuba y Nicaragua. La misión de Walters, ex dirigente de la CIA y buen conocedor de lo problemas en los países del Cono Sur latinoamericano, fue una misión paralela a la realizada en va rías capitales de Europa occidental por Lawrence Eagleburger, subse cretarlo de Estado para Asunto Europeos.

Pero el viaje de Walters tuvo también como objetivo explicar en directo a los aliados latinoamericanos, especialmente en Brasilia, Buenos Aires y Santiago de Chile, que la nueva Administración estadounidense quiere estrechar lazos con los dirigentes políticos, borrando la mala imagen suscitada nor el ex presidente Jimmy Carter.

Casi simultáneamente con la presencia del general Walters por tierras suramericanas, el Departamento de Estado y la Casa Blanca moderaban y pulían el lenguaje y los hechos en relación con las dictaduras militares de Argentina y Chile.

Cuando un periodista de la cadena de televisión CBS, el popular Walter Cronkite, preguntó al presidente Reagan, en el curso de una larga entrevista, su opinión sobre los 6.000 desaparecidos o detenidos en Argentina, el presidente eludió la respuesta, diciendo que aún no había analizado este asunto

Washington parece dispuesto a acabar con el clima tenso creado entre EE UU y Argentina, durante los cuatro años de Administración Carter. Este clima hizo incluso peligrar el mantenimiento de Buenos Aires como sólido aliado de Norteamérica, como demuestra la no participación de Argentina en el embargo sobre la venta de cereales a la URSS, impuesto por Carter para sancionar la invasión soviética de Afganistán.

Este embargo ha sido mantenido por el presidente Reagan, a pesar de sus promesas electorales de cancelarlo, formuladas para ganar votos de los campesinos norteamericanos durante el proceso electoral que le llevó triunfalmente a la Casa Blanca.

En relación con Chile, la Administración Reagan levantó recientemente las ligeras sanciones que Carter aplicaba contra Pinochet, ante la negativa de la Junta Militar chilena de conceder la extradición de tres personas implicadas en el asesinato del ex embajador de Salvador Allende en Washington, Orlando Letelier.

Pinochet puede contar de nuevo con el acceso a los créditos del Exim~Bank para financiar importaciones de origen norteamericano y alinear su flota en las maniobras conjuntas del Pacífico Sur, al lado de la navy norteamericana. Tales eran las sanciones impuestas por Carter, que hoy suprime Reagan.

Reticencias de Brasil

Las relaciones con el coloso brasileño también entran en una nueva era, aunque, de fuentes diplomáticas se confirma que el general Vernon Walters encontró menor entusiasmo en Brasilia que en Buenos Aires y Santiago, a la hora de obtener solidaridad con la estrategia de EE UU en El Salvador.

México, el país latinoamericano con mejores relaciones con Cuba, actual enemigo público número uno de la Administración Reagan. tampoco aplaudió la misión de Walters, a pesar del evidente interés que tiene López Portillo por mantener buenas relaciones con Reagan. Ambos jefes de Estado se entrevistarán a finales de mes en territorio mexicano.

Otro signo hacia los alia dos latinoamericanos que contribuirá a mejorar los vínculos es el nombramiento por el presidente Reagan del conservador Ernest Lefever al frente de la Oficina para los Derechos Humanos, creada en el Departamento de Estado, durante la Administración Carter.

En realidad, Washington aplicará su nueva filosofia de derechos humanos, basada en el principio de distinguir entre dictaduras y sistemas políticos estables, de acuerdo con los principios definidos por Jeanne Kirkpatrick, embajadora de Estados Unidos en la ONU.