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EE UU presentará pruebas a sus aliados de la intervención soviética en Centroamérica

Para justificar con pruebas las afirmaciones del presidente ltonald Reagan de que la URSS practica «acciones terroristas» en el mundo, una delegación del Departamento de Estado viajará posiblemente a varias capitales de Europa occidental en los próximos días, con documentos que certifican el apoyo soviético a las guerrillas en América Central.

El lenguaje duro utilizado entre Moscú y Washington, desde la llegada al poder del presidente Reagan, corre el riesgo de levantar ciertas críticas entre los aliados europeos. Así lo demuestran las primeras reacciones procedentes de Bonn. Para calmarlas, Washington desea tranquilizar a Europa occidental con pruebas.La nueva doctrina norteamericana pretende dejar muy claro ante Moscú -de ahí la escalada de acusaciones verbales- que la conclusión de todo nuevo acuerdo EE UU-URSS, ya sea en materia de limitación de armamentos, comercio o tecnología, estará supeditado a una limitación de las actividades soviéticas en el mundo.

EE UU desea resucitar el respeto del «acuerdo de buena conducta», firmado en 1972 entre las dos superpotencias, época en que la doctrina Kissinger logró convencer a Moscú de que el concepto de distensión iba vinculado a una moderación del expansionismo soviético.

Los republicanos interpretan hoy que, durante los cuatro años de Administración Carter, los soviéticos se han aprovechado de las debilidades de la Administración demócrata para ganar posiciones en varias zonas del globo.

Son los países centro americanos los que hoy preocupan con prioridad, en Washington. Son también los que «justificarían» las acusaciones de «acción terrorista» lanzadas contra Moscú. Un documento del Departamento de Estado publicado por el diario The New York Times podría constituir la base de las pruebas que Washington quiere mostrar a sus aliados europeos.

La guerrilla en El Salvador recibiría ayuda militar, vía Cuba y Nicaragua, procedente de la Unión Soviética, Bulgaria, Hungría, Checoslovaquia, Etiopía y Vietnam. Este último país aportaría armas de origen norteamericano, recuperadas por Vietnam del Norte tras la derrota de Estados Unidos en su apoyo a Vietnam del Sur.

EE UU parece totalmente dispuesto a convencer a la Unión Soviética que Latinoamérica es un coto norteamericano y que no está dispuesto a aceptar una «segunda Cuba» en el continente. Además del lenguaje general de «guerra fría» con la URSS, en el contexto

suramericano, Washington retrasa la renovación de la ayuda financiera a Nicaragua, decidida por la anterior Administración, incluido el envío de harina.

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