Todos nosotros
( ... ) El asesinato de José María Ryan, el último de una tristísima y absurda serie que se sucede en el País Vasco, es un poco el asesinato de todos nosotros, por la monstruosidad del hecho, por la sinrazón de sus asesinos. Por lo diabólico de sus argumentaciones, que intentan echar sobre otros la responsabilidad de los crímenes propios. Esa es la última de las iniquidades de los asesinos de ETA: la de la corrupción de las conciencias. En el largo comunicado que los asesinos de Ryan destínan al pueblo vasco intentan, con el cinismo más desvergonzado, desvirtuar su papel. ( ... )
Lamentablemente, se equivocan quienes creen que, con sus demenciales acciones, ETA está tocando fondo. Mientras mata con una mano, con otra está destrozando la conciencia crítica de un pueblo, está tergiversando sus valores, cegando su sensibilidad, confundiendo sus criterios. ETA no sólo mata a los que mueren, sino que de alguna manera mata a muchos que siguen viviendo y que son sus auténticos cómplices.
, 8 de febrero
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